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La PASO también comenzará a definir la carrera entre Suarez y Anabel

La elección nacional del 11 de agosto impactará fuerte en Mendoza, que un mes y medio después elegirá gobernador. Rodolfo Suarez descarta que un triunfo de Mauricio Macri lo pondrá en una posición inmejorable. Anabel Fernández Sagasti está convencida de que, si gana Alberto Fernández, demostrará que en la provincia se le puede ganar a Alfredo Cornejo. Las dudas sobre los pronósticos de las encuestas.

domingo, 4 de agosto de 2019 · 13:39 hs

Como pocas veces en los últimos tiempos democráticos, una elección nacional tendrá un impacto fuerte en la provincia.

Rodolfo Suarez y Anabel Fernández Sagasti estarán el próximo domingo 11 de agosto a la medianoche no solo pendientes de cómo se perfilará la elección presidencial de octubre después de la PASO, sino que también comenzarán a otear el horizonte de lo que se les viene: la pelea por la gobernación del 29 de septiembre.

El candidato del radicalismo tiene algunas certezas de cara a lo que se viene: descarta que un triunfo de Mauricio Macri en Mendoza lo colocará ya en la recta final del objetivo, pero lo domina la incertidumbre acerca de si  Alfredo Cornejo, que encabeza la lista de candidatos a diputados nacionales, lo terminará empujando al presidente hacia arriba.

Reflejo de la realidad electoral de Macri en Mendoza: el gobernador está diez puntos por encima del presidente en intención de voto porque, está claro, goza de mejor imagen. Pero el gobernador no encabeza la boleta.

¿Habrá corte?, será difícil. Primero porque Cornejo, por más que lo intentó, no logró provincializar la campaña. Y es lógico: la gente está muy pendiente de una elección en la que se define nada menos que el próximo presidente. Y segundo: el récord histórico de corte de boleta se dio en las elecciones de 2011 ( cuando triunfó Francisco Pérez) y  fue de apenas el 4%. Pero estuvo influenciado, en aquella ocasión, por un candidato, Roberto Iglesias, que hizo campaña específicamente para que la gente concurriera con tijeras a la urnas. 

En este caso a Cornejo no le dio para tanto. Desdobló las elecciones para no dejarse arrastrar hacia abajo por Macri, pero no se atrevió a pedir por un corte, más allá de que en algún tramo de la campaña se fantaseó con la posibilidad de llevar boleta corta. Es decir, sin candidato a presidente. Recién en el tramo final, comenzó a pedir el voto para Macri.

Más allá de todas las dudas que han generado la metodología aplicada por las encuestadoras, Mendoza acompañó los registros a nivel nacional que hablan de una recuperación de la intención de voto del presidente en el sprint final de la campaña. Esta semana se difundió, por caso, una de las pocas mediciones que se realizó en la provincia en dónde se señala un virtual “empate técnico” entre el presidente y Alberto Fernández que está clavado en los 36 puntos.

Para Suarez, un empate en la PASO entre Macri y Alberto o una derrota del presidente por muy poca diferencia el 11 de agosto, hará prácticamente irremontable la cuesta a la candidata del Frete Elegí en septiembre.

Anabel jugará fuerte esta semana. Irá el martes a Santa Fe para participar del cierre de campaña de Fernández y de Cristina Kirchner, en dónde junto a candidatos y gobernadores del peronismo, firmará un acuerdo por un paquete de obras para Mendoza que Alberto se comprometerá a hacer en caso de ganar.

El peronismo local sabe que juega su carta más importante la semana que viene. Si gana acá la fórmula Fernández - Fernández (la diferencia no importa para ellos) no solo confían en que la gente terminará influenciada luego en la instancia provincial para optar por un gobernador del mismo color político del que lleva la delantera para presidente. Pero también saldrán a mostrar que le ganaron a Cornejo.

“Sabemos que la elección de setiembre es difícil y que Anabel la tiene difícil. Pero un triunfo de Alberto Férnandez y una derrota a su vez de Cornejo va a generar una expectativa emocional y un impacto social y político de que se le puede ganar al gobernador.”, se entusiasman dentro del elenco de Sagasti.

Otro de los interrogantes es cómo se desempeñará Roberto Lavagna. Cornejo apostó por la polarización en Mendoza, porque entendió que el Frente que conforma es quien más se beneficia de esa estrategia. Hasta hace poco meses, un 40% de los encuestados de la provincia decía que estaba pensando una opción por fuera de la grieta. Algunos encuestadores anticipan buenos resultados del candidato de Compromiso Federal en los grandes conglomerados urbanos. Y en ese pronóstico está incluido Mendoza.

En este mar de incertidumbres, un detalle no puede dejar de ser tenido en cuenta. La mayoría de las encuestadoras (en esta elección fueron confeccionados y divulgados casi una veintena trabajos de empresas distintas) trabajaron en un contexto de crisis económica y optaron por una metodología de medición que claramente tiene sus límites.

Casi ninguna consultora hoy está en condiciones de desplegar como mínimo a las 200 personas que se necesitarían alrededor del país para realizar muestreos domiciliarios y establecer una foto electoral a nivel nacional que resulte realmente confiable.

La encuesta domiciliaria personal es catalogada como “la madre de todas las encuestas” (allí el encuestador visita en su domicilio al entrevistado para establecer un contacto cara a cara), aunque este sistema tiene un costo que resultó inviable y que podría llegar a los $2.500 por cada caso.

Para esta PASO, el grueso de los sondeos de opinión se realizó vía telefónica y a través de un sistema automatizado que se conoce como IVR (Interactive Voice Response) cuyo costo es notoriamente inferior: puede llegar a los $160 como máximo por entrevista.

Los matices dados a conocer por las encuestadoras fue notable. En pocas semanas pasaron de una diferencia importante de Alberto Fernández sobre Mauricio Macri, a un escenario en donde el presidente aparece recortando esa ventaja hasta llegar, en un numero importante de estudios, a la posibilidad de un empate cuando faltan siete días para el comicio.

¿Dónde podrían estar las falencias de estos pronósticos? En dos aspectos, básicamente. Y relacionados, además.

Uno de los problemas es que los llamados telefónicos del sistema IVR se realizan a teléfonos fijos y en la actualidad solo la mitad del país cuenta con línea en su casa. El resto que no es consultado, según los especialistas, tiene un sesgo del voto al peronismo, según se presume.

Pero hay otro límite: las encuestas se están realizando no solo con la misma metodología, sino que también se están llevando a cabo con el mismo padrón telefónico, con lo que se incrementa el nivel de rechazo a contestar de mucha gente que, cansada de que la llamen, puede llegar incluso a contestar de manera automática sin siquiera llegar a escuchar el final de cada pregunta que se le hace.

“Todos estamos obteniendo resultados muy sesgados”, reconoce Gustavo Córdoba, uno de los encuestadores que trabaja a nivel nacional. “Esto nos obliga a trabajar mucho y a hacer distintas ponderaciones y comparaciones estadísticas para que el resultado sea lo mas acertado posible”, reconoce.

Córdoba relató a MDZ su propia experiencia en cuanto a las distintas metodologías. “Hicimos un trabajo en Mar del Plata y en la encuesta telefónica Macri nos daba una un intención de voto del 38%. En el mismo momento y ante una encuesta presencial, esa intención fue del 32%. Hay que esperar el resultado del 11 de agosto, esa será la verdadera encuesta, y no hay que pedirle a la herramienta de medición más de lo que la herramienta puede dar”, sentenció.

Y sintetizó: "Este tipo de encuestas sirve para medir el contexto. No tanto el pronóstico electoral. Nuestra medición da una intención de voto para Alberto Fernández de 38% y de 34% para Macri. Es perfectamente normal que Macri, si se toma el error muestral, pueda estar a un punto de Fernández. O que sea al revés: que sea Alberto, en definitiva, quien esté a siete puntos".