Cómo funciona el comedor vegano donde familias de barrios vulnerables pueden cultivar sus propios alimentos
Activistas veganos producen hortalizas y ayudan a garantizar la alimentación del Comedor Los Panchitos. Armaron una huerta orgánica que cultivan con las familias las hortalizas para el comedor vegano. En el lugar funciona también una compostera comunitaria.
“Durante la cuarentena estricta del año pasado no podíamos salir a repartir viandas veganas a personas en situación de calle, por lo que empezamos a buscar comedores que preparaban ollas de comida” cuenta Jimena Zamora, coordinadora de Health Save Argentina y una de las impulsoras del comedor vegano que se inauguró este mes en Florencio Varela (Buenos Aires). En ese tiempo conoció a Claudia Dimuro, fundadora del Comedor los Panchitos, compartió con ella los valores de la organización y le ofreció la opción de preparar una olla vegana.
Finalmente, el 1º de julio hicieron realidad ese sueño. Climate Save Argentina, junto a Health Save Argentina y Proyecto Cultivarte crearon la primera construcción de huertas y composteras en comedores populares. La misma se encuentra en el Comedor los Panchitos y cuenta con una huerta que provee alimentos al comedor vegano y una compostera nutre la tierra.
Una vez por mes el comedor repartía 350 porciones a familias numerosas. Sin embargo, al no contar con alimentos frescos, no podían realizar la actividad ya que las donaciones más frecuentes son de productos secos como fideos, arroz y polenta. Fue entonces que sumaron la entrega de bolsones de frutas y verduras agroecológicas. Fue el primer paso en la transformación hacia una nueva forma de vida y alimentación.
En sucesivas charlas con los vecinos notaron que era posible sostener otro proyecto: construir una huerta donde cosecharan sus propios alimentos. “Desde nuestros principios éticos con el veganismo y nuestra idea de ayudar desde la salud, agregamos estos alimentos para evitar platos desequilibrados con solo carbohidratos” sostiene Zamora.
“El comedor vegano está en la casa de una de las familias y la huerta en el espacio de otra. Es realmente un proyecto colaborativo en comunidad” explica el coordinador. No solo se busca proveer comida saludable y sustentable a todos los integrantes del comedor vegano, sino que puedan ver el fruto de su trabajo, además aprender a comer sano. Es una forma de educar sobre el cuidado del medio ambiente y garantizar un plato de comida a todas las familias.
“Es una apuesta a construir soberanía y seguridad alimentarías libres de crueldad y basadas en plantas” asegura Martin Vainstein, coordinador nacional de Climate Save Argentina. "Se enseña a las personas como producir su propia comida, la importancia de la calidad de los alimentos que se ingieren y su capacidad de obtener independencia económica, mostrándoles que una dieta a base de plantas es posible" agrega.
La huerta orgánica que se construyó junto a las familias tiene 10 metros y la compostera 360 litros, lo que equivale a un espacio para 200 plantas. Al mismo tiempo, se capacita a los responsables del cuidado y se asegura su mantenimiento. “Se proveerá al comedor de herramientas y de todo lo necesario para el mantenimiento de esta. A futuro, esperamos poder replicarlo en otros comedores”.