A pesar de todo, la Argentina sigue siendo más barata que algunos países de la región
Mientras se habla de lo que se ha encarecido el costo de vida en nuestro país y aunque las comparaciones a veces son odiosas, vale la pena echar una mirada a las góndolas de países vecinos.
Muchas veces, la realidad cambia de acuerdo con el cristal con el que se la mire. La inflación del 211% que asfixia a los argentinos se percibe fundamentalmente en el precio de los alimentos, con salarios que corren detrás de los aumentos y hace cada vez más difícil la vida cotidiana de millones de ciudadanos.
Frente a ese escenario suele pensarse muchas veces que los precios de la Argentina son los más altos de la región, más allá de productos puntuales como los combustibles que siguen por debajo de lo que se paga en países limítrofes.
Esa presunción, incluso, anima la fantasía de muchas familias o de jóvenes de pensar en emigrar en busca de un contexto de mayor estabilidad económica con precios acordes a los salarios.
Esa ecuación, precisamente, la de los costos de vida en función de los ingresos, es el talón de Aquiles de una Argentina que no ha logrado controlar la inflación y en eso sí no sólo es la peor de la región, sino del mundo.
En el mapa regional, la situación de la Argentina contrasta brutalmente con la de sus socios del Mercosur y de Chile, que el año pasado ninguno superó un dígito de inflación. Así, en lo más alto de la curva se ubicó Uruguay con 5,11%, seguida por Brasil con el 4,62%, Chile con el 3,9%, Paraguay 3,7% y, en el último lugar, Bolivia con el 2,12%.
En la comparación con el resto del mundo, Argentina le ganó al Líbano la carrera por el primer puesto, según datos de Bloomberg. Mientras nuestro país cerró con 211,4%, el Líbano informó un 192% y Venezuela, un 190%.
Antes de la devaluación del 50% que aplicó Javier Milei en su llegada al gobierno, las filas de cientos de uruguayos, brasileños y paraguayos esperando cruzar la frontera argentina en busca de mejores precios en perfumería, productos no perecederos y combustibles, se habían convertido en una postal repetida. La Argentina estaba barata y había que aprovechar.

En los últimos meses, si bien las brechas de precios se achicaron, aún es posible ver a ciudadanos de países vecinos haciendo compras en locales y supermercados de Misiones, Formosa, Entre Ríos y Corrientes.
Últimamente, al analizar el contexto regional, muchas miradas se posan en el "milagro económico" de Paraguay que experimenta un crecimiento de la macroeconomía que, sin embargo, aún no llega a los bolsillos de la gente, según el análisis de diversos economistas de ese país.
Las góndolas paraguayas versus las argentinas
MDZ recorrió varios supermercados de Asunción en busca de comparar los precios con los de las góndolas argentinas de una decena de productos que conforman la canasta básica. El resultado, a valor de dólar blue, sorprende.
Por ejemplo, el kilo de azúcar que en la Argentina cuesta $ 1290 (US$ 1,10), en Paraguay se consigue casi al mismo precio, unos 8.350 guaraníes (Gs.), equivalente a US$ 1,15. Algo similar ocurre con la harina 000 que cuesta Gs. 4.800 (US$ 0,66) y en nuestro país se paga alrededor de US$ 0,52.
En productos como fideos secos la diferencia es, aunque mínima, a favor de Paraguay, ya que allí se consigue el paquete de 500 gramos de tirabuzones de marcas nacionales a Gs. 4.150 (US$ 0,57) contra los $ 1.000 (US$ 0,85) que cuestan, en promedio, en la Argentina.
En arroz, pan lactal y café instantáneo por ejemplo, la diferencia también favorece a los paraguayos. Mientras que un paquete de arroz de marca aquí se consigue por $ 2.800 (US$ 2,38), en los supermercados de Asunción hay variedad de marcas y calidades que no superan los US$ 0,88, unos Gs. 6400.
Sin embargo, productos como mayonesa marca Hellman's, leche entera, yerba mate, y aceites de girasol y oliva, resultan sustancialmente más baratos en la Argentina. Lo mismo ocurre con productos de perfumería como el shampoo marca Dove de 400 ml, que aquí se consigue a $ 3.500 (US$ 2,99) y en Paraguay cuesta Gs. 33100, US$ 4,25.
Un capítulo aparte merecen los precios de las carnes de vaca y de pollo. En esa comparación la Argentina es la indiscutida ganadora, porque con estándares de calidad similares, los precios están muy por debajo de los valores del país vecino. Por ejemplo, un kilo de carne picada especial que en cualquier carnicería argentina ronda los $4.300 (US$ 3,70), en Paraguay no baja de los Gs. 3900, equivalente a US$ 5,37. Lo mismo ocurre con el kilo de vacío, que en nuestro país llega a costar unos $5.800 (US$ 4,95) y en Paraguay U$S 5,38 (Gs. 39.100), o con el kilo de pollo fresco (pechuga) que se consigue a $4.199 (US$ 3,58) contra US$ 3,21, Gs. 23.300.
En síntesis, a pesar de la dispersión de precios que se encuentra en la Argentina y teniendo en cuenta que el salario mínimo en Paraguay es de GS. 2.680.000 (US$ 367) y aquí de $ 156 mil (US$ 152), la oferta de muchos productos en nuestro país es todavía muy conveniente en relación a lo que se paga apenas cruzando la frontera más cercana.

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