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Axel Kicillof por un lado, Máximo Kirchner por el otro: la ruptura expuesta en una marcha

Nadie quiso perderse la ceremonia en tributo de Cristina Fernández de Kirchner. Sin embargo, la marcada división entre La Cámpora y el Movimiento Derecho al Futuro fue total. No hay pasiones sino indiferencia.

“La mitad de la plaza éramos todos extras” le dijo con su habitual ironía un miembro del elenco estable del peronismo kirchnerista renovador desde hace casi dos décadas. Él, como tantos otros, vienen sobreviviendo sin estar apalancado ideológicamente en ninguno de los márgenes en los que se movió el pan peronismo en los últimos tiempos.

La unidad del peronismo y la centralidad de Cristina Fernández de Kirchner llegó al fin de su discurso a la fervorosa militancia que se juntó en el centro porteño, desde la 9 de Julio hasta la Plaza de Mayo, en una convocatoria muy importante pero que “quedó corta en la movilización y en la emoción que teníamos en 2016, cuando fuimos a Comodoro Py casi de madrugada, con lluvia y granizo encima”, recordó un entonces joven militante camporista que hoy ya no lo es más.

Un intendente peronista que observa todo casi con desdén se ríe del grupo del WhatsApp que integra porque “cuando habla uno que trabaja con La Cámpora, le responden los que están con él. Y cuando tira algo uno de Kici, le responden los otros. No hay diálogo entre las tribus diferentes”, se ríe y sentencia. “Está todo roto”.

Más allá del momento, la grieta no se cierra entre Axel Kicillof y Máximo Kirchner. Más bien todo lo contrario. Hoy las columnas de La Cámpora y del Movimiento Derecho al Futuro subsistieron sin rosarse por la distribución que se dieron en la previa del acto de Plaza de Mayo. Si bien hubo algunos forcejeos debido a que el gobernador arribó casi sobre la hora en que se iba a difundir el discurso de la homenajeada, la tarde fue tranquila en muchos aspectos.

Por eso es que la idea de que “la mitad de la Plaza éramos todos extras” toma cuerpo si se lo compara con otras convocatorias donde las diferentes corrientes siempre pugnaban por estar lo más cerca posible del escenario, aunque en esta oportunidad lo único que hubo fue un locutor.

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La columna del MDF que copó uno de los ingresos a la Plaza de Mayo. Una competición abierta y clara contra La Cámpora.

La columna del MDF que copó uno de los ingresos a la Plaza de Mayo. Una competición abierta y clara contra La Cámpora.

Un destacado miembro de La Cámpora le endilgó a este periodista “mala leche” en la observación, basada en el relato de varios de los presentes en diferentes reuniones realizadas ayer en la sede del PJ nacional, que Máximo Kirchner no había podido hablar en el acto en homenaje a su madre. “Él sabe que Cristina es de todo el pueblo, no solo de una agrupación, aunque algunos creen nosotros la apropiamos”. Esos “algunos” no son ni los medios ni el macrismo sino sus propios aliados y dirigentes que hasta hace un año actuaban y militaban en el mismo lugar.

Sergio Massa transita un lugar de excepción en este mundo peronista dividido en dos bloques. Pide la unidad, cree en la misma, pero todos los días se agarra la cabeza cuando escucha los argumentos cada vez más distantes entre sus aliados Kirchner y Kicillof. Un intendente que supo estar en su equipo hasta no hace mucho, inclusive, cree que a pesar de las amenazas habrá unidad y hasta le apostó una caja de vinos finos a este cronista. Gente de fe o, como él mismo dice, “conocedor de quienes nos asusta quedar afuera de algo”.

“Hoy la unidad es obligatoria porque nadie puede aparecer queriendo romper en medio de una ceremonia como la que se armó por lo de Cristina. Pero apenas empiece a quedar en claro que ella no podrá ser más candidata la realidad caerá por su propio peso”, le dijo hoy a MDZ una experta legisladora hoy alejada de la pelea mediática.

La búsqueda de un culpable que los exceda de responsabilidades por su presente político y judicial está en el ADN peronista, pero se potencia en el kirchnerismo. Ahora es Kicillof el responsable por la prisión domiciliaria que pesa sobre Cristina debido a que el gobernador dispuso adelantar la fecha electoral bonaerense. ¿Cómo se puede creer eso? No basta con considerar que la ex presidenta está injustamente condenada sino que, además, es culpa del desdoblamiento que la Corte confirmara su inhabilitación para ejercer cargos públicos.

El jefe provincial, sin embargo, aún no se asume afuera del cristinismo. Ni siquiera se anima a hablar con periodistas que no sean de los medios “amigables” ni condena situaciones como las sufridas por el periodista Pablo Corso quien, cuando intentaba preguntarle, fue agraviado por una persona que venía acompañando a la dupla Kicillof – Verónica Magario desde hacía varias cuadras.

“Realmente no percibimos que hubiera mala onda con nosotros. Es claro que no iban a aplaudir nuestra llegada, que efectivamente fue casi al borde del inicio del discurso, pero tampoco escuché nada que pudiera suponer que no fuéramos bienvenidos”, dijo un intendente que estaba encabezando la columna del Movimiento Derecho al Futuro. Continuará.