Chacarita

Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño

En medio de la ciudad hay un cementerio que reúne misterio, historia, mitos y conflictos internacionales.

Gonzalo Barrera
Gonzalo Barrera lunes, 1 de mayo de 2023 · 07:02 hs
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
En el cementerio abundan las esculturas sobre las tumbas. Foto: Archivo
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
Dentro del cementerio hay mensajes en alemán que refieren a la cuestión religiosa de la comunidad alemana protestante. Foto: Archivo
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
Las imágenes religiosas varían entre cruces, recreaciónes de Cristo y ángeles. Foto: Archivo
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
Algunas tumbas destacan por sus esculturas monumentales. Foto: Archivo
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
El cementerio recibe a sus ingresantes con el espacio para los responsos. Foto: Archivo
Los secretos de un misterioso cementerio a metros de un punto neurálgico porteño
Principalmente, distinto al de Recoleta y Chacarita, el cementerio se caracteriza por una gran cantidad de tumbas tradicionales. Foto: Archivo
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La Ciudad de Buenos Aires guarda misterios, historias y mitos que enriquecen la cultura porteña en cada esquina, parque y edificio que da forma a una ciudad llena de romanticismo. Entre todos esos recovecos que sirven de reservorio de la historia, uno se erige bajo el velo del Cementerio de la Chacarita: el Cementerio Alemán.

El Cementerio de la Chacarita nació por la crisis funeraria que generó la epidemia de fiebre amarilla en Buenos Aires, así, se trasladaron los difuntos de distintos cementerios al nuevo parque que, en aquellos tiempos, se encontraba en una zona casi rural. Junto a él, hay otros dos cementerios que guardan sus historias, pero lo que destaca a ambos es su soledad, muy distinta al de Chacarita, que es una necrópolis con un ir y venir permanente de personas.

Dentro del cementerio hay mensajes en alemán que refieren a la cuestión religiosa de la comunidad alemana protestante.

Aunque transitada, la Avenida Elcano, entre los cementerios y el Ferrocarril Urquiza, luce apagada y vacía. Los ruidos de los autos son los únicos que rompen con el silencio y el tren parece lejano aunque pasa a menos de 50 metros. Escena que hace sentir que el que transita esa zona está alejada de todo, aunque está a unas cuadras de un polo del transporte porteño.

El cementerio recibe a sus ingresantes con el espacio para los responsos.

En ese extraño lugar aparece el Cementerio Alemán, un lugar algo ajeno a lo que lo rodea pero no tanto para una ciudad plagada de mixturas que se entrelazan para conformarla. Entre los muros que se alzan sobre la vereda, asoma el portal del "Deutscher Freidhof" (Cementerio Alemán, en su idioma original).

El origen de la necrópolis

Existe el mito popular de que el cementerio se creó para recibir los cuerpos de la víctimas del hundimiento del Admiral Graf Spee, un crucero alemán hundido por la Royal Navy británica en el Río de la Plata, a poco más de cuatro meses del inicio de la Segunda Guerra Mundial. Aquella batalla terminó con la vida de 36 tripulantes del buque alemán y muchos sobrevivientes se instalaron en Buenos Aires. De todos ellos, destaca el comandante Hans Langsdorff, que se suicidó poco después de la batalla, y otros cuatro tripulantes del barco: Johannes Eggers, Wolfgang Beyrich, Josef Schneider y Peter Kramen.

Las imágenes religiosas varían entre cruces, recreaciones de Cristo y ángeles.

El verdadero origen de este campo santo tiene más que ver con realidades religiosas que se vieron interferidas por la política internacional. En 1821 se abrió el primer cementerio para la comunidad protestante, la cual no era muy populosa pero buscaba un lugar propio para que descansen los restos de sus familiares y donde oficiar sus servicios de difuntos, ya que no los recibían en los cementerios oficiales por su condición herética.

En el cementerio abundan las esculturas sobre las tumbas.

Así fue que se unieron inmigrantes alemanes, ingleses y americanos se pusieron de acuerdo para construir su propio cementerio y evitar mayores conflictos con la reinante comunidad católica. Así construyeron su necrópolis, pero fueron expulsados en un par de oportunidades hasta que consiguieron que el Estado les otorgue una porción del nuevo Cementerio de la Chacarita. Allí, entonces, nació el "Cementerio de los Disidentes" en 1892.

La hermandad rota por la guerra

A pesar de aquella obra creada por el fruto del esfuerzo de una comunidad segregada en la Argentina católica, los inmigrantes protestantes luego se enfrentaron y crearon el Cementerio Alemán y el Cementerio Británico en 1915, uno junto al otro. Aquel año, con motivo de la Primera Guerra Mundial que enfrentó a ambas naciones, acordaron la construcción de un muro que separe a los alemanes y británicos hasta la eternidad. Así, los alemanes construyeron su acceso con la contratación del arquitecto húngaro Johannes Kronfuss y esa comunidad protestante optó por separarse en su cementerio en Argentina, como lo hacía la guerra en el Viejo Continente.

Algunas tumbas destacan por sus esculturas monumentales.

El tiempo pasó y ambos cementerios hicieron su camino por separado, con un muro que los separó por un siglo, hasta que las dos colectividades resolvieron dar un paso adelante. Aunque el dolor y los homenajes por los caídos se renuevan cada año en su "madre patria", la comunidad alemana y la comunidad inglesa resolvieron derribar el muro para conmemorar los cien años del fin de la Primera Guerra Mundial, cerrando una era y, aunque aún separados en el "Alemán" y el "Británico", ya no los separa ese monumento a la discordia que habían construido.

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