Salud

Claves para eliminar el estigma de la obesidad

En Argentina, 6 de cada 10 adultos tienen sobrepeso y una de cada 4 personas padece obesidad. La clave, para los especialistas es que esta sea definida como enfermedad. Sólo eso permitirá un cambio en el discurso y un tratamiento adecuado.

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MDZ Sociedad viernes, 4 de marzo de 2022 · 14:30 hs
Claves para eliminar el estigma de la obesidad

"La obesidad no es simplemente una consecuencia inevitable de una sociedad cada vez más sedentaria y con malas elecciones alimentarias; es una condición de la vida moderna pero que se podría atenuar, generando un gran beneficio tanto para la salud individual como colectiva", sentencia María Laura Oliva, docente en la licenciatura de Nutrición de la Facultad de Ciencias Biomédicas, Universidad Austral

Su mirada es la que predomina en el ámbito médico: definir la obesidad como una enfermedad es el punto de partida para un buen tratamiento. Susana Gutt, coordinadora de la Maestría en Factores de Riesgo Cardiovascular, Diabetes y Enfermedad Vascular del Instituto Universitario del Hospital Italiano de Buenos Aires, detalla los tres criterios que marca la Asociación Médica Americana refiere que se considera enfermedad a toda situación de salud que cumpla estos 3 criterios:

  • Que impida el normal funcionamiento de algún área del organismo. "La obesidad altera la regulación del apetito y del balance energético, del metabolismo de las grasas y azucares (dislipidemia y diabetes), aumento de la presión arterial, apnea del sueño y ronquidos, enfermedad por hígado graso metabólico", explica la especialista. 
  • Que tenga signos y síntomas. Gutt enumera síntomas asociados al aumento de grasa corporal: dolor articular, inmovilidad, apnea del sueño
  • Que produzca daño o morbilidad. "La obesidad es la raíz de muchas enfermedades", señala Gutt y refiriéndose a diabetes tipo 2, enfermedad cardiovascular, algunos cánceres -útero, mama, próstata, ovario, colon-, osteoporosis, síndrome de ovario poliquístico, litiasis biliar; entre otras. 

Oliva insiste en que "definir la obesidad como una enfermedad es el punto de partida para tratarla, entenderla y prevenirla, ya que aumenta la responsabilidad del estado y la sociedad para aplicar intervenciones y promover una salud óptima". Se concentra en el lugar de la prevención y llama la atención sobre la complejidad que tiene al ser "desencadenada por causas interrelacionadas". Explica que estas van "desde la genética hasta los sistemas alimentarios disfuncionales".

A pesar de que los profesionales tratan la obesidad como una enfermedad, "la mayor parte del discurso público actual es simplista, se centra en el mantra 'come menos, muévete más' y culpa únicamente al individuo", dice. Y hace referencia a un efecto secundario que sufren las personas con obesidad: el estigma que se manifiesta en "actos discriminatorios e ideológicos debido a su peso y tamaño. Las creencias e ideologías estigmatizantes pueden dar lugar a actos estigmatizantes. Entender a la obesidad como una enfermedad puede cambiar el discurso público sobre la culpa del enfermo y las percepciones en los profesionales de la salud, fomentando una mayor empatía con los pacientes", sentencia. 

Oliva manifiesta su preocupación porque este discurso no sólo de ve en los medios o las campañas de productos para adelgazar sino también en campañas de salud pública "que se enfocan únicamente en el esfuerzo por los cambios de comportamiento". Gutt, por su parte, detalla que "cuando la medicina no comprendía porqué algunas personas acumulan más energía que otras, los genes y la epigenética influyen y que el medioambiente obesogénico -especialmente la industrialización y procesamiento de los alimentos y el sedentarismo que trajo la vida moderna en el siglo XX- se consideró que el paciente no 'cumplía' con las indicaciones por 'no tener voluntad de hacerlo'". 

"Consideramos que una persona por su sobrepeso es diferente a nosotros y por ende no la aceptamos. Estas actitudes, creencias, y suposiciones negativas hacia estas personas se manifiestan como estereotipos negativos o prejuicios (en imágenes o lenguaje) que pueden excluir y marginar a quienes las padecen", dice Gutt y explica cómo se asocia "ser gordo a ser feo, tonto, vago, desalineado, cansado..."

Sin embargo, acota que "aceptar la obesidad no es recomendable, pero tener una actitud proactiva para mejorar nuestra composición corporal y disminuir la grasa es lo recomendable: no se trata de una cuestión de peso sino que es una cuestión de grasa, localizada a nivel centroabdominal que condiciona un riesgo para la salud", detalla. 

En Argentina, según la Encuesta Nacional de Factores de Riesgo realizada en 2019, una de cada cuatro personas padece obesidad en nuestro país. "Para guiar a las personas que la padecen y modificar estas cifras alarmantes, debemos enfatizar en aquellas políticas que abordan los determinantes comerciales de la salud. Algunas estrategias recomendadas a nivel mundial aconsejan priorizar las medidas regulatorias y fiscales basadas en la población, que incluyen: restricciones de la comercialización de alimentos y bebidas dirigida a niños, impuestos a las bebidas azucaradas, etiquetado frontal del paquete, limitar el tamaño de la porción y el paquete y acceso a un espacio seguro para la actividad física", explica. 

Conductas para prevenir la obesidad

Susana Gutt señala algunas conductas que ayudan a prevenir o tratar la obesidad. En primer lugar enfatiza la importancia de evitar el sedentarismo. Llama a "aumentar el movimiento, la actividad física y, si podemos, hacer algún deporte". Además, comparte algunos tips para una alimentación más saludable: 

  1. Fraccionar la ingesta alimentaria en 4 comidas diarias (desayuno, almuerzo, merienda y cena) y entre comidas a media mañana y media tarde favorece comer porciones de menor tamaño ya que no llegamos con tanto apetito a la siguiente ingesta.
  2. Para cubrir las recomendaciones de calcio diario debemos consumir lácteos descremados diariamente (leche, yogurt, quesos) en una cantidad de 3 porciones diarias: 2 tazas de leche o yogurt y 100 g de queso.
  3. Para cubrir las recomendaciones de proteínas de origen animal debemos consumir carnes diariamente. Es conveniente seleccionar cortes de carne magros (menos grasas) en el caso de la carne vacuna: lomo, cuadril, nalga, peceto. Carne de ave: pollo sin piel. En el caso de los pescados elegir pescados de alto tenor graso de mar como el salmón, atún, sardina, jurel ya que contienen grasas saludables y en relación a la proteína pescados magros como lenguado, merluza, pez ángel, brótola. 
  4. Debemos consumir hasta 3 huevos semanales solos o en preparaciones.
  5. Es saludable consumir frutas y verduras variando el tipo y color hasta 5 porciones diarias, nos proveen las vitaminas, minerales y fibra necesaria.
  6. La alimentación saludable contempla la ingesta de cereales como la cebada, centeno, el trigo, arroz y maíz así como las preparaciones  como panes, pastas, harinas, féculas. Debemos preferir los  integrales.
  7. Al utilizar cuerpos grasos, preferir aceites vegetales de oliva, canola, soja, girasol, maíz, uva. Si los reemplaza por salsas hacerlo con poca frecuencia.
  8. Incorporar diariamente una porción pequeña de frutas secas (almendras, nueces, avellanas) y semillas (chía, lino, girasol, sésamo) 
  9. Consumir suficiente cantidad de líquidos al día, tener en cuenta si la temperatura ambiente es elevada de cubrir las necesidades diarias.
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