El vuelo fatídico del Manchester, 20 muertos y la canción de Morrissey
En 1958 cayó un avión que transportaba al United y podría haber acabado con la vida de la máxima estrella del fútbol inglés. El incidente inspiró canciones y es recordado todos los años.
Bobby Charlton, considerado el mejor jugador inglés de todos los tiempos, levantaba la Copa Jules Rimet flanqueado por Alan Ball, del Everton, y el capitán de la selección inglesa, Bobby Moore, del West Ham United. Seguramente a Charlton se le pasó por la cabeza pensar que, ocho años antes, un accidente aéreo pudo haberle costado la vida.
Un pasaporte demora todo
El “desastre aéreo de Munich”, el 6 de febrero de 1958, cambió la historia del Manchester United. El club acababa de eliminar al Estrella Roja de Belgrado por cuartos de final de la Copa de Europa y volvía a la isla para jugar la liga y prepararse para semifinales contra el AC Milan. El año anterior se habían convertido en el primer equipo inglés en disputar la competencia, cayendo contra el Real Madrid de Alfredo Di Stéfano.
El equipo dirigido por el escocés Matt Bubsy no era el gran favorito de la competencia, pero estaba formado por una generación de jugadores jóvenes, desarrollados desde juveniles en el club. Eran los bicampeones de la liga y tenían un futuro esperanzador por delante.
El vuelo partió de Belgrado una hora más tarde. John Berry, un wing derecho, había perdido el pasaporte. Finalmente pudieron despegar, pero las características del Airspeed A.S. 57 que los transportaba obligó a aterrizar en Munich para repostar combustible. Nevaba, la pista se congelaba y el viento aumentaba. El piloto, James Thain, intentó el despegue dos veces, pero en ambas oportunidades tuvo problemas en los motores por aumento repentino del impulso. No eran problemas anormales en el modelo de avión, por lo que nadie se alarmó. Finalmente se realizó un tercer intento.
Se decidió carretear más, utilizando otra estrategia de despegue. A las 15:02, el aeroplano estaba en la cabecera de la pista, y recibía la autorización para comenzar su recorrido. Comenzó a ganar velocidad, logrando los 119 nudos donde el despegue ya no puede abortarse. Al llegar al final de la pista, el aguanieve había formado una capa de lodo. De repente, el velocímetro mostró una caída a 105 nudos. Fue imposible hacer nada.
El avión patinó y chocó con una cerca. Luego atravesó una calle mientras el ala izquierda se destruía contra una casa. Parte de la cola de la aeronave se destrozó contra un árbol y el lado derecho del fuselaje golpeó un camión de combustible que explotó, costándole la vida a 20 de los pasajeros.
Cuando el avión se detuvo, ante la posibilidad de un incendio, las azafatas comenzaron la evacuación. El copiloto, Kenneth Rayment, quedó atrapado por el fuselaje, fue rescatado pero falleció cinco semanas después por las heridas. El arquero, Harry Gregg, despertó del golpe y pateó un agujero para lograr crear una salida. Inmediatamente sacó del avión a sus compañeros Dennis Viollet y Bobby Charlton. Además, rescató a su entrenador, a la esposa de un diplomático yugoslavo embarazada y a la hija de dos años de la mujer. Se ganó el apodo del “héroe de Munich” y la sombra del accidente lo persiguió toda su vida.
La reconstrucción tomó años
De los veintitrés fallecidos por el accidente, ocho eran jugadores del United. El joven y prometedor equipo quedó diezmado. El club completó los partidos pendientes de la liga y la Copa de Europa con mayoría de jugadores de reserva o juveniles. Solo Harry Gregg y Bill Foulkes pudieron vestir la camiseta el resto de la temporada. Liverpool, uno de sus eternos rivales, cedió cinco jugadores sin compensación para ayudar a a los "Diablos Rojos" a completar la plantilla. Luego del accidente, solo ganó un partido de la liga. De a poco, Matt Bubsy comenzó a recrear el equipo. Diez años después conseguiría ser el ganador de la Copa Europea. Solo Charlton y Foulkes quedaban de aquel plantel del 58.
El acontecimiento es recordado por muchos. Los hinchas del United y el club homenajean a la plantilla todos los años. Distintos músicos han referenciado ese momento, siendo Morrisey el más recordado por la canción “Munich Air Disaster, 1958”. Se intentaron hacer películas al respecto pero siempre encontraron el rechazo de los sobrevivientes. Ninguno quiere que se haga dinero con la memoria de sus compañeros caídos.
El 30 de julio de 1966, Bobby Charlton levantaba la Copa Jules Rimet flanqueado por Alan Ball, del Everton, y el capitán de la selección inglesa, Bobby Moore, del West Ham United, ocho años después del accidente. Si el 6 de febrero de 1958, el arquero Harry Gregg no hubiese estirado sus brazos para atajarlo y sacarlo del avión en llamas, la historia hubiese sido otra.
Ideas o comentarios: escribí a shernandorena@mdzradio.com