Entrevista a Leo Grosso

El Movimiento Evita, como en el Karate, aprovecha el golpe para contraatacar

El diputado nacional Leo Grosso, referente del Movimiento Evita, no quiso polemizar con CFK, a quien siempre admiró, pero dejó en claro que "mientras las escuelas estuvieron cerradas, nosotros nunca paramos" y dijo que los planes solo son el 5% de los 11.000.000 que cobraron el IFE.

Alejandro Cancelare
Alejandro Cancelare domingo, 26 de junio de 2022 · 17:02 hs
El Movimiento Evita, como en el Karate, aprovecha el golpe para contraatacar
Foto: Télam

“El Estado argentino debe recuperar el control, la ejecución y la auditoría no pueden seguir tercerizadas”, disparó Cristina Fernández de Kirchner, prejuiciosa sobre el rol del Movimiento Evita en el entramado del poder nacional y creyendo que desde ahí salió la piedra que rompió la ventana de su despacho en abril pasado, en la movilización que afectó la Plaza de los Dos Congresos y el edificio del Parlamento.

Hasta ahora, el diputado nacional del Movimiento Evita, Leonardo Grosso, no se había expresado. De excelente relación con todas las partes del Frente de Todos, es una rara avis dentro del sistema oficialista y, particularmente, de las organizaciones sociales.

“No estoy de acuerdo con lo que plantea Cristina ahí. Me duele que hable así de los movimientos sociales y cómo se refiere a los planes porque la quiero mucho”, empezó su diálogo con MDZ en una extensa charla que, además, dejó en claro que el Estado presente es un slogan cuando “fuimos los movimientos sociales los que abrimos comedores mientras las escuelas estaban cerradas”.

Si hay tantos planes, se necesitan cooperativas para que el Estado contrate, ¿hay un Estado presente?

No, si no no tendríamos que haber armado comedores. ¿Vos me queres decir a mí que los municipios o las gobernaciones están peor que nosotros para armar comedores en medio de la crisis?... No. El Estado ahí no llega, por eso estamos nosotros.

En las escuelas hay comedores…

Sí, pero no están abiertos todos los días y en la pandemia estuvieron cerradas. Es mentira que estuvieron abiertas. Tampoco las abrieron para que cocinemos nosotros. En General San Martín los clubes de barrio abrieron sus puertas para hacer ollas populares durante la pandemia. Las escuelas no.

En la entrevista, Grosso reconoció que su militancia se activó y tomó vida “por el proceso de transformación que hicieron Néstor y Cristina. Pero el tema de los planes es un debate abierto que tiene pendiente Argentina y es transversal a los espacios” que para el legislador se reproduce sistemáticamente por “la incomprensión que tienen, ceguera epistémica, sobre la economía popular”.

“No quieren ver cómo se estructuró el sistema del trabajo en los últimos tiempos, con gente que quedó fuera del trabajo formal y regularizado, que no tiene una fábrica o un lugar a la cual debe ir a trabajar todos los días. Hay un sector enorme que no son monotributistas o cuentapropistas, pero que todos los días salen a buscar algo, una changa, un rebusque, pero que no tienen nadie que los defienda, que los contenga y que los organice. Nosotros creíamos que eran 10 millones, pero cuando el presidente Alberto Fernández lanzó el IFE nos dimos cuenta que de eran más, eran 11 millones los que quedaron registrados”, explicó.

Al respecto, el referente del Evita agregó que “ahí hay un mundo al que hay que otorgarle derechos. Ahí hay un mundo que se quedó afuera de cualquier tipo de posibilidades institucionalizadas. Ni sindicatos, ni cámaras asociativas, nada. Todos estos trabajadores se quedaron fuera de todo registro del Estado”.

En clara referencia a los dichos de la vicepresidenta, el diputado nacional sostuvo que si bien no quiere polemizar con ella, “no se puede decir que nosotros administramos los planes como si fuéramos unos meros tercerizadores o precarizadores laborales, sin decirlo así pero más o menos”.

Lo que yo inferí de lo que dijo la vicepresidenta es que ustedes van viendo la cara de las personas, les dan un plan, se quedan con un porcentaje, los amenazan por si no van a una movilización y los tienen a todos con una soga al cuello. Casi que tienen que agradecerles a ustedes por tener una asignación.

Eso no es así. Nadie da de altas o bajas, nadie te da de baja ni de alta desde el Gobierno de Alberto Fernández. Si un trabajador falta de manera recurrente uno da un aviso, da un segundo aviso, el Ministerio lo pone a consideración y luego se resuelve.

¿Pasa efectivamente esto?

Pasa, sí que pasa.  A través de MI ARGENTINA puede cambiarse de unidad ejecutora, hace meses que pasa porque hubo propuestas para cambiar. Todos los días se revisan estos sistemas, la política social en su integralidad. En un país con once millones de personas sin trabajo registrado, con 40% de pobreza, todos los días se revisa la política social.

Nosotros lo que decimos es que es falsa la discusión de los planes. Los planes son trabajo porque en Argentina nadie vive con $19.000 o $20.000 pesos. Es una asignación que se les da a personas que cumplen una tarea y después se van corriendo a cumplir otra tarea, desde atender ancianos, limpiar casas, cortar el pasto o lavar autos, entre otros trabajos.

Lo que yo veo como falsa en esta discusión impuesta por la vicepresidenta que se hace eco de los reclamos de los gobernadores e intendentes es que, en todo caso, si no están bajo la tutela de ustedes, estarán de otros, pero el perro sigue siendo perro y solo cambia el collar. Jaureche decía, como me lo mostró un amigo, que el pueblo quiere dejar de ser perro para ser gente.

Sí, eso también es cierto. Estas coincidiendo con nosotros jajajajajaja. Mirá vos. Si bien el Estado audita de muchas maneras, y el 0800 para eso es muy bueno y todo se contempla, y está bien que la gente denuncie.

Pero no se denuncian muchísimas cosas… la gente efectivamente cree que si denuncian te quitan la asignación.

Hay un montón de denuncias. Hay que conocer el mundo del trabajador informal. Y muchísima gente eligió salir de las unidades que tenían los municipios para pasarse a otros que administramos nosotros.

Las organizaciones sociales generamos múltiples mecanismos y buscamos herramientas para que cada persona se lleve un dinero adicional al plan. Todos deben ganar más de la asignación básica universal, si no no come, no le alcanza para vivir.  En cambio, si te contrata un municipio o una provincia, te pagan solo el plan. No te dan un peso más salvo que sí trabajes para él de manera política.

Cualquier textil cooperativa que trabaje recibe una remuneración adicional. Nuestras organizaciones y unidad ejecutora que, por ejemplo, le confecciona los uniformes a Toyota, cobra como una empresa textil normal, y esos dividendos se distribuyen entre cada uno de los cooperativistas como un adicional.

El esfuerzo principal de nuestras organizaciones es consolidar a la economía popular como un lugar de trabajo y producción, porque es el trabajo el que ordena la vida de la gente, que no tenga que ir a un comedor a pedir comida o vivir de un plan. Porque al final, 120.0000 trabajadores son un puchito, un poquito, un 5% de los 11 millones de trabajadores y trabajadoras informales, y lamentablemente los demás no se organizan. Si lo hubieran hecho, habría más planes.

¿Por qué tendría que haber más planes si buena parte de los trabajos que las cooperativas realizan son dados por organismos oficiales como empresas del Estado o municipios…?

Porque no se paga igual que si la contrata una empresa privada. Es un ahorro para el Estado, porque la asignación inicial, de $20000 pesos, ya está incluida dentro del ingreso del trabajador de la cooperativa y eso es un ahorro. Pero hay muchísimas actividades que no están conveniadas, como el cuidado infantil o de adultos. En las famosas “guarderías”, los trabajadores que ahí están no tienen ningún tipo de convenio y solo cobran un plan. ¡Esto no puede pasar!

Una vez que ingresan a este esquema casi formal, tipo empresa, ¿deben seguir cobrando el plan?

Nosotros creemos que hay que discutirlo a medida que avance la facturación y el ingreso de esa cooperativa. No hay capital acumulado ahí. Entonces todo sale del trabajador, y si se tiene que pagar el monotributo común, la verdad que terminamos pensando todo. ¿Siempre hay un vago? Sí, siempre…

Poneme un punto ahí. Cuesta mucho tener un electricista, gasista, plomero. Desaparecieron los oficios y cuesta mucho encontrar alguien que pueda trabajar bien. ¿No capacitan o arman escuelas de capacitación?

Hacemos mucho de eso, y todos los proyectos empiezan con planes de capacitación, en la que también entrenábamos en la UOCRA u otra organización. Eso existe, pero no garantiza la reinserción en el mundo laboral formal. Y si lo calculamos, no podrían incorporarse más de 60.000 o 70.000 personas. Y hay muchísimas más las que no pueden reinsertarse en nada, son segunda o tercera generación sin trabajo ni ocupación. Aquí falta mucho Estado, pero las organizaciones y las iglesias están mucho más cerca que nadie.

Archivado en