Aunque la altura de su recorrido pueda hacer creer que el nombre “Tren a las Nubes ”, como se denomina a la mítica formación que atraviesa bellas quebradas en Salta, se debe simplemente a que surca las cumbres andinas, la verdadera historia detrás de este apelativo es mucho más curiosa y pintoresca.
A comienzos de la década de 1960, dos estudiantes de la Universidad Nacional de Tucumán emprendieron un viaje en el tren internacional de pasajeros que unía Salta con Socompa. Su objetivo era filmar un documental a color que capturara la majestuosidad del altiplano y la monumental obra ferroviaria.
Durante el cruce del Viaducto La Polvorilla, uno de los puntos más altos y espectaculares del recorrido, el maquinista liberó una gran nube de vapor lateralmente. Debido a la baja temperatura y a la presión atmosférica propias de los más de 4.200 metros de altura, el vapor se condensó y quedó flotando en el aire, envolviendo al tren como si avanzara entre nubes reales.
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Aquella imagen quedó registrada en la película y, al ser proyectada, capturó la atención del periodista Emilio Petcoff, quien decidió bautizarla como “Tren a las Nubes”. El nombre fue tan evocador y sugerente que Ferrocarriles Argentinos lo adoptó oficialmente para su proyecto turístico. Con el tiempo, se transformó en un emblema de la provincia de Salta, en un ícono de la ingeniería ferroviaria argentina y en una de las experiencias más buscadas por viajeros de todo el mundo.
Cómo es la excursión del Tren a las Nubes
Hoy, más de seis décadas después de aquel momento fortuito, la excursión a la Puna Salteña y al Tren a las Nubes sigue conservando su mística.
La propuesta combina dos tramos bien diferenciados ya que la travesía puede comenzar en la ciudad de Salta con un trayecto previo en bus o en San Antonio de los Cobres, solo con el viaje en tren.
El primero, inicia atravesando la Ruta Nacional 51. Allí el autobús va realizando paradas estratégicas para tomar fotografías en paisajes y pueblos que parecen haberse detenido en el tiempo. El segundo, el tramo ferroviario, recorre uno de los trayectos más desafiantes y pintorescos de la precordillera andina, hasta llegar al famoso Viaducto La Polvorilla.
El día comienza muy temprano, con el check-in a las 6:15 de la mañana en la Estación de Trenes de Salta Capital. Desde allí, el bus se adentra en el valle, cruzando Campo Quijano, un pueblo con fuerte identidad ferroviaria que funciona como puerta de entrada a la puna y donde el pasajero puede disfrutar de una hermosa feria artesanal.
Más adelante se aprecia el Viaducto El Toro, una estructura imponente que es testimonio del esfuerzo constructivo de principios del siglo XX, donde se sugiere una ofrenda a la Pachamama.
El camino continúa entre formaciones geológicas únicas, como Yacoraite, con sus estratos de colores intensos, para llegar a El Alfarcito, donde la comunidad local recibe a los viajeros con un desayuno campestre y se puede conocer la historia de la comunidad, cómo se conformó y disfrutar de su bello paisaje.
En la subida, el recorrido se detiene en Santa Rosa de Tastil, donde se conservan ruinas arqueológicas que narran la historia de pueblos precolombinos que habitaron la región siglos antes de la llegada de los españoles. Las vistas panorámicas desde este punto son espectaculares, con montañas que parecen cambiar de color a medida que avanza el día. Este punto se puede disfrutar a la ida o a la vuelta del recorrido en bus.
Llegada a San Antonio de los Cobres
La siguiente parada es San Antonio de los Cobres, un pueblo de altura rodeado de paisajes desérticos y cumbres nevadas. Allí comienza el tramo más esperado: el viaje en el Tren a las Nubes. En el mirador previo a la llegada a la estación, un poblador espera a los pasajeros con dos llamas para sacarse una foto con ellas.
La formación avanza lentamente por la puna, trepando hasta los 4.220 metros sobre el nivel del mar. El punto culminante es el cruce del Viaducto La Polvorilla, una estructura metálica de 224 metros de largo que se eleva 63 metros sobre el lecho del río.
El silencio del altiplano, interrumpido sólo por el ruido del tren, y la sensación de estar suspendido sobre un vacío de nubes, convierten este momento en una experiencia inolvidable para cualquier viajero.
Allí, una feria de artesanías y puestos de tortillas rellenas esperan al turista. Una instancia más emotiva es subir hasta donde se encuentra un mástil con la bandera argentina, que gendarmes enarbolan mientras se entona el "Aurora" en lo alto del mirador del viaducto.
Ante el silencio del paisaje, la canción patria se entona con fervor y convencimiento. El momento es uno de los más memorables del viaje.
Una vez completado el trayecto ferroviario, el tren regresa a San Antonio de los Cobres, donde los pasajeros vuelven a abordar el bus para emprender el camino de regreso a Salta. El retorno permite disfrutar nuevamente de los paisajes y hacer una última parada para contemplar la luz del atardecer sobre la cordillera. La llegada a la ciudad está prevista entre las 19:00 y las 20:30, cerrando así una jornada intensa y plena de emociones.
Cuánto sale la excursión
En cuanto a las tarifas vigentes para el período julio a septiembre de 2025, el servicio combinado Bus–Tren–Bus tiene un costo de $187.500 para pasajeros extranjeros. Los residentes argentinos pagan $169.500 y los menores residentes, $128.500. Los jubilados argentinos acceden a una tarifa reducida de $141.000. En todos los casos, el valor incluye los traslados completos con el bus, desayuno y merienda, guías, asistencia médica, ceremonias culturales, seguridad, limpieza a bordo y la disponibilidad de vehículos de apoyo para contingencias.
En el caso de optar por el servicio solo de la travesía en tren, las tarifas son $128.500 para pasajeros extranjeros, $107.500 para residentes argentinos, $80.500 para menores, y $94.000 para jubilados.
El Tren a las Nubes es una experiencia sensorial, histórica y cultural que conecta al visitante con la inmensidad de la puna, la calidez de sus comunidades y la grandeza de una obra de ingeniería en uno de los rincones más altos y remotos del planeta.