Análisis

La arriesgada maniobra de los radicales para ganarle al kirchnerismo por amplio margen

Los dirigentes que proponen cambiar el futuro, son los que sembraron el presente de Mendoza. ¿Eso es bueno o malo? La irrupción atomizada de otros sectores y los dos debates que vienen: una legislatura polarizada y candidatos que no propondrán leyes, sino consignas.

Pablo Icardi
Pablo Icardi domingo, 25 de julio de 2021 · 09:39 hs
La arriesgada maniobra de los radicales para ganarle al kirchnerismo por amplio margen

Como en una sala de situación de un equipo que se prepara para la guerra, Rodolfo Suarez pone sobre su escritorio papeles con números barras y varios nombres conocidos. El Gobernador mide el impacto de cada medida y, en tiempos electorales, la imagen de los principales dirigentes políticos. Por eso insistió: en sus sondeos hay un trinomio que, dice, mide como nadie y por eso son candidatos Julio Cobos y Alfredo Cornejo. Suarez quiere todo y por eso se juega sin medir formas, aún con una jugada sui generis que es polémica: jugar con la barrera de la legitimidad y ser candidato "testimonial" en las listas del Senado nacional. Suarez no asumirá, pero tendrá el sillón preparado porque, dentro del 2 años, el propio Cornejo dejará la banca; una maniobra curiosa que puede sugerir o carencia de referentes, o un endoganismo extremo. Suarez suele ser un purista de las normas, pero optó por el pragmatismo extremo. Seguramente su candidatura será cuestionada legalmente, pues la Constitución prohíbe esa maniobra, aunque con cláusulas vetustas y fuera de época. 

La foto de los "tres gobernadores" es lo que buscaban para impactar y lo lograron. Más frente a una lista, la del Frente de Todos, que tiene a Anabel Fernández Sagasti luchando en primer plano y con otros referentes refugiados. Pero esa foto, al igual que las listas de todos los partidos, denota otra cosa: los dirigentes que piensan en el futuro de Mendoza y se postulan para mejorarlo son los mismos que construyeron la provincia de hoy; los que sembraron la maquinaria política con la que conviven los ciudadanos. Eso puede no ser malo necesariamente, pero es un dato de la realidad. Cobos, Cornejo y Suarez alternaron en lugares estratégicos de poder desde que terminó la crisis del 2001. En el PJ, si bien Anabel Fernández Sagasti es joven y busca renovar, lo hace en base a alianzas con los mismos dirigentes de la "pos crisis", como Carlos Ciurca, y buscando copiar el modelo K que desde el 2003 gobierna el país. Incluso en los partidos que buscan renovar hay un loop: el Mendoexit, que es una de las novedades de las elecciones, suma desde el pasado. 

Suarez quiere "a todos" en las listas para ganar.

El oficialismo aggiornará su discurso a los cargos casi testimoniales que tendrá. No apuestan a una campaña de propuestas como legisladores, rol que Cornejo confesó no le gusta; sino a consignas dramáticas desde lo institucional por lo que, aseguran, está en juego a nivel nacional. Mendoza pone en juego dos senadores y cinco diputados en ese esquema; cifra con poco peso. Claro que el mismo escenario se da puertas adentro: Cambia Mendoza tiene una mayoría enorme en la Legislatura. La que consiguió con los votos del 2015 y 2017, y también con las negociaciones políticas para atraer "ex opositores". También estará en juego los equilibrios de poder en Mendoza, con una posibilidad cierta: que se licúen las terceras fuerzas y que la grieta quede plasmada en un bipartidismo extremo. Todo, por la atomización de partidos.

Empresarios a las urnas

Un dato particular es la presencia de representantes del sector empresario en las listas. La participación activa en la política es un dato relevante. También, claro, esconde desencuentro profundos. El año pasado Rodolfo Suarez intentó convocar a todos los sectores para "pensar" la provincia que viene. La propuesta no convenció y la respuesta fue flácida. Tanto que hasta hubo dirigentes que armaron sus propios grupos. Ahora, por citar una frase célebre de Cristina Fernández, "armaron un partido" para intentar ganar las elecciones.

Vargas Arizu salta a la arena política dentro de Cambia Mendoza.

El problema para ellos es que no armaron uno, sino al menos tres fuerzas políticas distintas. Esa "energía productiva", como la llaman, competirá de manera atomizada, cuestión que le quitará relevancia electoral. Como ocurre en política, para sostenerse en el tiempo hay que saber perder. Es lo que deberán tener en cuenta los desperdigados nuevos partidos en septiembre y, si llegan, en noviembre. Un detalle: en los partidos grandes, como la UCR y el PJ, están preocupados por los recursos. Si bien no les faltan ventanas para abrir, muchos de los que colaboraban para financiar las campañas están ahora en fuerzas propias. 

El financiamiento no es un dato menor. La Cámara Nacional Electoral calculó que la campaña costará 14 millones de pesos  en las PASO y 29.843.367 de pesos en las generales. En realidad ese es el monto máximo que podrían gastar; una cifra exigua para los partidos grandes (que gastan mucho más) e inalcanzable para los más chicos. 

El módulo electoral supera los 20 pesos y los aportes de privados para la campaña se fijaron en 596.867 pesos en el caso de Mendoza para "un año calendario" y 298.434 para gastos exclusivos de campaña. Pero no es todo. El otro dato relevante en cuanto a la recaudación y gastos es lo que cuestan las impresiones de boletas. En una lista completa para toda la provincia, rondará, según los cálculos, los 5 millones de pesos para garantizar "una boleta por elector" en cada ronda electoral. Las colectoras que participarán también serán una fábrica de dinero en esa sinergia, como ocurre en cada elección. 

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