El día después

La particular lógica del Gobierno para festejar un 7 a 0 en contra

Alfredo Cornejo entiende que la ola de triunfos de los intendentes del PJ de ayer ratificó que la gente vota de acuerdo a sus intereses en cada elección, aunque el "efecto Milei" de agosto algo se sintió. De cara a la definición del 24, la puja es con Omar De Marchi quien reforzarà su "pejotización"

Marcelo Arce
Marcelo Arce lunes, 4 de septiembre de 2023 · 08:11 hs
La particular lógica del Gobierno para festejar un 7 a 0 en contra
Foto: Gentileza Prensa Omar Félix

¿Se puede festejar de alguna manera un 7 a 0 en contra? En la lógica de cualquier deporte sonaría raro. Pero para la dirigencia política oficialista, a la hora de leer los resultados electorales de anoche en San Rafael, Maipú, San Carlos, Tunuyán, La Paz, Santa Rosa y Lavalle, nada parece sonar a un imposible.

En alguna medida, el gobierno provincial celebró anoche el resultado de las elecciones en siete municipios de Mendoza en los cuales no consiguiò ni un solo triunfo. Lejos quedaron, por caso, las ambiciones de Alfredo Cornejo quien, después de los comicios legislativos de 2021, se envalentonó con arrebatarle al peronismo sus dos bastiones históricos en San Rafael y Maipú. Ahora volvemos a la rareza. Hubo sensación de alivio con los triunfos allí de Matias Stevanato y de Omar Félix pensando en que, en menos de 20 días, se resolverá quién será el próximo gobernador de Mendoza.

Esa percepción de que a última hora de este domingo, Cornejo apretó el puño en señal de festejo cuando se conocieron los resultados de las victorias ajenas, tiene que ver con dos cuestiones que están atadas a un mismo asunto de fondo para él: estas victorias de los oficialismos municipales fueron la demostración de que, en un escenario muy volátil y de bajísimas expectativas por parte de la ciudadanía, se está definiendo el  voto de acuerdo a la realidad de cada elección y que, en este caso, volvió a demostrarse que tienen mucho peso los referentes territoriales. En Mendoza, ya llevamos cuatro elecciones. En las primarias provinciales ganaron los radicales; en las internas y en las generales municipales, el peronismo; y en la nacional arrasó Javier Milei.


Lo otro. En estas comunas que se votó ayer, volvieron a ganar las fuerzas políticas que habían sido borradas del mapa hace menos de un mes cuando pasó el aluvión de Javier Milei por Mendoza. Igualmente Libertad Avanza obtuvo algunos resultados más que satisfactorios este domingo en San Rafael en donde su candidato a intendente Rodolfo Bianchi rondó los 20 puntos y en Lavalle y Maipú, departamentos en los que promediaron entre 10 y 13 puntos. Los libertarios de Mendoza fueron con candidato a intendente propio en estos tres departamentos y lograron casi duplicar la cantidad de votos que obtuvieron en las PASO.

En consecuencia: según esta línea de razonamiento oficialista nada hace prever para el oficialismo provincial que el próximo 24 se termine transformando en un cisne negro y que, en definitiva, se pierda la elección porque así lo marcó el resultado de la PASO. Una victoria que de darse, será por muchísima menos diferencia de la que se planificó cuando Cornejo tuvo que bajarse de su proyección nacional y volver a la provincia en febrero. Allí vislumbraba a un Cambia Mendoza de más de 40 puntos. Por menos margen quizás ese eventual triunfo, de lo que marcaron las PASO de junio. En este caso, la diferencia con el frente que salió segundo fue de casi 15 puntos. Pero victoria al fin.

Ahora. Otra vez los números marcaron que Cambia Mendoza golpea contra su techo electoral comicios tras comicios en este año. En las siete de este domingo o bien sacó igual cantidad de votos que en la PASO o bien consiguió menos sufragios que en aquella oportunidad. 

Los intendentes peronistas tuvieron la sagacidad de despegarse a tiempo. Vieron venir la ola en contra y anticiparon sus elecciones con un éxito final rotundo. Ninguno de los que anticipó, perdió. Poco importó, sin dudas, que por el temor a que se los llevasen puestos tanto la mala imagen del gobierno nacional como del kirchnerismo local sumaran su cuota parte al fastidio de la gente ante tantas elecciones consecutivas. De hecho, esto se notó: en los municipios adelantadores  terminó votando un 10% menos que hace cuatro años.

Los intendentes peronistas tuvieron la sagacidad de despegarse a tiempo

Es raro este proceso electoral. Pendiente, pero muy pendiente de lograr salir de la polarización con Omar De Marchi en la que derivó la campaña, Cornejo está jugando algunas de las pocas fichas que le quedan ya en la campaña para que el peronismo no se termine de derrumbar. Algo así fue lo que hizo a mediados de la semana última cuando le dio un poco de vuelo al debate que instaló Omar Parisi en la Legislatura para la derogación del ítem aula. La intención del peronismo no fue aquí salir a exponer (una vez más) al candidato de Cambia Mendoza contra los docentes. Sino que el objetivo estuvo centrado en dejar en evidencia a De Marchi frente al voto de los suyos en 2016 a favor del polémico ítem, cuando operaba como aliado de los radicales.

Un puñado de inseguridades enfrenta el líder que parecía imbatible desde el punto de vista electoral hasta hace algunos meses nada más. Siempre tuvo claro que su escenario ideal para él era el de la confrontación con La Cámpora. Pero la ruptura de De Marchi cambió todo. Tanto, que esa irrupción en buena medida terminó poniendo en tela de juicio quien será el nuevo macho alfa de la misma manada. En términos bastante más políticos, un viejo dirigente la describió así a esta disputa: “Está claro que esta es una elección general, pero en el fondo tiene sangre de interna”.

Sin embargo existe una clave en esta elección que va más allá de lo meramente emotivo y que se transformó en la llave que podría llevar al triunfo o de Cornejo o arrimarlo a De Marchi a la punta. ¿A dónde irán los votos de Luis Petri que en las internas abiertas de junio fueron claramente una expresión de descontento con la actual administración radical? Para contener la fuga, Cornejo lo pegó con cemento a Petri a la campaña provincial mientras este tiene que dedicar buena parte de su tiempo a acompañar a Patricia Bullrich en la nacional. De Marchi dice que no se preocupa por el tema: insiste con que la diferencia que lo separa con Cornejo es de cinco puntos nada más (contando  los votos que el radical sacó en la interna de manera individual) y está convencido de que el votante de Petri se inclinará por él. Y en ese sentido tiene en mira otro juego. ¿Cuál? La “pejotización” de su espacio.



Después de su triunfo de ayer en Maipú,  Setevanato dará finalmente la señal que viene demorando desde hace meses y confirmará su intención de trabajar desde hoy para el triunfo del frente anticornejo que encarna De Marchi. El intendente peronista no dio pistas acerca de cómo concretará el juego. Si efectivamente pegará el salto como su colega Roberto Righi o el acompañamiento será sin romper filas con su partido. A última hora, expresó que va a votar a De Marchi para gobernador pero sin decir que se va del PJ.

El otro punto que genera incertidumbre es cómo terminará afectando a Cornejo tanto el desgaste lógico de su figura a esta altura de la soirée, como el poco empuje que recibe desde el punto de vista electoral por parte de la gestión de Rodolfo Suarez. Quizás, aquí se centren dos de los temores más profundos. Mendoza se comportó, históricamente, de una manera bastante cruel con los exgobernadores que volvieron a probarse en las urnas. Incluso con aquellos que lograron despedirse por la puerta grande. Si saben de esto José Octavio “Pilo” Bordón cuando se sometió a su última votación en 1997, el propio Roberto Iglesias del 2007 y del 2011 y hasta Julio Cobos, quien ya no es ni por asomo esa figura electoral arrolladora que supo ser. El voto, ya se sabe, tiene siempre un fuerte complemento emocional y lo peor para cualquier dirigente, por más exitoso que haya sido, es cuando la gente rompe su vínculo afectivo con él. ¿Está Cornejo frente a esa triste realidad? En menos de cuatro semanas lo sabremos.

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