El conocimiento, una industria que ya tiene licencia social
La Economía del Conocimiento (EDC) es hoy el tercer sector que más exporta en la Argentina y un fenomenal generador de empleo. Con un ley específica para el rubro, la apuesta es segura: las perspectivas de crecimiento van desde la duplicación de empleos hasta exportaciones millonarias en una década.
[ Maridaje / Musicaliza esta columna Carlos Cutaia con Cromático ]
Algunos de oídas, otros con asesoramiento profesional o búsqueda propia, lo cierto es que en un año plagado de elecciones primarias y generales, locales y nacionales, casi todos los candidatos mencionaron en algún momento -aunque fuera al pasar- eso del "conocimiento" como filón estratégico para los tiempos que corren y los que se vienen.
Con más o menos argumentos, la mayoría de los políticos en campaña reconocía que si el país no va al mundo, el mundo viene a nosotros a una velocidad apabullante. En cambio, los que manejaban data precisa hablaban de la Economía del Conocimiento (EDC), una suerte de zanahoria indispensable para el crecimiento en cualquier punto del planeta.
Las urgencias macroeconómicas de la Argentina claramente imponen prioridades, entre las que figuran la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, poner en caja al dólar, contener la inflación y reactivar el empleo. Se supone que en ese contexto las leyes de Solidaridad Social y Reactivación Productiva son ese colchón sobre el que deben asentarse las medidas que echarán a andar la noria económica.
La EDC ya puede mostrar un dato real de su bien ganado prestigio: hoy es el tercer sector que más exporta en la Argentina, detrás del agrícola y el automotriz.
Con un telón de fondo en el que 80% de profesionales de la ciencia y la tecnología expresaba su deseo de continuar su carrera en otro país, el entonces candidato Alberto Fernández prometía la recuperación de ese sector garantizando que volvería a ser ministerio. La promesa se concretó y hoy tiene al reconocido nanocientífico Roberto Salvarezza (66) como ministro de Ciencia y Tecnología.
Considerada una de las actividades más dinámicas, la Economía del Conocimiento genera empleo de calidad, exportaciones, crecimiento real e impulsa a todos los sectores productivos, para lo cual era clave contar con una ley específica: la 27.506. Reglamentada en octubre pasado, a partir del 1° de enero del 2020 posibilitará que se puedan inscribir las empresas interesadas y que cuenten con una serie de beneficios hasta diciembre de 2029.
De acuerdo con datos oficiales, con el nuevo régimen que abre esta ley se apunta a que las 11.000 empresas alcanzadas tengan un marco tributario que les permita competir globalmente, duplicando en 10 años la cantidad de empleados y multiplicar las exportaciones para alcanzar en 2030 los US$15.000 millones.
Desde el "albertismo" dicen estar convencidos de que será la llave para potenciar al sector manufacturero y de conocimiento, además de la posibilidad de vender esa producción al exterior. Basan su optimismo que en los últimos cuatro trimestres la Industria del Conocimiento generó U$S 6.200 millones y empleó a 445.000 personas.
En Mendoza, donde en los últimos cinco años creció fuertemente este sector gracias al impulso del Polo TIC y el Campus Olegario, entre los principales espacios de innovación y producción, ya hay cerca de 15.000 personas involucradas en un sector que abarca rubros como informática, robótica, telecomunicaciones, nanotecnología e incluso industria aeroespacial.
Desde el programa Mendoza Tec certifican que hay unos 3.000 trabajadores en la provincia que exportan servicios de software, principalmente a Estados Unidos. Lo suyo son las herramientas para el manejo de ciudades inteligentes, teléfonos inteligentes, videojuegos y aplicaciones de todo tipo.
Si bien el semillero es cada vez más grande, frente a este camino tan ancho como largo que invita a ser transitado sin demoras, hay que poner en primer plano la formación de recursos humanos, la cual todavía es insuficiente. Que haya más demanda que oferta habla de ese mar de posibilidades al que un país como el nuestro no se puede permitir no lanzarse de lleno.
Definido como el "Vaca muerta del sector del conocimiento", este rubro está llamado a ser un generador de riqueza que deja muy atrás la polémica disyuntiva minería sí o minería no que copa el debate por estos días en la provincia. Para esto no hay dudas de que se cuenta desde el vamos con una licencia social sin grises.
#ElResaltador
Los herederos de Peter Pan
"Sí, todos tenemos algo de síndrome de Peter Pan, pero por lo general las cualidades que la gente quiere mantener son las físicas. Cuando se habla de la eterna juventud, la gente piensa en una cara tersa, un cuerpo sin flacidez y, sobre todo, en la lejanía de la muerte. Pero si nos lo planteáramos en serio, el elixir de la eterna juventud debería consistir en mantener el entusiasmo, las ganas de descubrir cosas, la curiosidad y el deseo de aprender".
[ David Trueba, cineasta y escritor español, en El Cultural ]
#Solapa
Belgrano. El gran patriota argentino, de Daniel Balmaceda (Sudamericana, 336 págs, $889)
La historia argentina tiene una importante deuda con Manuel Belgrano y Daniel Balmaceda busca saldar parte de ese destino esquivo con este gran libro. El prócer que difundió valores de compromiso; compasión y solidaridad; que rechazaba premios y renunciaba a sueldos; trabajó toda su vida por el bien común. Esta biografía tan diferente como reveladora logra interpretar las verdaderas batallas de Belgrano: su desvelo por el desarrollo del campo y su obsesión con la educación; sus actos de valentía; la importancia de su accionar en la Semana de Mayo; su amistad con San Martín y su actividad militar son algunos de los aspectos de sus hazañas que recorren estas páginas. Sin obviar los hitos históricos como su emotiva influencia en la Declaración de la Independencia.