Opinión

A tres años del inicio de la pandemia: ¿cómo estamos?

Y sí, pasaron tres años de aquel 20 de marzo del 2020, el día que el mundo pareció detenerse, la incertidumbre nos envolvió sin poder darnos tiempo a procesar lo que estaba ocurriendo. La licenciada Andrea Saporiti pone bajo la lupa todo ese tiempo de encierro.

Andrea Saporiti lunes, 27 de marzo de 2023 · 15:00 hs
A tres años del inicio de la pandemia: ¿cómo estamos?
El costo emocional muy alto. Foto: Gentileza: El Periódico.

La angustia y el miedo fueron las emociones y los sentimientos que cobraron protagonismo. El tiempo fue pasando, cambiando hábitos, costumbres. El nivel de adaptación que vivimos superó cualquier aprendizaje veloz. El dolor nos atravesó en todas sus formas. Las pérdidas, en todo sentido fueron incontables. El duelo se instaló y cada uno fue transitando ese tiempo con los recursos que podía. No fue gratis. El costo emocional muy alto. Y hoy a tres años pareciera que fue algo que sucedió en otro tiempo y dimensión. Vivimos realmente un trauma, del cual poco se habla.

Y las secuelas siguen apareciendo. El trauma psíquico se produce cuando un acontecimiento supera la capacidad del ser humano de afrontar dicha situación. Los mecanismos primarios de lucha o huida no funcionan y el organismo queda expuesto a una situación que “rompe la homeostasis de la persona”. Ante esta situación los niveles de estrés y ansiedad aumentan. Durante el tiempo de la pandemia el miedo, llegó a extremos inimaginables perdiendo en muchos casos la capacidad de reflexionar ante las situaciones.

El dolor nos atravesó en todas sus formas.
Foto: Debate.

Hoy, a tres años de esta experiencia, se observa ciertas resistencias a comprender que el mundo cambió, pareciera que hay cierta tendencia a querer que las cosas vuelvan a ser como las conocíamos. Y esta fuerza genera un desgaste interno muy
grande.  El cansancio físico y emocional es la frase que más se repite y no es casual. La humanidad esta transitando un duelo y necesitamos tiempo para reacomodarnos y aprender a vivir con aquello que ya no volverá.

Ese “tiempo” es el de cada uno, para mirar hacia adentro y observar que fue lo que nos pasó, que aprendimos, y como convivimos con una de las experiencias más fuertes de la historia. Es importante que nos demos ese espacio y tiempo para la reflexión, animarnos a transitar el dolor es comprender que la vida es un continuo movimiento y que la vida sigue teniendo esa fuerza vital que nos permite ir encontrando el propio sentido. Quizá entre todos podamos ir tomando consciencia del rumbo que queremos darle al nuevo paradigma que se está gestando. Todos somos parte.

* Lic. Andrea Saporiti MN: 20.297, Magister en Matrimonio y Familia.
@andysaporiti
www.andreasaporiti.com

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