Psicología

¡Hola! ¡Hola! ¡Hola!: todas las connotaciones de un simple saludo

Hola es una interjección utilizada como saludo familiar y cotidiano. También se lo utiliza para denotar extrañeza, placentera o desagradable.

Carlos Gustavo Motta
Carlos Gustavo Motta sábado, 26 de noviembre de 2022 · 07:11 hs
¡Hola! ¡Hola! ¡Hola!: todas las connotaciones de un simple saludo

Nos remite a más significados y diversas connotaciones que el escritor argentino Martín Kohan, publica en su último libro con este nombre entre signos de interrogación editado por Godot (¿Hola? Un réquiem para el teléfono, 2022, Ediciones Godot). El hola del teléfono se sumó al del móvil que a la vez se transformó en apéndice imprescindible del ser humano de carácter y un modo de
comunicación contemporáneo. Kohan afirma que el dato principal es que las conversaciones telefónicas empiezan ritualmente así, diciendo ¿Hola?, deteniéndose antes que nada en el propio canal de la comunicación, constatando una y otra vez, antes de
empezar, que la conversación efectivamente se lleva a cabo y anda perfectamente bien.

El teléfono de línea es un objeto caído que se encuentra en desuso. La mutación es al celular que ha dejado de cumplir esa única función para ser un dispositivo que sirve para muchas otras cosas: sacar fotos (fundamental); selfies (imprescindibles!!!); audios; música; filmar; navegar por internet y consultar al Dr. Google de modo indiscriminado; simplemente verlo y tenerlo al lado de uno; conocer gente para relacionarse, vincularse o hablar de amor sin llegar a conocer al otro/a.; jugar; etc. Del saludo telefónico podemos ocuparnos a los aspectos relacionados con el comportamiento social que no resultan para nada triviales. Cruzarse en la calle con alguien o intercambiar unas palabras con amigos parecen actividades menores, incluso carentes de interés. Cosas que cotidianamente realizamos.

Martín Kohan, escritor y docente.

Sin embargo, el estudio de estas formas de interacción social aparentemente insignificantes, resultan de importancia para la psicología y lejos de carecer de interés, constituyen un área importante de investigación donde se verifican
tres niveles:

1.- Las rutinas cotidianas con constantes interacciones hacia los demás, estructuran y conforman lo que hacemos. Al estudiarlas aprendemos mucho de nosotros y de la propia vida social. Nuestras vivencias están organizadas en torno a pautas de comportamiento parecidas día tras día. Por ejemplo, lo que hicimos ayer: es probable que nos levantemos a la misma hora, que hagamos el mismo trayecto de casi todos los días, regresemos a casa y puede que salgamos por la noche. Las rutinas no son idénticas pero establecemos una serie de hábitos regulares.

2.- El estudio de la vida cotidiana revela de qué manera actuamos los seres humanos de forma creativa para conformar la realidad. Roles, normas, expectativas compartidas, las personas perciben la realidad de forma diferente según su procedencia, intereses y motivaciones. La realidad no es fija ni estática y la crean las interacciones humanas

3.- El estudio de las relaciones con los otros en la vida cotidiana arroja luz sobre instituciones y sistemas sociales amplios. De hecho, todos los estilos vivenciales dependen de pautas donde también se estudian signos no verbales como la expresión facial y corporal. El lenguaje comunica a los demás lo que queremos dar a entender. Apretón de manos, abrazos, besos en la mejilla, beso en la mano. Varían de cultura en cultura. Y van más allá del típico hola. Del hola telefónico a la comunicación digital y sobre todo de un trayecto del cual somos responsables de elegir los signos de exclamación o interrogación (o el que elijamos) que cada situación nos tenga de protagonistas.

* Carlos Gustavo Motta es psicoanalista y cineasta.

Archivado en