Opinión

Para hacer arrancar el país, la guerra es contra nosotros

La salida más rápida que tiene Argentina para la pospandemia es potenciar realmente la industria del conocimiento. Es un momento histórico, y lo estamos dejando pasar porque parece que no queremos salir de la permanente decadencia en la que venimos desde hace años.

Gonzalo Yáñez domingo, 6 de junio de 2021 · 07:06 hs
Para hacer arrancar el país, la guerra es contra nosotros
La culpa siempre es del otro. Foto: latercera.com

La pandemia nos obligó a vivir el futuro. Sin embargo, pareciera que dejamos la mente en el siglo pasado. No somos conscientes de que el mundo se aceleró treinta años. No estamos aprovechando el momento, y nos está jugando en contra.

Vivimos inmersos en una batalla campal interna interminable. Políticos vs. empresarios vs. empleados vs. sindicalistas; políticos vs. políticos (poder legislativo vs. judicial vs. ejecutivo); gobierno nacional vs. provincial; y así podría continuar...

¿Llegará el día en que nos demos cuenta que si nos enfocáramos en las coincidencias, se beneficiaría toda la sociedad en su conjunto?

Tenemos los recursos necesarios, aunque falta confianza y conciencia (sobre todo social). La pandemia en algunos países del mundo está pasando, empieza a volver “la normalidad” y estamos perdiendo una oportunidad histórica, sólo por mantener una porfiada guerra interna crónica.

A diferencia de la economía industrial o agraria (donde lo que se exporta no se re-utiliza -por eso el problema de la carne-), estamos “transitando” el surgimiento de la única economía en la que todos pueden ganar: la del conocimiento.

Un simple ejemplo. Si Argentina crea una app que mejora 40% la eficiencia de algo -lo que sea- y pasa el difícil desafío de hacerse conocida a nivel global, eso sería bueno para todos. No debiera existir discusión en torno si las empresas tecnológicas son buenas o malas en su conjunto. Las “Start-ups” -llamadas así a las empresas que “crecen rápido”, como Dropbox, Airbnb, y muchas otras que empezamos a escuchar “de un día para otro”- mejoran países, empresas, productos y consumidores. Reducen precios, costos, contaminación y otras cosas en relación al mundo "tradicional"; el balance es positivo para todos -salvo para los que se quedan atrapados en el tiempo-.

¿Por qué no podemos especializarnos en crear nosotros este tipo de productos?

Argentina hace 20 años forma programadores que son reconocidos en el mundo. Sin embargo, no generamos sinergias con el ecosistema local. Exportamos el recurso más escaso -el tiempo- y nos enorgullecemos por eso.

Contamos con la “soja” de la economía del conocimiento y cometemos el error de no agregarle valor para explotarlo.

La única salida -la más rápida al menos- que tiene Argentina es potenciar realmente la industria del conocimiento. Es la única que puede generar la riqueza necesaria para recuperar todo lo que nos han destruido durante las últimas décadas. Tenemos lo que se necesita, pero no lo vemos -y por ende, no lo aprovechamos-.

Este país cuenta además, con emprendedores resilientes, creativos, gente con intenciones de ayudar y con experiencia para hacerlo. Y tenemos algo que es clave: problemas que desde hace un año, los comparte el mundo entero y son urgentes de resolver: de educación, salud, alimentación, transporte, trabajo, diversión, comunicación, etc. etc. En todos esos sectores, la tecnología revolucionará la forma de hacer las cosas -la discusión no es si lo hará o no, sino más bien cuándo, cómo y quién-..

La era digital está recién empezando: telemedicina; compras de productos y servicios online, juicios a distancia; el mundo trabaja remoto y se sabe que es una de las pocas cosas que no va a volver a ser igual que antes. Tenemos la oportunidad de testear conceptos, ideas, proyectos de impacto a un costo bajo; es un momento histórico, y lo estamos dejando pasar.

El mundo se beneficiaría de una Argentina próspera. Pero parece que no queremos salir de la permanente decadencia en la que venimos desde hace años. Siempre encontramos algún culpable (externo o interno), jamás aceptamos tener -ni siquiera- algo de responsabilidad, nunca somos “nosotros” los que cometemos los errores; creo que es una enfermedad que comparte la mayor parte de nuestro pueblo.

Quienes contamos con alguna responsabilidad en el ámbito privado, no podemos quedarnos en la conformidad del “status quo” (el no hacer nada), en la comodidad de “volver a la normalidad cuanto antes”, menos en la queja. Es una oportunidad para levantarnos e integrarnos al mundo. La oportunidad no durará mucho, será clave lo que hagamos en los próximos años como sociedad si queremos aprovecharla.  

En mi opinión, quienes hoy trabajan en el ámbito público y les importa el país, deberían enfocarse en tres aspectos que son fundamentales para impulsar la industria del conocimiento:

Aprovechar el capital creativo; situarlos en el primer lugar de la cadena. Toda empresa/proyecto, nace de una idea. Se necesitan creativos produciendo y testeando ideas a baja escala. Sin ellos, cualquier intento de innovación será parcial, siempre.

Fomentar la creación de aceleradoras e incubadoras que aporten recursos y acerquen experiencias para que el ecosistema local experimente lo complejo de internacionalizar un negocio. Esto ahorraría años de experiencia a quienes están empezando y generaría un efecto multiplicador esencial.

“Dividir” la industria del conocimiento en dos e incentivarla por separado:

- Apoyo/Ayuda al sector privado para que se valorice el tiempo de los programadores en moneda internacional -como es actualmente-. Si el costo lo asume sólo la empresa, terminarán trabajando casi todos para el exterior y el estado ni siquiera recaudará impuestos (difícilmente un freelancer hoy traiga sus honorarios al tipo de cambio oficial). Los programadores generan riqueza -a diferencia de las otras industrias que más exportan, donde la mayor parte del ingreso va a pagar costos (soja, autos, etc.)-. No lograr este punto es empezar el partido perdiendo.

- Lograr que la mayor cantidad de profesionales de las demás ramas de la industria del conocimiento -hoy con capacidad ociosa en su mayoría, como diseñadores, arquitectos, financieros, etc.- trabajen para el exterior. Eso potenciaría la economía de una manera rápida y generaría un efecto multiplicador clave para acelerar el desarrollo -ya que daría la posibilidad de ingreso de divisas-.

No es imposible si se colabora para lograrlo.

Tenemos lo que se necesita. Falta alinearse y jugar en equipo. Faltan aspectos esenciales como comunicación, colaboración y apertura mental por parte de quienes cuentan con responsabilidades.

Algo clave que también falta: inteligencia colectiva. Si nuestro país contara con ella, el cambio se daría mucho más rápido. Hay dos pautas que me hacen dar cuenta que estamos lejos de lograrla:

Los prejuicios y la desvalorización que existe en contra de los creativos.

La falta de colaboración y motivación para hacer cosas diferentes por parte de ellos mismos.

Para que se dimensione el potencial que tiene la industria, comparto sólo un ejemplo: el tamaño a nivel mundial de la industria de diseño es casi igual a la del vino (casi todo lo que nos rodea hoy tiene diseño, por lo que no debiera de extrañarnos ese dato). Además, está en crecimiento y es casi todo valor agregado; es decir, el costo principal es la gente que lo realiza, por lo que genera riqueza. No requiere grandes inversiones de capital, no le cae granizo ni heladas… eso es sólo un ejemplo de lo que no vemos. El límite de los recursos dependen del mismo humano -no de la cantidad de territorio, líquido o gas que quede en existencia-; es renovable, sostenible y mejora la calidad de vida -ya que el trabajo dignifica-. ¿Algo más?

Ojalá alguien que está en el ámbito del gobierno -provincial o nacional- se interiorice en serio en estos temas. Creo que de fondo, no hay en el sector público personas que entiendan el potencial real que tiene esta economía. Empieza el segundo tiempo de un partido que es determinante para el futuro de Argentina. Ojalá logren (esta vez) analizar proyectos/ideas/propuestas que puedan hacer algo por el país, que seguramente hay muchas por ser escuchadas.

Nosotros seguiremos nuestro camino -empujando, colaborando, apoyando, criticando y aprendiendo desde el ámbito privado-. Ojalá algún día la energía y el patriotismo que mostramos en el fútbol y en tantas otras peleas que damos, lo enfoquemos para que no haya más pobreza (mental ni física) en este país; lo volquemos a lograr la inteligencia colectiva, que nos permitiría salir del pozo que nos venimos cavando los propios argentinos.

Gonzalo Yáñez

Partner & CEO en MoonDesk

Partner en YG

Partner en winespiritsvirtualfair.com

Partner en Vaju

Archivado en