Arte & guerra

Gotcha Gaios, su mundo y la angustia de un futuro incierto

Cuando visito a Gotcha Gaios, para ver su vasta producción artística, es inocultable su preocupación y angustia por una suerte de paramnesia que la guerra de Ucrania le provoca. Nacido en Georgia, bello país de Europa del Este, sabe que significa la invasión de Rusia: su país la vivió en 2008.

María Teresa Andrés
María Teresa Andrés domingo, 10 de abril de 2022 · 07:47 hs
Gotcha Gaios, su mundo y la angustia de un futuro incierto

El aturdimiento que provoca esta nueva guerra se hace presente enseguida en nuestro encuentro, después de no vernos durante dos años de pandemia, Gotcha Gaios me muestra una investigación suya que llevó ocho meses de arduo trabajo y tiene el nombre de “Nueva Europa”. Cuatrocientas páginas escritas en 1997 en la Fundación de Relaciones Internacionales (FUNREI). Un análisis preciso y medular que, al leerlo ahora, se convierte casi en una trágica predicción

Muy cortés y de perfil bajo, con un “gracias” siempre a flor de labios para su interlocutor, Gotcha Gaios es poseedor de una sólida formación académica: conocedor de varios idiomas, Ingresó a los 16 años en la Facultad de Filología, Lingüística y Letras de la Universidad de Tbilisi, capital de Georgia, donde se graduó. Luego viajó a Polonia y estudió en la Universidad de Varsovia, hasta doctorarse en Ciencias Humanísticas. Un mes después de recibir su doctorado vino a la Argentina. Desde entonces lleva casi 27 años de permanencia en nuestro país. A los dos años de vivir aquí consideró un deber cívico, ser ciudadano argentino por adopción. 

Obra conceptual de una serie de 10

Comienzos difíciles, apego al trabajo, y continuos viajes por el mundo

-¿Cómo fueron tus comienzos en Argentina?

-Como todo inmigrante, fueron tiempos difíciles. Una querida amiga argentina, doctora en ciencias políticas, también de la Universidad de Varsovia, fue la que encarriló mis primeros pasos en este suelo. Tuve aquí una gran ayuda de parte de una bondadosa familia de origen georgiano. Trabajé mucho y me fui vinculando con los círculos literarios y artísticos. En una ocasión, en la casa de Delfina Mitre, conocí a un académico a través del cual llegué a relacionarme con Alicia Goldblum de Giangrande (Yadwiga).Comencé a frecuentar semanalmente las reuniones, que por las tardes realizaba, a las que concurrían muchísimos exponentes de la cultura de ese tiempo. Era una artista reconocida aquí, de una gran generosidad, que vivía ayudando a los demás. Era de muy bajo perfil y  yo adoraba eso, me fascinaba esa forma de ser. Trabamos una gran amistad, era polaca había escapado en circunstancias horrendas del nazismo y  del bombardeo a Varsovia cuando era muy joven. Conversábamos mucho en polaco por haber yo vivido y estudiado seis años en Polonia. 

-Tu faceta de artista era totalmente desconocida ¿Cuándo comienza tu carrera artística?

-Impulsado por Yadwiga y bajo su influencia, comencé a tomar clases. Ella falleció en 1999, siempre mantuvo el fervor por el arte. Recuerdo que ya tenía sus dedos muy débiles, entonces yo recortaba los papeles que ella luego utilizaba para seguir haciendo su trabajo de collage. En su casa, entre otros, conocí a Juan Eichler, reconocido pintor y dibujante también oriundo de Polonia. Era un ser muy particular que por un lado despertaba fascinación y por otro lado también te sembraba muchas dudas sobre lo que debías hacer. En la primera clase debí presentarle unos doce bosquejos que yo pensé que él elogiaría, convicción que se esfumó con la misma rapidez con que todos terminaron en la basura. Él me dijo: “¡Es una basura!”, imagínate era la primera clase... ¡Es muy fuerte! Yo había utilizado mucho el negro y el rechazaba de plano ese color. Para mí la interpretación de tal actitud tiene que ver con un período de su historia. Él se escapó a través de las estepas de Asia central después de que fuera deportado a Siberia. En esa odisea llegó a Persia antes que a Palestina, que todavía se encontraba bajo el dominio británico. Allí se relacionó con todos esos paisajes muy coloridos y por eso el color significaba mucho para él, en su comprensión y complejidad. A pesar de esto, más tarde me reconocería que se había enamorado del negro a través de mis trabajos. Fue para mí un profesor más allá de la pintura. Con el manteníamos conversaciones sobre literatura, recuerdo el especial análisis sobre el escritor polaco Witold Gombrowicz. Le gustaba mucho la poesía. Después de las clases de pintura íbamos a escuchar los cantos en la Catedral. 

La noche cíclica

-Pero él no fue tu único maestro... 

-También estudié con el destacado Víctor Chab, donde desarrollé la línea surrealista del arte. Con Alicia Díaz Rinaldi, reconocida grabadora, estudié artes gráficas.

-¿El arte está relacionado también con el hecho de ser un asiduo viajero?

-En parte sí, siempre recorro caminos del mundo en los que pueda encontrarme con el arte o con aquellas raras ediciones de libros que hacen a mi trabajo como artista, editor o coleccionista.

De la serie Caos

Sus obras, exposiciones y ediciones únicas 

Gotcha es habitado por textos literarios. Estos son siempre el soporte de la gran mayoría de sus obras. Los fragmenta y vuelve a darles vida componiendo en su mayoría collages de carácter conceptual. Muchos de ellos son intervenidos luego pictóricamente. Adentrándonos en su trabajo creativo se puede ir viendo, como va sumando elementos con total libertad a medida que su creatividad avanza en el tiempo, dando lugar a obras inesperadas que se apartan de “lo establecido” dentro del lenguaje plástico, pero sin perder la unidad e identidad que le son propias. Su gran fascinación por el papel hace que este esté siempre presente, ya sea como soporte o como protagonista. Hay que destacar que estas obras no las realiza únicamente en un plano sino que también se vuelven espaciales, creando notables obras de papel en tres dimensiones. 

Cuenta con innumerables series compuestas por gran cantidad de obras cada una, Como “Caras”, “Caos” o “Visión” entre muchas otras. En septiembre de 2019, Gotcha estuvo exponiendo en Ticino (Suiza), en el espacio “Art on paper” junto a la reconocida artista plástica argentina Gabriela Aberastury. Muestra que llevó por  título “Testi Immaginari” (pintura, diseño y grafica). En la ocasión se pudieron ver dos series de collages: “Testi da decodificare” y “Collages conceptuales”. También una original pieza difícil de catalogar, que ubicaríamos entre una instalación y un montaje,  cuyo título es “Homenaje al Conde de Lautréamont”. 

Homenaje al Conde de Lautréamont

Conociendo a la perfección nuestra historia, arte y cultura, es un coleccionista de textos originales de escritores destacados, por ejemplo de Borges, me muestra originales del mismo donde sorprende su minúscula y prolija caligrafía.

Cabe resaltar que una de sus pasiones siempre fue la de realizar, con sello editorial propio, ediciones únicas. Consistía en convocar a artistas plásticos reconocidos para que intervinieran textos, como por ejemplo, de Alejandra Pizarnik, Jacobo Fijman, Oliverio Girondo entre otros tantos. 

Manifiesto Dadaísta, detalle de obra expuesta en Georgia

Casi seguidamente a su exposición en Suiza, expone en la Biblioteca Nacional del Parlamento de Georgia, siendo esta última una muestra individual.

-¿Cómo fue la exposición en Georgia, qué presentaste? 

-Mayormente eran las ediciones únicas artísticas de los vanguardistas  del futurismo y el simbolismo georgiano de los años 20 y 30. La edición comprendía por un lado la transcripción del texto artísticamente y, por otro lado, la ilustración del mismo utilizando diferentes tipos de papel, desde el artesanal hasta el papel japonés; haciendo unos montajes en forma de cintas continuas. De por sí el alfabeto georgiano, uno de los más antiguos, juega un plus dentro de la estética de la obra. 

-¿Cómo fue la visita de la  Presidenta de Georgia Salomé Zourabichvili en la inauguración de tu muestra?

-Fue un gran honor para mí que ella asistiese a la inauguración y a su vez mantuviera una linda conversación sobre el arte durante cuarenta minutos recorriendo la exposición conmigo. 

Gotcha Gaios con Salomé Zourabichvili Presidenta de Georgia

-Ella nació en París...

-Sí, es una mujer formada en la diplomacia francesa, con 30 años en el servicio exterior en Francia. Descendiente de los inmigrantes que huyeron a Georgia después de la invasión a de las tropas soviéticas en 1921. Valoro y agradezco ese gesto de ella, fue un momento inolvidable para mí.

-¿Tuviste una gran cobertura mediática, no es así? 

-Sí, he tenido innumerables entrevistas ya sea en radio y televisión como así también en los medios gráficos más importantes de Georgia. Para ellos, asimismo como para mí, esto significaba mucho: que en un país tan lejano como es Argentina un georgiano hiciese una labor de esa envergadura. Todas las obras expuestas fueron donadas a la biblioteca nacional del parlamento. 

-¿Qué hiciste durante la pandemia, que te sorprendió casi de inmediato al regresar a Argentina?

-La pandemia nos limitó a todos en nuestros planes, pero el año pasado la Embajada de Georgia organizó una muestra virtual. Gesto muy gratificante para mí fue que la sede diplomática de mi país natal albergase mi obra de distintos períodos.

El alma llorando

-¿Y cómo será el futuro?

-¿Futuro? ¡Mejor que el día de mañana se preocupe de sí mismo!

-¿En serio? ¿Ningún plan?

-A lo mejor una exposición en un futuro cercano y tal vez la vuelta al viejo continente.

La nota está llegando a su fin, dejo atrás a un hombre que ama los pájaros, se deleita con Mozart y Chopin, le encanta Bergman, adora a Borges, y sueña en un idioma abstracto. Coincidimos en cuanto nos hizo llorar de niños “Happy prince” de Oscar Wilde. Pero las tazas de té se vacían y la tarde da lugar a la noche, es hora de irme. 

El volcán de los recuerdos

 

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