Nacer y morir en la calle
Una historia extrema de abandono animal que sucedió esta semana en El Challao.
Abandonada. No aparecen solos. A ella -o a su progenitora- en algún momento la dejaron tirada en avenida Champagnat. Allí arrancó esta historia. Habrán creído que Dios se iba a encargar de criarla si la dejaban cerca de la iglesia del Challao, o algo parecido. Afirman que tuvo cría frente a Pallatium y vivió en un agujero de tierra. Quedó uno: el resto de los cachorros murieron. Y no dejaba que nadie se acercara a ese cachorro por miedo a otro abandono, porque era lo único que tenía. De regreso a casa Adriana, una trabajadora social y vecina de la zona, que siempre le acercaba alimentos, esta semana encontró al cachorro atropellado. Y a la perra, pegada a él. No se movió de allí -ni dejó que nadie se acercara a tocar a su cachorrito fallecido- desde el mediodía hasta la noche y madrugada siguiente. Esa noche la sensación térmica fue de dos grados bajo cero. Igual no se movió de allí.
Vecinos que andaban por la zona pasando la iglesia de El Challao durante ese jueves detuvieron el coche porque era realmente llamativo. Otros también detuvieron el coche para contemplar y sentir este dolor, consecuencia de algo que arrancó cuando una familia del Gran Mendoza, seguramente, decidió hacerla fácil y tirarla, allá arriba, en El Challao. Perdió la cría. Quedó uno. Y apareció muerto en la calle Champagnat. Adriana vino llorando y me dijo: "Nació y murió en la calle".
Al día siguiente, ella me muestra un mensaje de una amiga, Daniela, que conmocionada por lo que Adriana le había contado fue hasta El Challao para llevarse a su casa a la perra que había perdido sus crías.
Hay una cultura de la muerte muy ligada a una cultura de la irresponsabilidad. Y eso fue lo que marcó el punto de partida de esta historia, cuando algún vecino del Gran Mendoza decidió tirarla allá arriba porque ese animal pasaba a convertirse en algo descartable. Y por otro lado, tras atravesar toda esta cadena de dolores, finalmente alguien puso lo suyo, vida y responsabilidad, para revertir esta historia para que esa cultura de la muerte del día a día no tenga la última palabra.