Legislatura provincial

Intrigas que impiden ponerles fin a los basurales

La planta para los residuos sólidos urbanos de diez departamentos está frenada por las dudas del justicialismo. Pero más allá de los reparos opositores, la UCR sospecha que no hay apoyo a la iniciativa porque han renacido las divisiones en ese partido. Los detalles poco conocidos de un proyecto que nadie discute en serio. 

miércoles, 9 de octubre de 2019 · 10:01 hs

Rodolfo Suarez y el radicalismo en pleno están convencidos de que el PJ mendocino volverá a dividirse después de la derrota en las urnas del 29 de setiembre pasado.

Hay que decir que, si esa grieta ya se produjo, todavía no es muy evidente. Los justicialistas se encuentran, en todo caso, inmóviles, asimilando el golpe de las urnas.

Y mirándose con cierta desconfianza, tal vez, como pasa en la Legislatura, donde algunos proyectos importantes están condenados a esperar que pase el duelo peronista.

La planta de gestión de residuos sólidos urbanos es la víctima actual de ese limbo del PJ. El oficialismo trata de empujar un proyecto de endeudamiento a partir del cual promete hacer realidad un enorme salto de calidad en el manejo de la basura en Mendoza. No puede salir esa ley sin los votos de al menos una parte del principal partido opositor, pero el justicialismo se opone a dar el debate.

Un sin número de objeciones han aparecido desde que el proyecto desembarcó hace unos meses en la Legislatura. El dólar y la crisis económica (se tiene que aprobar un endeudamiento de 25 millones de dólares con el BID) han dado las excusas perfectas para frenarlo, aunque en el camino siguen apareciendo cada vez más "dudas" peronistas: los costos del transporte de la basura, el operador privado que se hará cargo de este "negocio", etcétera.

El estado de sospecha alcanza para dilatar un proyecto que el PJ no quiere tratar ¿Hasta cuándo? Nadie lo dice.

El PJ no quiere saber nada, pero difícilmente los presupuestos anuales permitan alguna vez en Mendoza disponer de 1.500 millones de pesos  limpitos para construir una planta de residuos que erradique casi todos los basurales a cielo abierto y termine con ese modo de vida precario e insalubre de cientos de familias que viven de ellos.

En consecuencia, para hacer la planta, hay que endeudarse, y es muy probable que el crédito que ofrece el BID sea hoy la única opción en ese sentido.

El GIRSU no es un proyecto indiscutible, de todos modos. Se buscaba ponerlo en marcha desde finales del gobierno de Francisco Pérez, pero demoró casi cuatro años más en concretarse.

Y todavía quedan algunos puntos importantes a resolver. Por ejemplo, la conformación del consorcio interdepartamental que manejará la basura cuando la planta sea una realidad.

Mas aún. Ningún justicialista ha prestado mucha atención a que el proyecto del GIRSU propone algo más que la disposición final de la basura: también contempla el coprocesamiento de parte de los residuos sólidos urbanos.

Este proceso consiste en usar plásticos y papeles como combustible, para las cementeras por ejemplo, previa separación de otros materiales.

El problema principal del coprocesamiento es que la declaración de impacto ambiental (DIA) para el GIRSU emitida en marzo de este año por el Gobierno provincial no lo autoriza.

El secretario de Ambiente, Humberto Mingorance, reconoció esto ayer, ante la consulta de MDZ: "Es cierto, para eso hay que hacer una evaluación de impacto ambiental nueva y una DIA aparte".

Mingorance aclara, de todos modos, que el coprocesamiento de la basura es solo una opción u ofrecimiento de inversión para el privado que se interese en la obra. Así como la generación de energía, que también figura entre las propuestas para reducir al mínimo el enterramiento de desechos.

La idea del Gobierno es llamar ahora a licitación con la DIA para la planta de disposición final de residuos aprobada y que el proceso de impacto ambiental para el proyecto de inversión privada se haga después.

Pero estos temas importantes no se encuentran en la mesa de debate ahora en la Legislatura. "Lo más fácil para el PJ es no aprobarlo porque están enredados siempre en lo mismo", critican algunos observadores.

"Lo mismo" equivale a una diferenciación, dentro del justicialismo, entre diputados kirchneristas y diputados que responden a los intendentes. La misma separación que existía antes de las elecciones provinciales y que dejó a la vista diferencias entre la candidata a gobernadora, Anabel Fernández Sagasti; y el intendente de San Rafael, Emir Félix, en el tema de las obras. 

Por ahora, impera el silencio. A nadie le conviene exhibir esta grieta peronista en medio de la campaña para las elecciones presidenciales de fines de este mes. 

De todos modos, hay quienes aseguran que hay un clima de sospecha entre las dos facciones. "Están viendo quién afloja primero para tratarlo de traidor", revelan algunas fuentes.

Ese panorama está obstaculizando el proyecto de la planta de residuos para 10 departamentos. Pero además, siembra algunos interrogantes sobre la solidez del principal partido opositor y el rol importante que tiene que jugar: el ejercicio de un control serio de las acciones de gobierno.