Algunos viajeros deciden envolver sus valijas bajo capas y más capas de plástico antes de acercarse al mostrador de facturación de la compañía aérea.

Es una opción que los pasajeros escogen para proteger sus objetos personales de posibles daños y evitar manipulaciones en el equipaje y robos, aunque existan pocas evidencia sobre su eficacia.

Sobre lo que sí hay certeza, y no se cuestiona lo suficiente, es sobre la cantidad de residuos plásticos que genera este servicio, una prestación que se extiende en todos los aeropuertos del mundo.

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Metros de desechos plásticos

El mecanismo de embalaje es sencillo: la máquina da tres vueltas a la valija por un lado y seis por el otro. En total, por un bulto grande se gastan unos 12 metros de plástico de un rollo de un metro de ancho.

Si tenemos en cuenta que por día un stand puede embalar cerca de 120 bultos en un turno normal en total son 1.440 metros cuadrados de plástico. Es decir, aproximadamente una piscina olímpica y media.

La mayoría de las empresas señalan en sus páginas web que el material de embalaje es una resina plástica 100% reciclable, pero la cuestión es cuántos viajeros al llegar a su destino se responsabilizan de ese plástico e intentan que sea parte de la cadena de recuperación llevándolo a un punto de reciclaje.

La opción más responsable con el medio ambiente siempre será aquella que sea reutilizable, como los candados o las fundas de tela reutilizables que muchos viajeros escogen para proteger de arañazos las valijas, una opción más sustentable.