Por estafa

Cinco imputaciones para el hombre que ofrecía vehículos a "precios mágicos"

Se trata de Fernando Damián Llugany, un joven muy conocido en barrios privados y circuitos "chic" de la provincia. Hace un tiempo comenzaron a acumularse las denuncias en su contra y finalmente el fiscal Santiago Garay lo imputó ayer. Pagó una caución de 10 millones de pesos para no quedar detenido.

Facundo García
Facundo García miércoles, 9 de junio de 2021 · 16:36 hs
Cinco imputaciones para el hombre que ofrecía vehículos a "precios mágicos"
Muchos conocieron el costado más simpático de Llugany. Otros no

"Encantador y con pinta de bonachón": los mendocinos y mendocinas que lo conocen coinciden a la hora de describir la forma en que Fernando Damián Llugany socializa con las personas. Ahora, lamentablemente, algunos de quienes lo trataron tienen otro concepto, y son al menos cinco los casos de estafa que investiga la Justicia mendocina. 

El miércoles pasado, MDZ adelantó que había varios "clientes" que decían haber sido engañados por este supuesto vendedor de autos y camionetas que ofrecía los rodados a un precio muy conveniente. Demasiado conveniente, quizá.

Los denunciantes cuentan que cuando le entregaban un "adelanto" de dinero, el sujeto nunca más se hacía cargo de nada. Por eso el fiscal de Delitos Económicos Santiago Garay imputó el lunes a Llugany y para recuperar su libertad el acusado debió pagar una caución real de 10 millones de pesos.

Llugany es muy conocido en Maipú y hasta hace poco llevaba un tren de vida que a muchos les resultaba llamativo. Hacía tiempo que tenía detractores, como pudo comprobar este diario una vez que publicó la primera nota. En pocas horas, fueron numerosos los testimonios de presuntas víctimas.

Llugany llevaba un tren de vida que sorprendía a algunos. 

Aquí, una breve selección de lo que relataron diversas fuentes:

"En 2017 le di parte de mi indemnización porque me aseguró que podíamos invertir y ganar plata. Nunca me devolvió el total, mucho menos las ganancia.  Intenté hacerle juicio reiteradas veces pero no lo logré porque no tenía nada firmado. Hemos compartido cumpleaños y fiestas familiares y fue en esos mismos espacios donde me enteré de que ha estafado a otras personas en mi familia".

"Durante un par de años trabajó conmigo. Nos hizo creer que había pagado impuestos y demás gastos del negocio con el dinero que le dábamos, pero siempre encontraba una excusa para no darnos los comprobantes ni las claves de seguridad. Nos decía que andaba con problemas familiares y entonces no queríamos molestarlo. Hasta que nos llegaron las notificaciones de deudas y, por supuesto, lo despedimos".

Entre los testimonios a los que pudo acceder este diario, la vida familiar y doméstica de Llugany es una constante. "Era un vecino muy simpático", insistió uno; "me hizo entrar en el 'negocio' mientras su esposa, que es Instagrammer, estaba al lado", resaltó otro. 

E incluso alguien mostró chats en los que Llugany lo habría tentado para que se metiera en una de sus "inversiones":

Uno de los chats atribuidos al acusado.
"Voy a quemar la confianza".

El discurso del método

Desde luego, todo ciudadano es inocente hasta que se demuestre lo contrario. Por ahora, y según la evidencia que empieza a acumularse, parece que el método que habría usado Llugany incluía la firma de documentos apócrifos y catálogos truchos con los vehículos que supuestamente ofrecía.

El teje sería así: el sujeto decía tener contacto con la empresa Toyota. Era mentira, obviamente. Pero él juraba que, por protocolo, esa compañía tiene una flota de vehículos de alta gama destinada a los clientes que por algún motivo no pueden utilizar los autos que han comprado en las concesionarias (por arreglos, desperfectos, etc). Pues bien: Llugany decía que la firma cambiaba esa flota cada dos años y remataba los autos y camionetas, reemplazándolos por otros más nuevos.

"Es una política de ellos", habría dicho el acusado, y ahí ofrecía el catálogo. Por un precio módico, sus allegados podían acceder a la compra de uno de esos coches que estaban prácticamente de remate. Y le pagaban. Pero, según la acusación, ni la plata volvía ni aparecían los vehículos.

"Conmigo usó fotos de 08 firmados y fotos de recibos de transferencia de dinero a Toyota. Cuando le hice reclamos, me puso como excusa sus asuntos familiares", coincidió otro de los afectados.

Se desconoce cuántos casos más pueden aparecer. A esta redacción siguen llegando mensajes, y trascendió que a algunos "clientes" les habría pedido cifras que rondaban los 60.000 dólares.

De ser hallado culpable, Llugany enfrentará una pena de hasta 6 años de prisión.

Para terminar, compartimos el audio de una mujer que armó un "piquete" cerca de la casa del imputado, jurando que no se movería hasta que el joven le devuelva el dinero que se llevó.

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