Opinión

Los genios recién se dan cuenta que puede haber voto castigo

Más allá de los discursos, seguimos viviendo de prestado. Sin el FMI esto no tenía futuro y los genios que están al frente de la conducción económica y política recién ahora piensa en la posibilidad de que exista voto castigo es bastante real. ¡Mauricio, no podés ser tan inocente!¡Vos ganaste por el voto castigo a CFK!

domingo, 7 de abril de 2019 · 10:09 hs

Si a usted le parece que un legislador gana mucho dinero, mejor que ni se entere cuánto cobran los "asesores" como Durán Barba y los otros que aconsejan a Macri y sus ministros. La cuestión es que esos "genios" recién se dan cuenta que el voto castigo puede cambiar el destino de la elección que se viene, cosa rara porque Macri llegó al Gobierno por el voto castigo a CFK-y no por otra razón- y aquí al ladito no más pasó lo mismo con Jair Bolsonaro y el descontento por toda la trama del Lava Jato.

Con la soberbia que los caracteriza, creían que con Cristina al frente -y todo lo que dejó en su gestión- no había posibilidad de perder. Sin embargo, las encuestas y la situación de crisis profunda en la que nos encontramos (con una inflación que no pudieron controlar y un dólar que preocupa más allá de los anuncios de subastas de U$S 9.600 millones del FMI), la posibilidad de que no ganen las elecciones no es una idea descabellada.

Es que la lógica del voto castigo puede superar incluso todo lo que pasó en los gobierno anteriores, ya que tiene la capacidad de hacer perder la memoria. Cuando se quiere castigar lo único importante es hacerle sentir a un funcionario que decepcionó lo mal que hizo las cosas y cómo sus actos empeoraron la calidad de vida del votante. De ahí que el discurso del "camino correcto" y de "lo peor ya pasó" no estén teniendo ningún efecto y la imagen negativa del presidente siga creciendo.

Los asesores y los genios de campaña parece que poco pueden hacer cuando no hay un sólo indicador que sea positivo en la gestión. La inflación seguirá por encima del 30%, la desigualdad entre los que más y menos ganan sigue creciendo, la canasta alimentaria aumentó 58% en los últimos doce meses, además del desempleo, producción y así una larga lista.

Pero la cifra que se hace indignante en la boca de los funcionarios nacionales, especialmente la del presidente, es la de pobreza. Claramente Macri no tiene idea lo que es la pobreza, pero en su absoluta ignorancia respecto a lo que se siente es mejor llamarse a silencio y no tratar de explicar que se trata de "una pobreza distinta". De ninguna manera el que es pobre está mejor que antes, la única forma de que mejore su vida es salir de ese círculo. Los aumentos en asistencia social no los lograron sacar antes y tampoco lo están haciendo ahora. Si los alimentos suben a un ritmo del 60% no hay ayuda suficiente que pueda permitirles apuntar a una vida de mejor calidad.

Ahora en el Ejecutivo buscan la forma de intervenir y frenar las subas, trabajan en planes de intervención y otras herramientas, pero lo hacen por el miedo que les generaron los números de las encuestas y la posibilidad de que un candidato X o la misma Cristina -aunque suene increíble- le pueda ganar a un Mauricio Macri que no tiene indicadores positivos para mostrar en tres años de gestión y que cada vez que habla genera más molestia que confianza con su optimismo infundado.

Hasta el famoso círculo rojo parece soltarle la mano después del impacto que han tenido los cuadernos de la corrupción. Eso, junto a la necesidad de buscar alguna forma para que el empresariado que se vio golpeado por el caso no siga pasando malos ratos y "pague los platos rotos" por toda la cadena de corrupción que existe en el país.

El discurso del presidente sigue alejado de la realidad y los asesores no tienen reacción. Todos los candidatos se quieren despegar de él y si mañana CFK decide no ir por la presidencia un tercer candidato podría ser el peor escenario. Igualmente, mientras usted y yo la sufrimos día a día con los golpes de la crisis, los "genios" de la gestión le palmotean la espalda a un presidente que le falta calle y que en las cuatro paredes escucha voces que ya no lograron encaminar el país en los últimos tres años.