Mauricio Macri y Victoria Villarruel se acercan y toman distancia del eje Javier Milei- Patricia Bullrich
Javier Milei confía en Patricia Bullrich y apagó el diálogo fluido con Mauricio Macri. El factor económico y la falta de interlocutores con la oposición.
Hay una tensión que no dejó de crecer desde terminadas las elecciones y que el Presidente no logró desactivar ni calmar: la mirada sobre el plan de gobierno de Javier Milei y Patricia Bullrich, no es la misma que tienen Mauricio Macri y Victoria Villarruel, que con cada encuentro privado sueltan un galón de nafta sobre los hermanos presidenciales y su entorno. La crisis económica heredada exige un nivel de entendimiento y lubricación con distintos sectores que pocos entienden y aplican en la embrionaria gestión.
Victoria Villarruel arma y desarma en el Senado como si fuera su casa, sabe que no podrá colocar ni proponer a prácticamente ningún hombre de su confianza en las segundas o terceras líneas del gabinete. Está acorralada, así lo decidió Javier Milei junto con Karina, secretaria general de la Presidencia y alma matter de la gestión. Opina, obtura, veta y propone sin conocimiento previo, es lo que Karina cree que le suma al hermano que la postergó los primeros días de la gestión, pero que ahora volvió a pedir compañía y opinión constante.
Villarruel se reunió más de tres veces con Mauricio Macri, en ese sigilo que le permite describir sin piedad los defectos presidenciales y los limitantes que pueden hacer fracasar el primer proyecto liberal de la historia nacional. Es determinante, contundente y le explica a Macri todos los errores de Javier Milei, quien según se dice en Casa Rosada, nunca soportó el crecimiento de la figura de Villarruel por temer que se hipertrofie en detrimento de su achique, algo que Villarruel niega en privado.
Hay varias figuras que se desgastaron, algunos cayeron del lado del binomio Javier Milei y Patricia Bullrich, otros con Macri y Villarruel, y otros son ex pujantes y ansiosos funcionarios devenidos en autómatas que pensaron que podrían trabajar con independencia de Karina Milei y se encuentran con una muralla china que impide gestionar distintas áreas.
Un autómata es Nicolás Posse, jefe de gabinete de Ministros que sabe que su puesto es mirado con mucho recelo por Patricia Bullrich. Posse llegó como el hombre fuerte de Eduardo Eurnekian en el Gobierno, pero los vaivenes y el crecimiento exponencial de la figura de Karina Milei no le sentaron bien. Hoy coordina la mayoría de las acciones con la hermana presidencial e intenta lograr que personas de su confianza desembarquen en áreas donde quiere tener injerencia si es apartado del cargo.
Victoria Villarruel consolidó su alianza con Mauricio Macri desde el día que Milei le dejó en claro que la toma de decisiones políticas serían de su propiedad o de la secretaría general de la Presidencia, pero no de ella. Así se aceitó el camino conjunto con el ex presidente, quien le dejó en claro que hay una interna insoslayable de cara a las legislativas de 2025, cuando el oficialismo vaya a las urnas con dos estilos muy diferenciados entre el presidente y la vice.
Guillermo Montenegro sigue siendo su hombre de absoluta confianza, quiso que sea ministro de Seguridad pero chocó con el paredón Bullrich, que crece e impone criterio en algunas áreas donde el raquitismo político marida con una pedantería de una peligrosidad inusual. Montenegro será la cara visible de Villarruel en distintas batallas internas, para sostener las formas y aislar la vice presidente de cualquier operativo desgaste.
Javier Milei trata de usted a Guillermo Francos, el ministro más político del gabinete y quien conoce el funcionamiento del Congreso y a muchos integrantes de otros tiempos, donde cosechó amigos por su posición siempre abierta al diálogo, incluso con opositores acérrimos. Hay un sector que intenta voltearlo como primer fusible, incluso algunos portales que responden a Sergio Massa intentan forzar su salida por la llegada de Diego Santilli. Francos hoy habla a diario con Milei, el vínculo está intacto y en el Congreso el entendimiento con los hombres fuertes del Interior es total, por lo que el operativo desgaste que se impulsa desde el Gobierno sólo tendría como víctima al propio Javier Milei, que no puede entregar al único alfil que hace treinta años camina la política nacional con distintos ropajes.
Francos recibe el perdigoneo diario de Eduardo "Lule" Menem, asesor y primo de Martin Menem, el presidente de Diputados. Menem quiere evitar que Francos sea armador nacional, y logra inspirar escribas variopintos para proclaman una renuncia que, por ahora y según cuatro fuentes distintas, no existe. Francos goza de la felicitación frecuente de Javier Milei y es uno de los nombres que el círculo rojo exige que esté presente en la gestión. "No son tantos los que entienden y se le entiende cuando habla, no puede faltar", bromea un legislador que cenó con el ministro la última semana.