Las conservas, ¿son malas o solo tienen mala prensa?
Te contamos los mitos y verdades sobre los enlatados. Qué dice una técnica en alimentos
Las latas de conservas tienen tantos adeptos como detractores. Por las facilidades que habilita en cuanto a sus preparados son muchos que las eligen para no tener que demorarse tanto en la cocina al volver a casa. Pero también están aquellos que las "censuran" bajo los cuestionamientos que plantean dudas sobre sus consecuencias para la salud nutricional. Pero, ¿quién tiene razón en este debate? ¿Cuánto hay de mito y cuánto de prejuicio?
Para intentar resolver estas dudas hay voces autorizadas que pueden responder a estos interrogantes populares. En definitiva, cuando se pasa por la góndola de las latas de conservas, la tentación de tomar una, o varias de ellas, siempre está. Por lo tanto, si contamos con información adicional que nos avale en esa elección estaremos más seguros y no nos haremos planteos sobre nuestra salud nutricional.
Conservas: mitos y verdades sobre su impacto en la salud nutricional
Mariana Koppmann es técnica en alimentos, cocinera, bioquímica y autora del libro Cazabacterias. Ella ayuda a despejar todas lass intrigas montadas en torno a las latas de conservas: “Las conservas varían un poco entre marcas, pero en general, algunas tienen un poco más de sal", explica para luego agregar que "en lo que respecta a los vegetales, lo que tienen es un poco más de ácido, para que sean más seguras, pero no cambia tanto la cantidad de sal. Son buenas, sencillamente tienen mala prensa", asegura para desmitificarlas.
Sobre las legumbres enlatadas sostiene: "Comer ese tipo de alimentos en lata tiene muchos más beneficios que la sal que pueda llegar contener. Si a uno le preocupa el consumo de sal que puedan contener, conviene elegir aquellas conservas cuyo rótulo dice. 'bajo en sodio' o 'sin sal añadida'”.
Otros especialistas agregan que para evitar el exceso de azúcar es preferible optar por frutas enlatadas en agua o jugo, en lugar de almíbar. También se aconseja escurrir y enjuagar los alimentos, que en alguna medida puede reducir su contenido de sal y azúcar. Hay que tener en cuenta que muchos alimentos enlatados no contienen ningún ingrediente agregado, pero la única forma de saberlo con certeza es leer la lista de ingredientes.
Es cierto que se deben evitar aquellas latas que estén abombadas, abolladas, agrietadas o con fugas, a riesgo de contraer botulismo, una bacteria sumamente peligrosa; lo mismo se aplica a las conservas caseras o de dudoso origen.