Psicologia

Cómo controlar la ira (y no enojarse en el intento)

La ira es una emoción compuesta por un conjunto de sentimientos negativos, que puede conllevar a actos de violencia. Tanto los seres humanos como los animales sienten ira.

Carlos Gustavo Motta
Carlos Gustavo Motta sábado, 6 de enero de 2024 · 05:25 hs
Cómo controlar la ira (y no enojarse en el intento)
La vida está llena de frustraciones que pueden impedir lograr nuestros proyectos Foto: Gentileza: CGM

En este mundo violento que nos ha tocado vivir, la ira cotidiana resulta moneda corriente. En la calle, en el hogar, en el tránsito, en cada momento de un día, la queja se transforma en bronca, la bronca en frustración y no tarda en aparecer su elemento fraterno, la agresión. Frustración y agresión son hermanas. No hay una sin la otra.

¿Es posible controlar la ira?

El interrogante puede arrojar una respuesta afirmativa, pero a decir verdad, quienes afirman que en cualquier momento se les “explota la cabeza” o se “les suelta la chaveta” tienen una tendencia a la soledad. 

La vida está llena de frustraciones que pueden impedir lograr nuestros proyectos. Aprender a gestionarlas puede hacernos sentir un poco más felices y menos estresados.

¿Es posible controlar la ira?
Foto: MDZ.

Existen algunasde técnicas que se utilizan para calibrar el momento de ira

  1. Evitar los desencadenantes de la ira: existe un patrón en las cosas, una especie de molde que nos hace enojar. Debemos identificarlos y identificar cuáles se pueden evitar y cuáles no. Si lo hacemos, comenzaremos a reducir la frecuencia de su aparición.
  2. Pongamos una distancia a las provocaciones: es probable que no puedan evitarse los desencadenamientos de la ira, pero sí distanciarse de ellos. Dar un paseo para tranquilizarse es adecuado. Pero, ¿si estamos en el trabajo y no podemos hacerlo? En esos casos, podemos solicitar tiempo para pensar el tema ya que de este modo podemos evitar decir algo en “caliente” y podríamos lamentar más.
  3. Interrumpir la reacción de enojo: si no se puede cambiar lo que está ocurriendo, sí en cambio podemos observar la forma en que se reacciona frente a ello. La ira es un estado de excitación que no se experimenta si uno se encuentra relajado. El famoso “contar hasta diez” puede postergar una reacción hostil.
  4. Póngase en el lugar del otro: ¿qué ocurre si nos ponemos en el lugar del otro cuando decimos lo que decimos? Esta estrategia mejora la empatía buscando además algo que tengas en común con esa persona.
  5. Técnica de detención del pensamiento: se trata de una técnica de las terapias cognitivo conductuales que consiste en detectar que al producirse un estallido de ira, se debe interrumpir. Por eso cuando sienta que su enojo aumenta, puede interrumpirse la reacción que detenga la espiral de pensamientos.
  6. Usar el humor: la risa reemplaza la rabia. Reírse puede frenar la reacción de ira al proporcionar una liberación emocional de la tensión.

Se la utiliza como distractor puesto que si algo hace reír, hasta podemos olvidar por qué nos habíamos enojado en primer lugar.
Asimismo el problema de la ira y en lugar de la nuestra, es la de los demás.

La risa reemplaza la rabia. Foto: MDZ.

También brindo unos tips

  • Reconozcamos la emoción: demostremos a la otra persona que entendemos su enojo. Es probable que esto lo relaje y no necesite seguir mostrando la intensidad de sus sentimientos.
  • Mantengamos la voz baja y tranquila en todo momento: si respondemos gritando, sólo conseguimos aumentar su rabia y no se escucharán nuestros argumentos.
  • Sentarse: intentemos conseguir que la persona enojada se siente en algún lugar con nosotros. Resulta difícil enojarse en exceso si se está sentado. La gente tiende a levantarse en esos momentos de bronca por lo que esta variable puede contrarrestarlos.
  • Conciliemos: cuando se está muy enojado las personas tienen problemas para razonar. No habría que hacer preguntas en este momento sino comentarios de carácter conciliador como “lo entiendo” o “debe haber sido muy angustiante para vos”
  • Disculparse: si corresponde pedir disculpas es como pronunciar abracadabra para el mago. Resulta increíble lo que le cuesta a las personas saber pedir perdón.

Si nada de todo esto funciona, ni de un lado, ni del otro, podemos afirmar que no debemos permitir que otros ni nosotros mismos, amarguen un día. Si nos conocemos, podemos tener el control y nuestra autoestima aumentará (hay teorías que dicen que la ira es un problema de falta de confianza). Si utilizamos algo de todo esto, estaremos preparados para el éxito.

Será inevitable.

* Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.

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