Historia argentina

70 años de la muerte de Eva Duarte de Perón

La actriz que renunció a su carrera como artista para dedicarle su vida a la política, acompañando a su esposo, Juan Domingo Perón. Una de las figuras argentinas que pasó a la inmortalidad y que hoy se la recuerda tanto desde el amor como desde el odio

Luciana Gesto
Luciana Gesto martes, 26 de julio de 2022 · 15:56 hs
70 años de la muerte de Eva Duarte de Perón

La joven nacida el 7 de mayo de 1922 en Junín, fue a probar suerte con su carrera de actriz a Buenos Aires (acompañada por su madre). Tras varios audiciones, shows y películas, conoce a Juan Domingo Perón y formarían una de las parejas más emblemáticas de la historia argentina. Esto abrió paso a Evita o Eva Perón, con tailleurs de oficina, modestos rodetes y sus emblemáticos discursos al pueblo trabajador. 

Cuando comenzó el noviazgo, Perón tenía 50 años y era viudo. Se había casado con la maestra Aurelia “Potota” Tizón, en 1929, pero ella había fallecido de cáncer de útero en 1938. Eva Duarte tenía 26 años. Por presión de la cúpula político-militar, el 8 de octubre de 1945, el presidente de facto Edelmiro Farrell obligó a Perón -¡de novio con una actriz!- a renunciar a los cargos que tenía: vicepresidente de la Nación, Secretario de Trabajo y Previsión, Ministro de Guerra. Ya despedido y “sin trabajo”, Perón se fue a pasar unos días al Delta del Tigre con Eva Duarte. Las ideas iban y venían: ¿El contragolpe a Farrell? ¿Dejar todo e irse a vivir a Chubut? ¿Cimentar la alianza con el sindicalismo?

La última opción y la definición surgió cuando Perón fue detenido y encarcelado en la Isla Martín García, y luego fue trasladado al Hospital Militar de Buenos Aires. En ese mismo contexto, Eva Duarte le cancelaron todos los contratos artísticos. Ante esto, la corriente sindicalista revolucionaria, la socialista y los miembros de la Secretaría de Trabajo y Previsión convocaron una marcha multitudinaria en Plaza de Mayo, el 17 de Octubre de 1945, para exigir la liberación de J. Domingo Perón y el llamado a elecciones. Siete días más tarde, Perón se casaría con Evita

Marcha multitudinaria del 17 de octubre 1945

La ceremonia religiosa fue el 10 de diciembre a las 20:30. Esa vez entraron por la puerta trasera y Domingo Mercante y Juana Ibarguren, fueron testigos de su amor ante Dios. Como regalo de bodas, él le dio una flor de oro engarzada en un collar y ella; su grata compañía durante la luna de miel en la quinta de San Vicente. Cuatro meses más tarde, el 24 de febrero de 1946, Perón ganaba las elecciones por primera vez. El 4 de junio de ese mismo año asumía como Presidente de Argentina.

Ya en 1946, una de las tareas más frecuentes de Evita como primera dama era recibir 3000 cartas diarias de gente humilde que le pedía ayuda. Además, en un garaje de la residencia presidencial, comenzó a guardar las donaciones para la gente humilde. De azúcar a zapatos, ahí había de todo y el día en que Perón la descubrió, lo bautizó "La Tienda de las Delicias".

En el libro “Del Poder al Exilio”, Juan Domingo Perón contó cómo había nacido la Fundación Eva Perón: una noche, mientras cenaban, Evita le explicó su plan y cuando él preguntó de dónde iba a sacar el dinero para financiar su ayuda social, Evita le respondió: “Comenzaré con el tuyo”, a lo que él respondió: “¿Con el mío?” y ella replicó: “Con tu sueldo de presidente”.

La Fundación Eva Perón se concretó en 1948, para levantar hospitales, escuelas, asilos para ancianos, colonias de vacaciones para chicos de nivel primario, campeonatos deportivos, subsidios para construir viviendas precarias, o simplemente para prestar o regalar dinero, incluso becas. Eva Duarte de Perón no sólo hizo trabajo social, también presionó para modificar situaciones jurídicas. En principio, consiguió que la patria potestad fuera compartida por madre y padre, a través del artículo 39 de la Constitución Argentina de 1949.

Otra de sus luchas por la igualdad jurídica fue la gestión, en 1947, de la sanción de la ley de sufragio femenino (Ley 13.010), que recién se implementaría para las elecciones presidenciales del 11 de noviembre de 1951. Más adelante, en 1949, Eva Duarte fundó el Partido Peronista Femenino.

Dos años más tarde, la CGT, el Partido Peronista Femenino y muchas agrupaciones políticas que veneraban a la primera dama se sumaron a una iniciativa cegetista: que la futura fórmula para los comicios presidenciales fuera Perón-Perón. Parecía que dentro de sus votantes, la idea de la fórmula Domingo Perón - Eva Perón cada vez tomaba más fuerza. Al punto de que el 22 de agosto de 1951, cuando se conoció la fórmula radical que competiría con el oficialismo, apareció un cartel colgando del balcón del Ministerio de Obras Públicas: “Juan Domingo Perón-Eva Perón 1952-1958, la fórmula de la patria”.

Igualmente, el 31 de agosto de 1951, Evita anunció por cadena nacional de radiodifusión lo siguiente: “Mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico cabildo abierto del 22 de agosto”. Al terminar su discurso, entre la emoción del momento y la debilidad ya notoria que le causaba el cáncer de cuello uterino, la mantuvo en pie el abrazo sentido de su esposo. Perón decidió que lo acompañara el radical Hortensio Quijano, que sin embargo, moriría de cáncer antes de poder asumir el cargo. Durante dos años, el presidente estuvo solo, sin un vice que lo acompañara.

 

Si bien, Perón se esforzó para que su esposa tuviera el mejor servicio médico, trayendo a la Argentina al mejor cirujano oncológico del mundo, George Pack. Él mismo le realiza a Evita una operación clandestina, el 6 de noviembre de 1951, en el Policlínico Presidente Perón. Pero la intervención fue corta y el diagnóstico fue tajante: “cáncer terminal, no se pudo hacer mucho”. Dos días antes del proceso electoral, con la voz ya deteriorada, Evita grabó un mensaje que se difundió por radio: “No votar a Perón es, para un argentino, traicionar al país”, pronunció lapidaria. A pesar de su estado de salud, el 11 de noviembre de 1951, Eva Duarte de Perón votó por primera y única vez. Y ni los médicos ni Perón pudieron convencerla de lo contrario.

Con varias inyecciones de morfina en el cuello y en el tobillo donde tenía metástasis, Evita se empecinó en acompañar a Perón en el descapotable en el que celebraba el primer día de su segunda presidencia, el 4 de junio de 1952. Para disuadirla, su amigo Raúl Alejandro Apold, le dijo (a pedido de Perón) que en la calle hacía “un frío tremendo”. "Esa es una orden del general. Yo voy a ir igual. La única manera de que me quede en esta cama es estando muerta", respondió tajantemente Evita Perón .

Cuando Evita supo que indefectiblemente iba a morir, comenzó a escribir (dictar) dos libros: La razón de mi vida (1951) y Mi mensaje (1952).Durante sus últimas semanas de vida, a Evita sólo le leían la revista de historietas El Tony. Día por medio, el coche presidencial le llevaba a su manicura y, cada mañana, a su peluquero Julio Alcaraz.

Antes del viaje final, una madrugada, Perón sorprendió en el teléfono al diseñador Paco Jamandreu. “Eva se muere. Tengo que apelar a tus sentimientos. Aunque no te hemos visto últimamente te recordamos con mucho cariño. Lo que te voy a pedir es muy importante para mí: quiero hacerle creer a Eva que preparamos un largo viaje y que vos le estás diseñando ya la ropa”, le dijo Perón, según cuenta el modisto en sus memorias.

Paco Jamandreu, el modista de Eva Perón

“Si vos me hicieras en seguida, para hoy mismo (eran las dos de la mañana) unos dibujos en colores yo haría que abrieran sederías para que puedas elegir las telas. Aunque no será fácil hacérselo creer. Pero tratemos de levantarle su ánimo. ¿Te das cuenta? Una piadosa mentira”, lo convenció el presidente. Al día siguiente, Jamandreu fue a ver a Evita y le mostró los bocetos. Ella se alegró de verlo y, desde luego, le peleó: “Tené cuidado con el talle, he perdido mucho peso”.

Evita no llegó a lucir su último vestido. La "Jefa espiritual de la Nación" murió el 26 de julio de 1952, a las 20:25 horas y sus restos se velaron en el Congreso de la Nación y también en la CGT. Perón lloró en el funeral. “Se puso a llorar como un niño y llegó a decirme: ‘¡Qué sólo me quedo!’”, recordaría mucho tiempo después la enfermera María Eugenia Álvarez, según citaron los periodistas Eduardo Anguita y Daniel Cecchini para Infobae.

Si bien la orden de Perón fue embalsamar el cuerpo de su difunta esposa, el cadáver de Evita Perón tuvo varios paraderos y un destino tanto oscuro como difuso. Pasó a estar embalsamado en el segundo piso de la CGT, a estar en las manos del teniente coronel Carlos Eugenio Moori Koenig (jefe del Servicio de Inteligencia del Ejército) donde estuvo oculto 16 años en un altillo, siendo profanado y siendo sometido a un peregrinaje tan incierto como infame. 

El cadáver de Eva Perón

“Los testimonios coinciden en afirmar que (Moori Koenig) colocaba el cuerpo –guardado dentro de una caja de madera que originalmente contenía material para radiotransmisiones– en posición vertical en su despacho del SIE; que manoseaba y vejaba el cadáver y que exhibía el cuerpo de Evita a sus amigos como un trofeo. Una de sus desprevenidas visitantes, la futura cineasta María Luisa Bemberg, no pudo creer lo que vio; azorada por el desparpajo de Moori Koenig, corrió espantada a comentarle el hecho al amigo de la familia y jefe de la Casa Militar, el capitán de navío Francisco Manrique”, rebobinó el historiador Felipe Pigna.

Carlos Eugenio Moori Koenig, captor del cadáver de Eva Perón

Después de una tortuosa historia, las hermanas y familiares de Eva Duarte de Perón lograron que le devolvieran sus restos para dejarlos al fin descansar en la tumba familiar ubicada en el cementerio de Recoleta. 

 

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