Por qué el precio "artificial" del petróleo no soluciona el problema

El nuevo precio “artificial” del petróleo tendrá un efecto rápido en las cuentas públicas porque multiplicará el valor con el que se calcula el pago de las regalías. Pero no tendrá un resultado tan inmediato en el fondo del problema: la brutal caída de la actividad en una de las industrias que mayores recursos genera por la cadena de valor que desarrolla.

Por la falta de demanda las petroleras medianas y chicas dejaron de producir en Mendoza. La refinería de YPF dejó de comprar a los proveedores externos porque solo se produce poco más del 50%. Las plantas de almacenamiento de petróleo están al tope y por eso se cerró la producción, con los perjuicios que ello genera. La empresa que había lanzado el plan de expansión de "Vaca Muerta" en Mendoza tiene sus pozos cerrados y no produce. 

En la industria esperan que el camino de la recuperación sea lento y aún hay desconfianza.

Hoy se hizo oficial la imposición del precio del barril de petróleo en Argentina, que será de 45 dólares y no estará atado al precio internacional; al menos hasta que no suba. De ese precio base se desprenden otros valores que tienen que ver con la calidad del crudo que se extrae. La medida era exigida por la provincias petroleras y se destrabó con el cambio de conducción en YPF.  

"Hasta el 31 de diciembre de 2020, las entregas de petróleo crudo que se efectúen en el mercado local deberán ser facturadas por las empresas productoras y pagadas por las empresas refinadoras y sujetos comercializadores, tomando como referencia para el crudo tipo Medanito el precio de USD 45/bbl, este precio será ajustado para cada tipo de crudo por calidad y por puerto de carga, utilizando la misma referencia, de conformidad con la práctica usual en el mercado local", dice el Decreto.

Impactos

Los ingresos por regalías habían caído el 60% por el precio del petróleo, que llegó a ser calculado hasta en 15 dólares. Mendoza estaba en el lote de provincias que reclamaban desde hace tiempo que se imponga nuevamente el llamado “barril criollo”, es decir que haya un precio local que difiera del nacional para recaudar algo más y acercarse al Presupuesto (el 8% de los ingresos de la provincia son por regalías), pero sobre todo por la actividad. En ese sentido, el Decreto trajo algo de tranquilidad porque establece que el precio especial "será de aplicación en todos los casos de entregas de crudo en el mercado local para la liquidación de las regalías hidrocarburíferas".

El precio previsto por el Gobierno es dinámico y tiene pautas de revisión. El Decreto pone una larga serie de condiciones a las empresas. Entre ellas la prohibición de importar (que suena obvio porque en el exterior el precio será más barato) y también la obligación de sostener “los niveles de actividad y/o de producción registrados durante el año 2019”, algo complejo por la baja demanda y hasta la poca capacidad de almacenamiento que hay.

Las empresas dudan tienen dudas por la “trabazón” de requisitos impuestas y otras cláusulas previstas en el Decreto. Entre ellas, la obligación para que las empresas productoras apliquen los mismos criterios para los subcontratos y que mantengan la misma planta de trabajadores que tenían al 31 de diciembre de 2019. Allí hay una pauta de flexibilidad: se habilitan negociaciones para lograr “modalidades laborales que mejoren la eficiencia, la tecnología y la productividad y que estén acordes con las mejores prácticas nacionales e internacionales de la industria de los hidrocarburos”.

Cerrado

La cuarentena puso freno abrupto a la demanda de combustibles y derivados. De allí hacia abajo, toda la cadena productiva sintió el impacto. Empresas chicas y medianas frenaron la producción en Mendoza. Es lo que le ocurrió, por ejemplo, a Petrolera El Trébol, la firma que tenía proyectos de inversión más grandes y que fue la primera en desarrollar el petróleo no convencional a través de la fractura hidráulica en Mendoza. YPF no les compra petróleo porque prioriza su propia producción. Y las empresas tienen todas las baterías y tanques llenos, con el riesgo ambiental extra que eso supone. 

En el caso de Petrolera El Trébol, el cierre fue total. "Si bien la Compañía se encuentra actualmente revisando su posición, no tiene otra opción que cerrar la producción de crudo en sus áreas operadas Puesto Rojas (petróleo no convencional), Atamisqui y Tupungato", informó hace un mes a la Bolsa de Comercio.  La razón es la que se mencionó: la falta de demanda y el cese de compras de YPF. "Petrolera El Trebol S.A., Grecoil y Cía S.A., Kilwer S.A. y Ketsal S.A., han recibido una notificación de YPF Sociedad Anónima (“YPF”) por la que YPF informó la suspensión temporal y hasta nuevo aviso de sus compras de petróleo. En su notificación, YPF manifiesta que el brote de la pandemia ha provocado una reducción significativa de la demanda de petróleo, lo que ha obligado a YPF a reducir y/o detener la producción en sus refinerías y a interrumpir la recepción de crudo en el punto de entrega", informaron.

Lo mismo pasó con los planes de expansión. No hay presentaciones para perforar nuevos pozos y los que había se frenaron.

La recuperación del sector estará atada a la demanda. Primero funcionaría para volver a “hacer andar” la maquinaria para producir los pozos hoy cerrados. Recién luego, y con el panorama productivo más claro, vendrá (según especulan) el análisis de las inversiones.

Argentina tuvo mucho tiempo una política de “burbuja”; donde se impuso un precio criollo del barril de petróleo. Ocurrió con un barril más barato que el resto del mundo para evitar la suba de los combustibles de manera desproporcionada en un momento (cuestión que funcionó para evitar ese problema pero desincentivó la inversión y generó desabastecimiento) y también con un barril más alto para incentivar la inversión en Vaca Muerta.