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Nuestro líder interior

El que quiera alcanzar un objetivo, sea cumplir un sueño postergado, sacar adelante a su familia o ser líder de una empresa, debe ser primero un buen gestor de su propia persona para, luego, tener éxito en su empeño.&nbsp;<br>

lunes, 4 de febrero de 2019 · 16:00 hs

Resulta muy útil disponer de una gran cantidad de habilidades y herramientas que nos permitan triunfar en el mundo social y empresarial, pero el caso es que estas técnicas de nada nos valdrán si no hemos alcanzado antes la armonía y la efectividad interior en todos los ámbitos humanos, desde la familia y los amigos, hasta los compañeros de trabajo y los clientes.

Con curiosa coincidencia, los resultados que obtenemos como consecuencia de nuestras acciones o conductas son el reflejo de nuestros pensamientos. Por eso, la mejora de nuestro rendimiento y la posibilidad de ser “líderes internos” se producirá solo cuando hayamos enriquecido nuestros modelos mentales, generado así nuevos y mejores resultados.

Pero si estamos desequilibrados internamente, nuestro rendimiento no será el esperado. Por eso es fundamental darle una especial relevancia al estado emocional del individuo, o como indica el término inglés inner, al adversario que llevamos dentro de nosotros mismos.

Sabemos que todos llevamos dentro de nosotros a un adversario. En realidad, ese rival somos nosotros mismos, cuando boicoteamos constantemente nuestros proyectos y pensamientos positivos.

Y de la misma forma en que un entrenador consigue que su pupilo elimine y controle los obstáculos internos que le impiden alcanzar su nivel óptimo de rendimiento, podemos también nosotros manejar y controlar nuestros pensamientos para liberar nuestro potencial y mejorar el propio rendimiento.

Por ello, el trabajo personal que debemos realizar se basa en enriquecer nuestro modelo mental, incrementando el nivel de conciencia que nos facilite el paso a la acción. Esta tarea supone un autoaprendizaje: esto es, aprender por uno mismo, más que ingerir una dosis excesiva de conocimiento externo.

Entonces, lo primero en lo que debemos poner atención es nuestra propia forma de pensar y actuar, porque si no podemos gestionarnos efectivamente a nosotros mismos, difícilmente lo podremos hacer con nuestra familia, amigos o empresa.

Es así de simple: el individuo debe primero estar motivado y comprometido con su propio desarrollo emocional, porque solo cuando haya alcanzado la victoria sobre sí mismo podrá dejar de ser su principal estorbo o enemigo, para empezar a ser un verdadero líder, su propio líder, su “líder interior”.

Por: Alfredo Diez, escritor, conferenciante y consultor de empresas / Whatsapp +5492613023321