Cómo fue el turbulento mandato de Dina Boluarte, la primera mujer en presidir Perú que acabó destituida por el Congreso
La primera presidenta del país andino acabó de modo abrupto su mandato de dos años y diez meses después de su cese exprés por parte del Congreso.

Dina Boluarte, la primera mujer en liderar Perú, fue destituida de forma inesperada por el Congreso la madrugada de este viernes, lo que puso fin a una gestión marcada por la creciente violencia, escándalos de corrupción y una baja popularidad.
Su abrupta salida se produjo tras la aprobación unánime de una moción de vacancia por "incapacidad moral permanente", respaldada por 118 votos a favor, sin votos en contra ni abstenciones.
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Boluarte asumió la presidencia en diciembre de 2022, tras la destitución de Pedro Castillo, de quien era vicepresidenta.
Castillo fue removido por intentar instaurar un "gobierno de excepción", lo que abrió paso a Boluarte en medio de una profunda crisis institucional.
Durante su mandato, Boluarte enfrentó múltiples investigaciones judiciales y su nivel de aprobación se mantuvo entre los más bajos de la región.
Además, no logró cumplir su principal promesa: acabar con la violencia que sacude al país.
Aquí te contamos más sobre su figura.
De candidata a alcaldesa a primera presidenta de Perú
Abogada de profesión, Boluarte (Apurímac, 1962), se presentó en las elecciones municipales de 2018 como candidata a la alcaldía de Surquillo por el partido Perú Libertario, pero con poco éxito: solo obtuvo 2.040 votos y quedó en novena posición.
Antes, trabajó como funcionaria en el Registro Nacional de Identificación y Estado Civil (Reniec) desde 2007. También fue directora de bienestar del Colegio de Abogados de Lima.
En los comicios presidenciales, participó como candidata a vicepresidenta de Pedro Castillo con el partido Perú Libre y ganó en segunda vuelta. Además de este cargo, también fue ministra de Desarrollo e Inclusión Social, durante el breve mandato de Castillo.
Cuando Castillo quiso disolver el Congreso y establecer un "gobierno de excepción", encontró la oposición de sus adversarios políticos, pero también de su gabinete. Y llevó al legislativo a pedir una moción de vacancia contra él, que fue aprobada y provocó su destitución.
Poco después, Boluarte juramentó como presidenta ante el Congreso peruano.
Durante la jura del cargo, Boluarte expresó su intención de gobernar hasta 2026, fecha del fin del mandato de Castillo.
Un arranque convulso
Al poco tiempo de asumir el cargo, estallaron protestas en el país, en las que los manifestantes pedían nuevas elecciones.
Perú se sumó entonces en una ola de violencia durante semanas.
Las manifestaciones callejeras derivaron en fuertes choques con las fuerzas del orden público cuyo saldo fue de más de 60 muertos y centenares de heridos.
El relator especial de las ONU sobre el derecho a la libertad de reunión pacífica afirmó en su momento que el Gobierno de Perú "usó excesiva y desproporcionadamente la fuerza durante las protestas".
La Fiscalía abrió una investigación preliminar contra Boluarte y varios ministros por presuntos delitos de "genocidio, homicidio calificado y lesiones graves" por estos hechos.
Unos meses después, en mayo, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos denunció la comisión de "ejecuciones extrajudiciales" durante las protestas.
A pesar de tener ya baja popularidad y este contexto hostil, en junio de 2023 Boluarte rechazó convocar elecciones y dice que gobernará Perú hasta 2026, cumpliendo el mandato para el que fue electa como vicepresidenta.
El "caso Rolex"
El 2024 tampoco comenzó bien para la ahora exmandataria.
En marzo, el medio peruano La Encerrona publicó una investigación donde aseguraba que la mandataria usaba relojes marca Rolex, posiblemente valorados en miles de dólares, y de los cuales no había rendido informes.
La fiscalía la señaló por enriquecerse ilícitamente y por omitir la declaración de las joyas en sus informes de bienes.
Como parte de la investigación, las autoridades irrumpieron en su residencia y en el Palacio de Gobierno.
Esta pesquisa aún sigue en curso.
"¿Desde cuándo un sector de la prensa se preocupa en lo que usa o no usa una presidenta o un presidente? Espero y quiero creer que no es un tema sexista o de discriminación", dijo en su momento Boluarte.
Ya en esa ocasión, Perú Libre, su antiguo partido, presentó una moción de vacancia en su contra, aunque no prosperó por tener solo el respaldo de partidos de centro izquierda.
Los escándalos e investigaciones no solo salpicaron a la expresidenta.
En noviembre de 2024 la justicia peruana ordenó prisión preventiva para su hermano, Nicanor Boluarte, mientras la fiscalía lo investiga por supuesto tráfico de influencias, cohecho y por pertenecer a una organización criminal que, según la Fiscalía, buscaba "perpetuarse en el poder y continuar con el control del aparato estatal".
La orden de prisión preventiva fue revocada unos meses después. Aún así, la justicia realizó varios allanamientos y registros en su casa.
Medidas polémicas
Ya en los primeros 100 días de su mandato, la desaprobación de Boluarte rondaba el 80%. Pero a medida que pasaron los meses, los datos empeoraron.
En una encuesta, Datum Internacional situó su rechazo en un 93%, mientras que el estudio de CPI le otorgó un 0% de popularidad entre los jóvenes de 18 a 24 años, una cifra inédita para un jefe de Estado peruano.
Además del ciclo de protestas nada más iniciar su presidencia, Boluarte tomó medidas polémicas que no le ayudaron a reflotar.
Por ejemplo, en julio pasado, en medio de una ola de alta impopularidad tanto contra ella como contra su gobierno, emitió un decreto en el que se duplicaba el salario.
Boluarte pasó a cobrar 35.500 soles mensuales (unos US$10.000), cuando antes recibía unos 16.000 soles (US$4.500).
Ese monto es casi 35 veces superior al salario mínimo mensual, que asciende a 1.025 soles (US$288).
Solo un mes después, promulgó una ley de amnistía a los militares, policías y miembros de los Comités de Autodefensa procesados por crímenes contra los derechos humanos cometidos durante la guerra que enfrentó al Estado peruano y las guerrillas de ultraizquierda de Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru (MRTA) entre 1980 y 2000.
La ley desató la indignación de los familiares de las víctimas.
"La ley premia a los violadores de derechos humanos y cierra las investigaciones aún en curso", denunció Gisela Ortiz, portavoz de las víctimas de la matanza de La Cantuta de 1992, en la que miembros del servicio de inteligencia y de la Policía secuestraron y asesinaron a diez personas en una universidad de los alrededores de Lima.
Violencia en aumento
Una de las primeras medidas que anunció Boluarte al asumir el cargo fue iniciar una lucha contra la corrupción en las instituciones del Estado, las mismas que terminaron investigándola a ella por ese motivo.
La otra gran promesa fue la de acabar con la violencia. Algo que no solo no cumplió, sino que sufrió un deterioro durante su mandato.
Las encuestas muestran que la delincuencia se ha convertido en una de las principales preocupaciones ciudadanas y la extorsión a negocios y empresas, en uno de los temas de conversación más habituales.
Los datos acreditan que Perú es cada vez más peligroso y violento. Solo en el primer semestre de 2025 se registraron 161 homicidios más que en el mismo periodo de 2024, que terminó con 2.546, según el Sistema de Información de Defunciones (Sinadef).
Las empresas y trabajadores del transporte han sido uno de los blancos más habituales de los grupos criminales dedicados a la extorsión y varios conductores han sido asesinados.
El sector del transporte ha llevado a cabo en las últimas semanas distintas movilizaciones y protestas para exigir soluciones a las autoridades.
Pero también hay denuncias de que los artistas están siendo víctimas de extorsión.
Y justamente, el pasado 9 de octubre, el ataque a tiros en pleno concierto de la popular banda de cumbia Agua Marina en Lima puso de manifiesto la escalada de inseguridad y violencia que sufre Perú.
El ataque se interpretó como una muestra de la crisis de violencia y criminalidad que afecta a la nación andina y desató una tormenta política que terminó por dinamitar al gobierno de Boluarte.
*Con información de Leire Ventas, Guillermo D. Olmo y Ronald Ávila-Claudio.
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FUENTE: BBC