Análisis

Negros de mierda: el insulto nacional por excelencia y nuestro racismo enquistado

A la luz de las manifestaciones en el mundo entero por esta problemática estructural y global, un recorte y una reflexión sobre esa xenofobia cotidiana que está tan adherida a nuestras costumbres, que a veces ejercemos incluso sin quererlo o porque se nos escapa.

Federico Croce
Federico Croce miércoles, 3 de junio de 2020 · 03:46 hs
Negros de mierda: el insulto nacional por excelencia y nuestro racismo enquistado
Una imagen de la película "Hilda", que retrata la disparidad social latinoamericana.

El tema del racismo es un tabú absoluto: nadie quiere ser racista. 

Nos hemos conmovido por lo que pasa en Estados Unidos. Claro que estamos en contra del racismo. ¿Pero cómo actuamos en lo cotidiano?

Porque te cuento algo: es racismo decir todo el tiempo “son unos negros de mierda”. Pierdo la cuenta la cantidad de veces que escucho esa frase en Mendoza, en Argentina. Hago mea culpa y digo... ¡Cuántas veces la he dicho yo mismo!

Un talentosísimo diseñador mendocino, Leo Peralta, ahora radicado en Francia, expresó a través de un posteo en Facebook una triste experiencia personal doblemente hiriente, pues le sucedió en su niñez. Es una vivencia vieja, seguramente escondida con dolor en el fondo del pasado, pero que hoy saca a la luz a propósito de lo que está pasando en el mundo. Como un exorcismo, quizás. Leo sacó de su cuerpo eso que le hacía daño. Lo comparto a continuación: 

Hay que animarse a abordar estos temas, porque todo lo que no se elabora, se repite. 

"Negro de mierda" es el insulto nacional por excelencia, entenderlo y reconocerlo hace más fácil encararlo para solucionar la cuestión: si a un problema le damos la espalda, se hace más grande.

¿Acaso atempera o aliviana algo la aclaración que se hace cuando uno se da cuenta que derrapó con esa odiosa construcción verbal? Cuando uno explica "me refiero a que son negros de alma" ¿Para qué lo hace? ¿No es lo mismo? 

"Tocar este tema en la Argentina solamente cuando matan un negro en Estados Unidos, es tapar el sol con una mano", dice Federico Pita, politólogo de la UBA, asesor del INADI y activista afroargentino. "El racismo es una cuestión cotidiana: en los colegios, en la calle, en los trabajos, en la política, en la policía, y dentro de las casas", sigue. 

Es que no hay ninguna ley que diga que los negros pueden votar, pero no pueden ser diputados o gobernadores... y sin embargo, no llegan nunca.

"Cuando digo 'negros', en la Argentina me refiero a tener la piel oscura. No hablamos de la raza, hablamos del sinónimo de 'no blanco'. Lo blanco en la Argentina es identitario y es lo que marca límites", explica Pita. Es que ser "negro" en nuestro país no tiene que ver con tener circunstancialmente la piel bronceada, sino que es ser descendiente de pueblos originarios, o afrodescendiente, o tener mezcla.   

"El racismo es sistémico: no es un tema personal. La ecuación no es 'la persona es racista, la sociedad es racista, y el sistema es racista', sino al revés. El racismo es algo de arriba para abajo. Uno puede incurrir en prácticas racistas sin ser un afiliado al partido Nazi. ¿O no nos pasa que a veces nos encontramos diciendo 'negro de mierda' a la primera de cambios, y después nos arrepentimos y decimos 'cómo puede ser que haya dicho semejante cosa´?", sigue Fede Pita.

Federico Pita.

"Es como cuando alguien califica un momento emocional de otro diciendo 'lloraste como una nena'. Son cosas incorporadas desde el patriarcado y el racismo, y el antídoto para vencerlas es comenzar a hablarlo".  

"El sistema tiene ideas abstractas impuestas que no tienen correlato con la realidad; por ejemplo: 'las mujeres son inferiores a los varones', 'los blancos son superiores a los negros'. No hay ninguna ley científica o biológica que lo determine, sin embargo está naturalizado. Esto se conoce, en el caso del racismo, como 'racismo institucional', y en la Argentina la norma que lo fomenta está en la Constitución Nacional, pues el artículo 25 -que está vigente- dice que el Estado federal fomentará la inmigración europea. En esa época 'europeo' quería decir 'blanco', y 'blanco' quería decir 'superior'", argumenta el politólogo.

Alberdi y Sarmiento hablaban, entre otras cosas, de mejorar la raza y purificar la sangre. Entonces si vos decís desde un primer momento 'éstos son bienvenidos, y estos no', esto permite decodificar que hay ciudadanos de primera y de segunda. En la actualidad, esto decanta en que pensamos que todos los senegaleses tienen que ver con la mafia de la bijouterie, que los colombianos son narcotraficantes, que todos los chinos apagan las heladeras y que todos los villeros son negros y por lo tanto forman parte de lo que en ese entonces se denominaba 'la barbarie'.

"Esto que explicamos está incorporado, naturalizado por todos. No es que la gente leyó la Constitución y concluyó en esto", aclara el asesor del INADI.

"La gente tiene colores. En la Argentina siempre se habló de la lucha de clases, el conflicto entre pobres y ricos... y los pobres tienen un color, y los ricos, otro. En los barrios populares, la gente mayoritariamente tiene la piel oscura: eso es objetivo. Y si vas a una legislatura, o a la redacción de un diario, la gente es más blanca: eso es un hecho", continua Federico Pita.

Brian Gallo cobró notoridad por ser estigmatizado cuando fue presidente de mesa en las últimas elecciones.

"Repito, en las leyes somos todos iguales: no dice ninguna ley que los blancos son superiores a los negros, como sucedía en Sudáfrica con el apartheid. No hay normas que digan 'a la universidad solo va a entrar la gente blanca'. Pero en los hechos, eso sigue funcionando porque operan otros preceptos en lo social, y sin duda tiene que ver con decisiones políticas. Ejemplo: el 8 de noviembre es el día de los afroargentinos. Algunos, muy pocos medios, dicen algo... y después no se habla de ellos en todo el año. De los pueblos originarios se habla el 12 de octubre y alguna otra vez, si hay algún crimen", fundamenta Pita.  

"Los argentinos tenemos un complejo de inferioridad, de pequeños europeos. Nos encanta decir que somos el país europeo de América del Sur. Miramos más al otro lado del Atlántico que al que tenemos al lado. Solemos no saber quiénes somos. Tenemos que tener la capacidad de reconciliarnos con nuestra historia. Si tenés un apellido español, pero sos parecido a Ceferino Namuncurá, quiere decir que un Rodríguez hace mucho tiempo atrás tenía una estancia y le puso su apellido a tus antepasados". 

"Tengo una parte española, una parte italiana, una parte Ranquel -aborígenes originarios de la pampa- y una parte -la que me da el apellido- que no sabemos. Todo viene del hijo natural de un estanciero y una criada en una ascienda en Córdoba.. Que lo separaron de su madre desde chiquito. El más 'moreno' y de pelo bien rizado de toda la familia, mi abuelo paterno. Que le enseñaron a no saber de donde venía. Y siempre nos contaba que lo único que sabía es que en realidad Peralta no era su verdadero apellido, si no Ledesma", cuenta a propósito de esto Leo Peralta, el diseñador mendocino que aportaba testimonio al comienzo de la nota.

El racismo no es un problema de los negros: es un problema de todos. ¿Cómo se resuelve esto? Unos se corren, y otros se sientan. Cuando uno habla de paridad de género, no se ponen más bancas para las mujeres: las que hay se reparten en partes iguales. Pues bien: hay que concebir que nuestra realidad social está atravesada por la realidad del racismo y se debe actuar de la misma manera". 

Podés escuchar la entrevista completa a Federico Pita, haciendo click aquí

Archivado en