¿Los argentinos vivimos la vida con la intensidad de un partido de fútbol?

El fútbol es más que un simple deporte; en Argentina es una pasión. No solo seguimos a nuestro equipo favorito y miramos los partidos, sino que también alentamos a la selección y nos juntamos a jugar. Sin darnos cuenta, el fútbol se cuela en las conversaciones cotidianas de los argentinos de manera natural. Lo usamos como referencia para explicar situaciones de la vida diaria, incluso cuando hablamos de cosas que no tienen relación directa con la cancha.
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Por ejemplo, la frase “Me explota la cabeza” no se usa en un sentido literal, sino como una forma metafórica de decir que alguien tiene un dolor muy fuerte o está abrumado.
“Normalmente asociamos las metáforas con la poesía o con expresiones complejas que requieren análisis para ser entendidas, pero en la vida diaria también las empleamos sin darnos cuenta”, explica Estefanía Martínez del Río, autora de "La vida es fútbol".
En ocasiones, la falta de conciencia sobre el uso de metáforas puede generar confusión. Muchas veces, alguien aclara que está hablando en sentido “literal” cuando, en realidad, sigue utilizando una figura del lenguaje. Un ejemplo de esto es la frase: “María es una tortuga, pero literal”. Evidentemente, María no es un reptil, sino que queremos remarcar su lentitud extrema. Para captar este significado, hay que conocer la relación entre las tortugas y la idea de que se mueven despacio. Quien no tenga esa referencia podría interpretar que estamos afirmando que María es realmente una tortuga.
Frases bien argentinas
Una de las expresiones más usadas es “pegar en el palo”. En el fútbol, significa que un disparo estuvo cerca de ser gol pero no entró. En la vida cotidiana, se aplica para referirse a una situación en la que estuvimos a punto de lograr un objetivo, pero no se concretó. Justamente, la palabra “gol” también representa un propósito alcanzado. En un partido, se busca que la pelota cruce la línea del arco rival; en la vida, intentamos cumplir metas.
Así, sin darnos cuenta, trasladamos al lenguaje situaciones del juego. Si necesitamos ayuda, decimos “tirame un centro”. Si alguien comete un error, le decimos “la tiraste afuera”. Cuando requerimos hacer una pausa y evaluar mejor una situación, usamos la frase “hay que parar la pelota”. Todo esto sucede porque el fútbol nos da herramientas de comunicación que resultan simples, efectivas y directas. “Puede que alguien no comprenda el concepto de offside en el reglamento del fútbol, pero seguramente entenderá lo que significa ‘quedaste en offside’ cuando se aplica a la vida diaria”, sostiene Martínez del Río.
La vida como un partido de fútbol
En el libro "La vida es fútbol", se presentan numerosas metáforas inspiradas en situaciones del juego que se trasladan a la vida cotidiana del protagonista, Marcos.
A lo largo de la historia, se narran distintos momentos de su vida y, en sus diálogos, aparecen comparaciones futbolísticas que permiten comprender mejor lo que le sucede. Además, se explica cómo serían estas expresiones si se interpretaran literalmente.
Otro motivo por el cual el fútbol está tan presente en nuestra forma de hablar es que sus elementos tienen gran potencial para generar imágenes mentales claras. Los arcos, la red, los palos y la pelota son fundamentales en el juego y también en la manera en que estructuramos ciertas frases.
Aunque a veces no la mencionemos directamente, la pelota está presente en múltiples expresiones: “parar la pelota”, “pasarse la pelota”, “tirarla afuera”, “la tiene atada”. Este elemento simboliza el movimiento, la acción, algo que podemos manejar o perder. En distintas situaciones, la pelota puede representar un problema, una oportunidad o incluso algo de lo que queremos deshacernos.
El fútbol, como cualquier disciplina competitiva, genera momentos de tensión. Pero hay una instancia particularmente angustiante: los penales. Para el equipo que patea y para el que defiende, es un momento de máxima presión. De ahí surge la expresión “estoy atajando todos los penales”, que usamos cuando sentimos que debemos resolver varias dificultades al mismo tiempo.
De alguna manera, los argentinos somos conscientes de que el fútbol nos permite comunicarnos con mayor facilidad. Es una herramienta que simplifica el mensaje y hace que el receptor lo entienda sin necesidad de grandes explicaciones. En definitiva, al hablar, buscamos eficacia y claridad. Y si no recurrimos al fútbol, tarde o temprano, alguien nos pedirá que lo hagamos.