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Compras online: ¿por qué no puedo parar de mirar ofertas?

Con un celular en la mano cada uno, el mundo está a un click de distancia. Nos compramos botas aunque hacemos home office y pasajes para viajar cuando sea, dónde sea. Pero ¿qué hay que nos atrapa tanto de buscar aquello que no necesitamos?

Victoria Chales
Victoria Chales viernes, 7 de agosto de 2020 · 11:11 hs
Compras online: ¿por qué no puedo parar de mirar ofertas?

Durante estos cuatro meses para restringir la circulación de las personas, se nos pidió que sólo saliéramos a comprar aquello que fuera "esencial", es decir lo mínimo e indispensable. Se produjo, recordemos, el fenómeno del papel higiénico dónde aparentemente de todas las cosas, su falta era el mayor de los temores. Ahora bien, ¿qué son esas cosas estrictamente necesarias? O, de otra manera, ¿por qué compramos aquello que no necesitamos?, ¿qué hago viendo una oferta de viaje a las islas Fiji si no se puede viajar?

En el 2017 dos periodistas Evangelina Himitian y Soledad Vallejos realizaron durante un año la experiencia de no comprar nada que no les hiciera falta. Entendiendo que muchas veces una no compra por necesidad, si no porque nos produce placer, ellas describen en su libro "Deseo consumido" cómo funciona esta tensión en nuestras mentes. Ahora, todos rebotamos entre salir a comprar lo estrictamente necesario y quedarnos en casa scrolleamos ofertas interminables de cosas innecesarias.

Cuando uno reduce lo que consume a solamente aquello que es muy necesario, se revela la relación que uno tiene con el consumo en términos más generales. Para ellas, cuenta Evangelina, fue una experiencia que las acercó al consumo responsable. "Por ahí muchos de los que estamos ahora haciendo esta cuarentena, nos cuestionamos si necesitamos todo lo que consumimos o si usamos todo lo que compramos. Esta puede ser una excelente oportunidad para ese tipo de reflexiones", explican.

Durante ese año de "Deseo consumido" uno de los datos que se nos presentó fue que usamos muy poco lo que compramos. En relación a la indumentaria por ejemplo, sólo la utilizamos el 20%, es decir que el 80% restante queda ocioso en el placard. "Si ajustábamos lo que consumíamos a lo que en verdad nos hacía falta o le dábamos utilidad, eso ya era un gran aporte porque la reducción es tremenda". 

Uno de los puntos de contacto entre aquella experiencia y estos tiempos de pandemia, señala Himitian, es que cuando aparece una restricción, la acompaña una angustia al no poder acceder. "Obviamente si sabemos que hoy tenemos menos plata en el bolsillo y que aquello que queremos no nos lo podemos comprar, la angustia que produce es muy alta. Sin embargo también es una buena ocasión para repensar". En este aislamiento, aquellas personas que pudieron hacerlo en sus casas "reconectaron con distintos rinconcitos que a lo mejor estaban olvidados y que ahora tiene un escritorio o los pintaron distinto". 

La escritora cree que estos tiempos difíciles también pueden aprovecharse para mirar dentro de nuestras casas, nuestras familias e incluso de nosotros mismos. "Es importante valorar lo que tenemos".

¿Comprar nos produce placer?

"Hay gente que está comprando viajes a no sabés dónde, ni cuándo". Hay una instancia de placer y satisfacción inmediata que con esta cuarentena está en compás de espera. Tenemos que pensar que muchas de las fuentes de placer están completamente cortadas por esta situación como el contacto con afectos, amigos, familia, la comida. Todo aquello que "activa el mecanismo del placer en el cerebro como dicen los neurocientíficos" recuerda Himitian.

En el caso del consumo, la compra en sí misma no es la que nos trae placer, si no la búsqueda. Himitian señala que lo interesante es que esa liberación de dopaminas que producimos cuando estamos disfrutando de algo, sucede cuando estamos recorriendo una web o un local buscando qué comprar. "Esto es lo que explica que pasemos horas buscando pasajes, que sigamos comprando cosas que ni siquiera sabemos si nos van a entrar, si nos va a quedar bien o cuándo nos vamos a volver a poner ese tipo de prendas si estamos todo el día en casa", explica. Lo hacemos porque hay una necesidad de activar ese mecanismo que nos da placer, en especial aquellas personas que el confinamiento lo vivieron en soledad.

Si bien el comercio electrónico también facilitó la adquisición de cosas que sí necesitamos y colabora con la idea de "quedarse en casa", en búsqueda de placer miramos cada una de las ofertas. Aunque no necesariamente están vinculadas a compras superfluas, lo cierto es que entre el 60% o 70% de la población está endeudada de alguna manera, por lo que quizá sea necesario revisar un tanto las cuentas en casa.

Sin excluirse de quienes "caemos en la tentación" de "comprar botas que no usará", Evangelina Himitian sugiere que busquemos otras fuentes de placer creándonos un proyecto específico durante la cuarentena, ya sea "el reencuentro con las personas con las que vivo, la remodelación de un rincón en desuso o cualquier actividad que me produzca placer". 

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