Cómo subir tus niveles de vitamina D sin salir de tu casa
Con cambios sencillos en la alimentación diaria y un poco de atención médica, mantendrás los niveles adecuados durante todo el año de vitamina D.

Llevar sol no es suficiente.
La vitamina D es fundamental para el cuerpo, pero no siempre es sencillo obtenerla en cantidad suficiente. La exposición al sol genera vitamina D de manera natural, aunque con riesgos asociados si no se toman precauciones. Por eso, la mejor forma de mantener buenos niveles es a través de la alimentación adecuada y, en algunos casos, con la ayuda de suplementos.
Qué debes hacer para obtener vitamina D
El sol es una fuente directa, pero no siempre accesible. Las estaciones, el clima y hasta la hora del día influyen en la cantidad que recibe la piel. Además, pasar demasiado tiempo bajo los rayos solares aumenta el riesgo de daños, como el cáncer de piel. Por eso, muchos especialistas recomiendan obtener la vitamina D principalmente mediante la comida.
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Entre los alimentos ricos en vitamina D, los pescados grasos se llevan el primer lugar. Salmón, trucha, atún o caballa son excelentes opciones. También el hígado de res y las yemas de huevo tienen cantidades considerables. Otro aliado son los champiñones, sobre todo si se exponen brevemente al sol antes de cocinarlos.
A esto se suman productos fortificados, que ayudan a completar lo que falta. Muchas leches vegetales, cereales, jugos de naranja y yogures vienen enriquecidos con vitamina D. Eso sí, no todos los productos contienen la misma cantidad, así que conviene leer las etiquetas para asegurarse de lo que se está consumiendo.
A veces, la dieta no es suficiente. Esto ocurre en personas con poca exposición al sol, dietas limitadas o condiciones de salud que afectan la absorción de nutrientes. En esos casos, los suplementos son una herramienta útil. Sin embargo, antes de comenzar a tomarlos es necesario consultar con un profesional.
Un médico realizará un análisis para determinar si realmente hace falta un suplemento y en qué dosis. Tomar vitamina D sin necesidad o en exceso también tiene riesgos, como problemas en los riñones o niveles elevados de calcio en la sangre.