Cómo es vivir en un hogar esperando una familia que te adopte
En Mendoza hay 43 hogares en los que viven 900 chicos de hasta 18 años. Vida en comunidad, falta de individualidad, el rol de los cuidadores y el derechos de los niños y adolescentes a tener una famil
De lejos, casi adentro del sueño, se escucha su voz suave que se acerca diciendo su nombre. Una caricia en la mejilla acompaña al beso en la frente hasta que abre los ojos. “Querés té o leche hoy, hice las tostadas con formitas como a vos te gustan”, le dice. Suelta su muñeco preferido que lo acompaña todos las noches como un guardián. Hoy es su cumpleaños, sabe que vienen sus primos -seguro todos traen regalos- y podrán jugar hasta tarde. Abre los ojos y mira las estrellas que pegaron en el techo simulando la vía láctea, cuando sea grande quiere ser astronauta. “¡Leche con chocolate! ¡Te amo mami!”, dice y se levanta.
Una escena de la vida cotidiana para muchos niños, es casi un sueño imposible para casi 900 chicos mendocinos que viven en hogares. Se trata de niños y adolescentes que no pueden vivir con su familia de origen porque han sido víctimas de violencia, maltrato o abandono. En muchos casos, el paso por los hogares es transitorio pero en otros, los hogares se convierten en su casas hasta que cumplen los 18 años.
Lejos de la figura del orfanato -donde grandes pabellones que albergan decenas de camas-, el Gobierno de Mendoza busca que las residencias alternativas sean lo más parecidas a una familia. Los hogares son casas con habitaciones donde duermen 4 ó 5 chicos como máximo y las residencias están separadas por edades.
Los chicos van a la escuela cerca de la residencia y los cuidadores se encargan de cubrir todas las necesidades básicas. Festejan los cumpleaños, realizan actividades recreativas y extracurriculares. La idea es que lleven una vida normal dentro de las posibilidades. En esta instancia, la figura de los padrinos es fundamental porque son los encargados de hacer paseos y hasta de llevar a los chicos de vacaciones.
“Mis hijos aman a sus tías, así les dicen en el hogar a las encargadas. Sus madrinas también fueron muy importantes. Hasta el día de hoy tienen una relación muy linda. Ellas son parte de su historia”, explicó una mamá que adoptó tres hermanitos.
“No conozco casos de violencia o denuncias puntuales. Pero un niño tiene derecho a una familia. En el hogar todo es comunitario, todo es de todos. Hay horarios, reglas porque son muchos por cada casa. Les dan mucho amor pero no como una familia”, agregó.
Para Victoria, lo más complejo que viven los niños y adolescentes en los hogares está vinculado a sentirte parte de una familia y los derechos que eso conlleva como tener tu propia habitación, tus juguetes o darte un baño más largo.
“Tampoco tienen familia ampliada en los hogares. No hay abuelos, ni tíos, ni primos. No hay festejos familiares ni cumpleaños. Tener una familia que te cuide, te ampare y te de amor cambia todo”, dijo.
Otro de los aspectos complicados en las residencias alternativas es el acompañamiento escolar. Aunque hay casos de niños abanderados, la gran mayoría necesita apoyo escolar. La fórmula es simple, si en cada hogar viven alrededor de 20 chicos, es casi imposible para los cuidadores hacer las tareas con cada uno.
Más hogares
En Mendoza hay 43 hogares en los que viven 900 chicos. El viernes, el gobernador Alfredo Cornejo inauguró una nueva residencia alternativa en Rivadavia. En el discurso del 1 de Mayo el mandatario prometió 12 nuevos hogares y ya se abrieron cuatro. En los próximos meses inaugurarán uno más en Godoy Cruz, otro en Alvear y un tercero en Luján de Cuyo.
El nuevo hogar está preparado para que vivan 40 niños entre 5 y 9 años. Tiene 10 habitaciones, un comedor amplio, 1 baño individual para el personal y 3 baños para los chicos. También tiene un salón de usos múltiples con dos televisores LED de 43 pulgadas y una sala de estudio con mesas de trabajo y conexión eléctrica para instalar hasta 20 computadoras.
“No queremos que el Estado críe a estos niños, queremos que se críen en familias y, por eso, también estamos poniéndole mucho énfasis a la adopción y a llamar la atención de la sociedad sobre la necesidad de que estos chicos requieren una familia y no que estén institucionalizados hasta que cumplan la mayoría de edad”, dijo Alfredo Cornejo en la inauguración.
Una ley para agilizar los tiempos de adopción
El Ejecutivo provincial envió un proyecto de ley a la Legislatura que se aprobará el martes en el Senado y se espera que sea ley antes de fin de año porque hay acuerdo de todo el arco político. Aunque no es una reforma estructural del sistema, las modificaciones buscan acelerar los tiempos de adopción.
“Estamos trabajando los tres poderes en el tema adopción. Es un granito de arena pero todo ayuda. Lo más importante del proyecto es que saca la obligatoriedad de un patrocinio letrado. Hoy un juicio de adopción cuesta cerca de $2 millones y eso demora las adopciones”, explicó la senadora radical, Laura Sainz.
“Cuando una familia y un niño se vinculan pasa un lapso de unos 6 meses y ahí se pueden iniciar los papeles de adopción. Pero muchas veces todo se demora y ese tiempo el niño no tiene su DNI nuevo con el apellido de la familia que lo adopta entonces no lo pueden poner en la obra social o anotarlo en la escuela de su barrio. La ley busca darle más derechos a los chicos”, agregó la legisladora.
La ley también incorpora figuras nuevas como notificaciones por WhatsApp o mensaje de texto para acelerar los procesos de adopción y la obligación del Estado de hacer campañas sobre la temática para sensibilizar a la población.