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Investigadores patagónicos participaron en un hallazgo clave para pacientes con ACV

Investigadores del CONICET en El Calafate participaron de un hallazgo global vinculado a una mejor evolución clínica tras un accidente cerebrovascular.

En Argentina, el ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad. Según el Ministerio de Salud, se registran entre 100.000 y 126.000 casos al año.

En Argentina, el ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad. Según el Ministerio de Salud, se registran entre 100.000 y 126.000 casos al año.

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En una sala de investigación dentro del Hospital SAMIC de El Calafate, un grupo de científicos argentinos aportó su trabajo a una investigación que puede cambiar la forma en que se tratan los accidentes cerebrovasculares. Se trata de un hallazgo que conecta a la ciencia patagónica con un estudio internacional publicado en la revista Stroke.

Esto abre una puerta a posibles terapias personalizadas para mejorar la recuperación de quienes atraviesan un ACV.

Un hallazgo que empieza en los genes

El estudio analizó casi 800 historias clínicas de pacientes españoles que sufrieron un ACV entre los años 2000 y 2018. Para quienes sufren un accidente cerebrovascular, esa diferencia puede ser vital. La inflamación que se produce después del episodio puede agravar el daño neurológico. Si el cuerpo logra regularla mejor, el impacto podría ser menor. El equipo del CONICET en El Calafate formó parte de este hallazgo, aportando su mirada desde la Unidad de Conocimiento Traslacional Patagónica Hospitalaria (UCTHP).

El ACV es un problema que afecta a las salud de miles de personas Foto: Archivo
El ACV es un problema que afecta a la salud de miles de personas. Este hallazgo es muy importante para este tipo de accidente cebrovascular.

El ACV es un problema que afecta a la salud de miles de personas. Este hallazgo es muy importante para este tipo de accidente cebrovascular.

En Argentina, el ACV es una de las principales causas de muerte y discapacidad. Según el Ministerio de Salud, se registran entre 100.000 y 126.000 casos al año, y la mayoría son isquémicos, es decir, causados por una obstrucción en los vasos del cerebro. Muchos pacientes logran sobrevivir, pero las secuelas que deja el episodio pueden ser muy difíciles de revertir. Algunas personas pierden movilidad, otras sufren alteraciones del habla, de la memoria o de la autonomía.

Ciencia que nace lejos del centro, pero cerca de la gente

El Dr. David Bruque, uno de los profesionales que trabaja en el hospital de El Calafate y participó del estudio, explicó en diálogo con una radio de ese lugar que este trabajo es una muestra clara de cómo la ciencia también puede crecer y dar frutos en lugares alejados de las grandes ciudades. “Muchas veces se piensa que los grandes aportes solo vienen de laboratorios enormes o universidades de renombre, pero desde nuestro lugar también se puede sumar”, sostuvo.

El valor de esta participación va más allá del hallazgo puntual. Refuerza la idea de una ciencia federal, en la que los equipos del interior también forman parte del desarrollo de conocimientos que pueden mejorar vidas. Y demuestra, una vez más, que cuando hay compromiso, el impacto no entiende de geografías.

Tal vez, en el futuro, saber si una persona tiene esta variante del gen VNN2 permita tratarla mejor, más rápido y con más chances de que recupere su vida. Desde el corazón de la Patagonia, un grupo de investigadores dio un paso más en esa dirección. Un pequeño gen, una gran diferencia.