La gigantesca dificultad militar de Venezuela con sus aviones antiguos ante la última tecnología de Estados Unidos
El despliegue de cazas F-16 venezolanos frente a los B-52 revela una diferencia tecnológica abismal y décadas de deterioro en la aviación militar de Venezuela.

Los cazas con los que cuenta Venezuela tienen 37 años de antiguedad.
Venezuela ha respondido al sobrevuelo de bombarderos B-52 estadounidenses en las cercanías de su espacio aéreo con el despliegue de sus cazas F-16, un gesto simbólico que expone la obsolescencia de su flota, de 37 años de antigüedad. La crisis de mantenimiento y el embargo estadounidense evidencian la enorme distancia tecnológica entre ambos países en capacidad aérea.
Sin embargo, la realidad muestra una brecha tecnológica que deja a Venezuela en una posición de clara desventaja frente a la potencia militar de Estados Unidos.
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Los F-16 de Venezuela, fabricados por Lockheed Martin, fueron en su momento símbolo de modernización. En 1983, el país sudamericano se convirtió en el primero de Latinoamérica en adquirir estos cazas, comprando 18 unidades F-16A y 6 F-16B durante el gobierno de Luis Herrera Campíns. Aquella operación representó el punto más alto de cooperación militar entre Washington y Caracas.
De la modernización al aislamiento tecnológico de Venezuela
Durante los años 80 y 90, la Fuerza Aérea Venezolana gozaba de una flota moderna. A los cazas F-16 se sumaban aviones de transporte Lockheed C-130 y helicópteros Enstrom en sus variantes 280 y 480. Sin embargo, ese panorama cambió drásticamente con el ascenso del chavismo al poder.
En 2006, Estados Unidos impuso un embargo que prohibió la venta de piezas y repuestos para los F-16 venezolanos. La medida, tomada en respuesta al creciente autoritarismo del régimen, dejó a la flota prácticamente inmovilizada. Sin acceso a actualizaciones de software, sistemas de armas o mantenimiento certificado, los cazas comenzaron a deteriorarse aceleradamente.