El regreso del negociador: cómo Trump busca sellar la paz en Medio Oriente
Con un enfoque pragmático, Donald Trump lidera negociaciones críticas con Hamás tras alcanzar una tregua con Hezbolá. Por qué su estrategia podría ser exitosa para alcanzar una paz duradera.
Donald Trump ha vuelto a captar la atención internacional con su papel en la mediación de conflictos en Medio Oriente, particularmente en el reciente avance hacia una tregua entre Israel y Hamás. Con su estilo directo y pragmático, el presidente electo estadounidense busca reafirmarse como un actor clave en la diplomacia global. ¿Por qué podría resultar efectiva su estrategia para alcanzar una paz duradera?
Durante su primer mandato, Trump se caracterizó por evitar la escalada de conflictos militares, marcando un notable contraste con sus predecesores. Ninguna guerra importante fue iniciada bajo su administración, una particularidad que alimentó su discurso de “América Primero” y su voluntad de centrarse en la diplomacia bilateral y acuerdos comerciales.
Este enfoque también fue evidente en el Medio Oriente, donde su administración logró firmar los Acuerdos de Abraham en 2020, un hito que normalizó las relaciones entre Israel y varios países árabes, como Emiratos Árabes Unidos y Bahréin.
En contraste, la administración de Biden se ha visto enfrentada -y hasta ha fogoneado- un resurgimiento de tensiones bélicas internacionales. Desde la invasión rusa a Ucrania en 2022 hasta la escalada del conflicto entre Israel y Hamás -y los proxys de Irán en Medio Oriente- en 2023, su mandato ha sido un desafío constante para la estabilidad global.
La reciente intervención de Trump, ya como presidente electo, en las negociaciones de tregua en Medio Oriente es un reflejo de su afán de que su segunda administración quede en la historia como una de las más pacifistas de las que se tenga memoria.
Sus enviados especiales están encabezados por Mike Walz, futuro Consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, y Steve Witkoff, quien se convertirá en enviado estadounidense para Medio Oriente a partir del 20 de enero. En las últimas semanas, estos delegados han estado negociando con liderazgos clave en la región.
Wirkoff se ha reunido recientemente con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y representantes de Egipto y Catar para mediar con Hamás. Este esfuerzo ha dado sus frutos, con avances significativos hacia una tregua duradera y la liberación de rehenes. De los 101 que siguen retenidos en Gaza, se cree que aproximadamente la mitad están vivos. Entre el centenar, hay siete ciudadanos estadounidenses, cuatro de los cuales fueron reportados como muertos.
Una parte central del eventual desenlace de este horror es el ultimátum que lanzó Trump a Hamás en los últimos días. El líder del movimiento MAGA ha retirado que, de no liberar a los rehenes, “desataría un infierno” en la región. Estas palabras, si bien son fuertes, subrayan su enfoque de presión directa que, a pesar de algunas objeciones de la diplomacia políticamente correcta, parece haber tenido un impacto inmediato. En los últimos días, fuentes diplomáticas han confirmado que Hamás liberó a un grupo de rehenes, y las negociaciones para un intercambio más amplio de prisioneros están en marcha. El acuerdo incluiría, asimismo, la liberación de casi 1.000 prisioneros palestinos.
Otro aspecto notable es la capacidad del dirigente republicano de 78 años para involucrar a aliados clave en la región. En el Líbano, su intervención fue crucial para lograr una tregua entre Israel y Hezbolá. La amenaza de una escalada militar en el sur del Líbano fue contenida gracias a negociaciones que si bien habían comenzado en septiembre del año pasado, estaban estancadas y se terminaron resolviendo en noviembre con la mediación de Trump -ya como presidente electo- y su asesor, Mike Waltz.
La tregua con el grupo terrorista apoyado por Irán comenzó el 27 de noviembre, es por 60 días e incluye compromisos de ambas partes para evitar ataques transfronterizos. Desde la firma, las fuerzas de Hezbolá se han ido ubicando al norte del río Litani, mientras que las tropas israelíes se retiraron totalmente del sur de Líbano. Estados Unidos y Francia actúan como garantes del acuerdo, que busca poner fin a más de un año de enfrentamientos en la región.
Esta experiencia, corta pero sumamente efectiva, ha fortalecido la posición de Trump para avanzar en el cese el fuego con Hamás; todo ello a pesar de que aún no ha asumido formalmente el poder en la Casa Blanca.
"Todo el mundo está acudiendo a la mesa de negociaciones por el presidente Trump", aseguró al respecto Mike Waltz en su cuenta de X a fines de noviembre. "Su rotunda victoria envió un mensaje claro al resto del mundo: no se tolerará el caos. Me alegra ver pasos concretos hacia la desescalada en Oriente Medio", añadió.
¿Se concretará, entonces, la tregua con Hamás? Todo parece indicar que sí. Y si fuera así, ¿podría ser simplemente un respiro temporal o más bien tener carácter duradero? Los antecedentes de Trump ofrecen razones para el optimismo. Si bien es cierto que los conflictos en la región son profundamente enraizados y complejos, los Acuerdos de Abraham demostraron que es posible lograr avances significativos con un enfoque pragmático.
Mientras tanto, al momento de escribir esta nota, se especulaba que la tregua incluiría, además de la liberación de cientos de rehenes, la apertura de corredores humanitarios para Gaza y, al mismo tiempo, la ocupación por parte de las fuerzas israelíes de aquellos corredores utilizados previamente por Hamas para el contrabando de armas. De desarrollarse este nuevo escenario, se podría consolidar el legado de Trump como un mediador por demás efectivo en el siempre conflictivo Medio Oriente. Sí, todo parece indicar que el negociador ha regresado.

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