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Millones en un paraíso fiscal: la nueva investigación que complicaría al expresidente paraguayo Mario Abdo

Mario Abdo Benítez es el foco de una nueva investigación que enmarcaría su presidencia entre paraísos fiscales, fondos sin declarar y vínculos diplomáticos.

El expresidente del Paraguay, Mario Abdo Benítez. Foto: Reuters

El expresidente del Paraguay, Mario Abdo Benítez. Foto: Reuters

El domingo se dieron a conocer, por medio del periodista Luis Gasulla, una serie de documentos que podrían llevar a juicio al expresidente paraguayo Mario Abdo Benítez y, además, al Paraguay y sus instituciones a una crisis de credibilidad.

Abdo ocupó la presidencia del país vecino entre agosto del 2018 y el mismo mes del 2023. En ese entonces, supo imponerse como una opción "renovadora" del Partido Colorado, tratando de alejarse de una percepción negativa que se tenía del partido que gobierna el país desde 1948, salvo una breve interrupción entre 2008 y 2013.

Fondos poco claros

Solo diez días después de dejar su cargo, el 23 de agosto, Abdo presentó la declaración jurada de bienes con un patrimonio que ascendía a casi 22 mil millones de guaraníes, lo que en dólares equivaldría a unos US$3 millones. Pero fuera de los papeles algunos números parecerían no ser del todo certeros. El expresidente posee dos empresas de distribución de asfalto, llamadas Aldia SA y Createc SA. Según la declaración jurada, a la que MDZ pudo acceder, las acciones que posee Abdo sobre estas sociedades tienen un valor de aproximadamente US$1.300.00 y US$600.000 respectivamente. Un informe de la Contraloría General de la República de Paraguay expone que, durante el lustro que Abdo fue presidente, ambas firmas obtuvieron beneficios por alrededor de US$45 millones.

Declaración jurada Abdo

La última declaración jurada de Mario Abdo Benítez

Este informe detectaba, a su vez, la vinculación de empresas contratadas por el Estado paraguayo, que luego eran las principales clientes de Aldia S.A. y Createc S.A., lo que complicaría la situación de Abdo en ese círculo, además del hecho de que no declaró recibir parte de esas ganancias exorbitantes. En respuesta a esto último, el 30 de julio del 2024, ambas empresas sacaron un comunicado conjunto en defensa de su accionista mayoritario. En ese escrito aseguran que las asambleas ordinarias, entre los años 2019 y 2022, votaron por colocar las utilidades obtenidas como "reservas operativas", un mecanismo avalado por ley. En ese caso, como estas no fueron distribuidas entre los accionistas, no tendrían que aparecer en la declaración jurada antes mencionada.

Dinero en Seychelles

Ahora, una investigación reveló dos cuentas que estarían radicadas en las islas Seychelles, a nombre de Mario Abdo Benítez y su esposa Silvana López. Estas sumarían más de 20 millones de dólares. ¿Por qué Seychelles? Este país, conformado por más de cien islas en el Océano Índico, es un paraíso fiscal que permite conformar compañías de responsabilidad limitada (LLC, por sus siglas en inglés) a extranjeros, sin grandes impuestos ni mínimos requeridos de capital, mientras que las tarifas de inscripción son de las más bajas del mundo.

La primera cuenta, abierta en 2022 y radicada en el banco MCB International, tiene más de 12 millones de dólares en su haber. La empresa vinculada a ella es Star Capital Financial Services Limited; una LLC cuyos dos "accionistas" son Mario Abdo Benítez y su esposa. Al mismo tiempo, se encontró otra cuenta, abierta a través de la LLC Exchange Contracts International Finance Limited. Está registrada en el Al Salam Bank-Seychelles Limited. Los firmantes autorizados vuelven a ser los mismos y los montos allí depositados superarían los 8 millones de dólares.

Cuentas Seychelles Abdo

Documentos confidenciales revelarían la existencia de las dos cuentas asociadas con Mario Abdo Benítez y su esposa.

Estas dos cuentas registran una serie de transferencias, entre los 600 mil y 1,7 millones de dólares, entre el 2024 y el 2025. Estas provienen de diversas empresas, como Sports Marketing Plus Ltd. o Contract Consultancy Corporation, entre muchas otras. El proceso parecería replicar un típico esquema de lavado de dinero: la constitución de una LLC en el un paraíso fiscal para abrir cuentas bancarias, la llegada en forma fraccionada de los fondos y, por último, debería existir una “repatriación” o inversión de ellos en instrumentos financieros o similares. Toda esta operatoria permite dificultar el rastreo del dinero, como así también retrasarlo. Si la justicia paraguaya tratara de hacer una investigación al respecto, tendría que recurrir a convenios internacionales y demás procesos suplementarios para poder llevar a cabo su tarea, lo cual no sería necesario en el territorio local.

Estas cuentas que no se encuentran declaradas por Abdo, podrían vincularse con las "reservas" de sus dos empresas, tampoco presentes en la declaración jurada. Lo que está claro es que se estaría hablando de un patrimonio mucho más holgado que los 3 millones declarados, y ya más difícil de explicar. A pesar de los obstáculos a sortear, Mario Abdo Benítez podría enfrentar alrededor de diez años de prisión y, de encontrarse, el decomiso de fondos ilícitos.

¿Un embajador estadounidense en la mira?

Esta trama se cruza con otra que ya desató polémica en Paraguay: la del exembajador norteamericano Marc Ostfield. El diplomático pudo retener su cargo hasta julio de este año, sin antes ser partícipe de varios hecho que suscitaron quejas de la varios sectores de la política paraguaya, como así también el pedido, a fines del año pasado por parte de la Cancillería local para que este deje su cargo.

Marc Ostfield
Marc Ostfield, exembajador estadounidense en Paraguay. Foto: Agencia IP

Marc Ostfield, exembajador estadounidense en Paraguay. Foto: Agencia IP

Ostfield fue acusado frecuentemente en el pasado de influir en la política y elecciones locales. La herramienta favorita del exembajador eran las "designaciones"; una especie de sanción pública que, por ejemplo, prohíbe el ingreso de los acusados y sus familiares a los Estados Unidos.

Hay dos designaciones que llaman la atención en el historial de Ostfield. La primera es la referida al expresidente Horacio Cartes, mentor político del actual presidente Santiago Peña, en julio del 2022. Ostfield habló de "participación en actos de corrupción significativos". En agosto de ese mismo año, le tocaría el turno a Hugo Velásquez, al que tildó de "significativamente corrupto".

Velásquez era, nada más ni nada menos, que el vicepresidente de Abdo y precandidato presidencial del Partido Colorado. Según la embajada estadounidense, este habría ofrecido sobornos a funcionarios públicos paraguayos y también influenciado en procesos públicos. Velásquez se vio obligado a renunciar a su cargo y declinar su candidatura, a pesar de declararse inocente. Abdo ya había dado la bendición a otro como su candidato: Arnoldo Wiens.

Ya en 2023, a solo tres meses de las elecciones, Ostfield volvió a cargar contra Cartes, sancionando sus empresas, mediante la Oficina de Control de Bienes Extranjeros de los Estados Unidos. Había pasado poco tiempo desde que Cartes se había hecho con la presidencia de su partido e impuesto a Peña como candidato oficial por sobre Wiens, el discípulo de Abdo.

Santiago Peña pone en juego la hegemonía del Partido Colorado
Santiago Peña, actual presidente de Paraguay. Foto: Archivo

Santiago Peña, actual presidente de Paraguay. Foto: Archivo

La historia no termina allí. Poco después de las elecciones donde Peña resultó electo, el sitio Distributed Denial of Secrets, una especie de Wikileaks actual, filtró una serie de documentos que marcan una estrecha relación entre el gobierno americano y la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Saprelad) del Paraguay. Entre ellos, se encontraban reportes enviados por el Estado paraguayo a los estadounidenses, poco antes que Ostfield comenzara con sus denuncias. La responsabilidad de la elaboración de esos informes, podría escalar hasta Abdo. La Fiscalía de Paraguay llegó incluso a imputarlo por delitos de filtración y producción de documentos con contenidos falsos.

Desde el gobierno de Peña, se cuestionaba cómo la embajada estadounidense avanzaba rápidamente contra Cartes y quienes le respondían, pero hacía la vista gorda con respecto a las denuncias que tocaban a Abdo.

Más tarde se filtraría un memorando de la embajada, presuntamente redactado por el mismo Ostfield, donde se habla de Mario Abdo Benítez como parte de los "colaboradores" del gobierno norteamericano. A su vez, se denunciaba una campaña en contra de Abdo desde medios que son propiedad de Cartes. Todos los "ataques" contra el expresidente recaían siempre en los negocios de sus distribuidoras de asfalto, las mismas que vieron crecer sus dividendos rápidamente durante su mandato. Todo indicaría que existió una protección explícita por parte de Ostfield a Mario Abdo Benítez y los suyos, mientras cabría preguntarse si Ostfield tuvo conocimiento o no de las cuentas radicadas en Seychelles.

Entretanto, Paraguay, un país que se jacta de su estabilidad económica, puede ver golpeada su reputación y credibilidad internacional. Esto afectaría las pretensiones del nuevo gobierno de convertir al país en un hub logístico para toda la región, mediante la atracción de inversión extranjera.