"Cómo actuar en caso de tiroteo": el protocolo que estableció un jardín por la violencia que rodea la zona
La imagen era de una foto de un cartel que está en las paredes de un jardín ubicado en uno de los barrios vulnerables de Godoy Cruz, Mendoza, a la vista de todos los docentes y familiares de los alumnos.
Una publicación en Facebook llamó la atención de varios usuarios que no tardaron en hacerle captura de pantalla y compartirlo entre sus conocidos. La imagen era de un posteo con una foto de un cartel que está pegado en las paredes de un jardín ubicado en uno de los barrios vulnerables del departamento de Godoy Cruz, Mendoza, a la vista de todos los docentes y familiares de los alumnos. “Los alumnos de … sabemos cómo actuar en caso de sismo o tiroteo. Cada salita tiene su bolso preparado y sus zonas marcadas”, expresa el cartel.
“Veo eso y no puedo creer que los niños tengan que vivir un tiroteo con la misma naturalidad que un sismo. Terrible a lo que hemos llegado”, expresaba sorprendida una de las personas que recibió la imagen en uno de sus grupos de Whatsapp.
En diálogo con una de las docentes del establecimiento en el cual está el cartel, MDZ constató que el mensaje no es una novedad sino que, lamentablemente, es algo a lo que suele estar acostumbrada toda la comunidad educativa del jardín.
“Es un cartel interno para que las familias se queden tranquilas. Para que en caso de que se escuchen tiros, no vengan corriendo los padres a buscar a sus chicos”, explicaron.
Desde el municipio de Godoy Cruz, Martín Apiolazza, Director de Prevención y Participación Comunitaria, confirmó que el cartel que informa sobre el protocolo de tiroteo se encuentra en el jardín maternal desde hace más de 10 años y que cumple la función de tranquilizar a la comunidad educativa.
“Creo que es una buena estrategia tener un protocolo establecido como este jardincito”, expresó Apiolazza y agregó que desde el Municipio se trabaja para garantizar “escuelas seguras y comunidades seguras".
Por ello, junto con la Fundación Arias para la Paz y el Progreso Humano, se realizaron capacitaciones que centraron su importancia en el diagnóstico de problemáticas en las comunidades para poder implementar políticas de prevención y educación; y en el hacer hincapié en el valor de fomentar los lazos intracomunitarios para que las personas tengan sentido de pertenencia dentro de una sociedad.
Pero las dramáticas situaciones por las cuales este jardín decidió tener su protocolo no suceden solo en Godoy Cruz. En otros puntos de Mendoza hay escenas similares: tiros, corridas, violencia en las calles, gritos, operativos policiales y el miedo como principal protagonista de esta película que lejos está de ser ficción.
Un drama recurrente
Una trama preocupante que debería ser “no apta para menores de edad”, pero que los niños de cada familia residente en barrios llamados “conflictivos” conocen muy bien de qué trata.
“Cada vez que pasaba una moto con escape libre los pequeñitos salían corriendo y se escondían debajo de las mesas, cuando ingresé al jardín me impactó ver eso”, cuenta una docente que trabajaba en un jardín maternal del Barrio 26 de Enero de Las Heras, Mendoza.
Este acto era algo habitual para ellos, “sus padres me comunicaron que los niños estaban acostumbrados a colocarse debajo de la cama cuando escuchaban tiros”, agregó la docente.
“Acá tenemos muy claro el protocolo, los chicos cuando sienten un tiro dejan de jugar en la vereda y se van corriendo a sus casas y cuando están muy jugados los adultos en la calle se tiran adentro de la acequia”, según una vecina ese es el accionar en el Barrio Huarpes II al límite del B° Tres Estrellas para resguardarse en caso de tiroteo en sitios seguros dentro y fuera de sus hogares.
La vecina atribuye los tiroteos a conflictos con narcos. "En el medio de estos conflictos estamos nosotros: los que trabajamos, producimos y aportamos los más perjudicados son los niños que se crían en ese ambiente", sostiene la mujer.
Otra visión
Una directora de un establecimiento educativo que lleva más de 20 años trabajando en la zona conocida como la Triple Frontera (entre los departamentos de Godoy Cruz, Luján y Maipú) se mostró sorprendida al saber de la existencia de protocolos para situaciones de tiroteo.
“Nosotros tenemos protocolos para dar seguridad a todos en distintas situaciones, pero nunca presenté formalmente un protocolo de tiroteo. Acá las familias conviven con esa realidad, saben perfectamente qué hacer”, cuenta la directora.
La docente agregó que son distintas visiones las que se presentan en los establecimientos educativos: “Uno puede estar de espalda a la comunidad, que en general sucede con las escuelas que se sienten inseguras. O puede estar integrada y trabajar de forma conjunta, como sucede en este lugar donde el portón está abierto de par en par para que todos ingresen y nunca tuve ningún problema”, compara.
"Hay que transformar a las familias en aliados, tiene que haber diálogo, por eso no hay protocolos sino acuerdos de cuidados consensuados ante una situación de inseguridad", sostiene la docente.
Niños víctimas de violencia un tema de Estado
La realidad en la que viven muchos niños, niñas y adolescentes puede ser abrumadora.
“Muchos de ellos sufren situaciones de violencia, abuso y negligencia en sus hogares, comunidades y escuela, por parte de adultos, de sus pares e incluso de la policía”, afirma la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) en su informe sobre Violencia y Niñez.
“Las diversas formas de violencia y vulneraciones de derechos interactúan y se retroalimentan y no deben ser vistas y tratadas de modo independiente y aisladamente en las políticas públicas. El cúmulo de violaciones a sus derechos sitúa a los niños, niñas y adolescentes en condiciones de extrema vulnerabilidad y los expone a ser captados por organizaciones delictivas”, sostiene la CIDH.
La Comisión agrega que la existencia de niños y adolescentes vinculados a grupos delictivos es, a juicio de la Institución, un impacto en sí mismo consecuencia de la falta de medidas por parte del Estado que garanticen los derechos de los niños y los proteja frente a diversas vulneraciones a sus derechos, la exclusión y la violencia que enfrentan en diversos niveles.
Una historia de violencia que terminó con la vida de una maestra
Esta inseguridad que se vive en muchos barrios conflictivos impacta también en la vida de cientos de trabajadores que diariamente cumplen sus funciones en estas zonas.
En noviembre de 2004 un caso de inseguridad paralizó a todo Mendoza. El hecho ocurrió en la entrada del jardín Estrellitas, en el Barrio Tres Estrellas de Godoy Cruz, una maestra jardinera que se encontraba en su auto luego de dar clases en la salita de 4 fue abordada por dos sujetos, uno de ellos en ese momento era menor y había sido alumno del jardín.
Claudia Oroná, de 35 años, al verse amenazada logró trabar las puertas de su vehículo, pero esto no fue suficiente; los malvivientes dispararon a través del vidrio hiriendo a la docente quien murió camino al Hospital del Carmen.
Once años después la justicia ordenó al Estado a indemnizar a los familiares de Claudia Oroná al considerar que el mismo debía actuar y no actuó, no se prestó el servicio de seguridad como correspondía.