Quiénes son los hijos de Alejandra Locomotora Oliveras: una historia de amor, esfuerzo y presencia silenciosa
Alejandro y Alexis, los hijos de Alejandra Locomotora Oliveras, decidieron vivir lejos de las cámaras, pero hoy son su mayor sostén.

Alejandra Oliveras es, sin dudas, una figura icónica del deporte argentino.
El estado de salud de Alejandra Locomotora Oliveras mantiene en vilo a muchos. Pero mientras el país sigue con atención cada parte médico tras el ACV que sufrió la ex boxeadora, hay dos personas que no se despegan de ella. Son Alejandro y Alexis, sus hijos, los pilares de su vida fuera del ring.
Alejandra siempre fue una luchadora, dentro y fuera de las cuerdas, y criar sola a dos chicos mientras se forjaba como campeona fue una de las peleas más duras que le tocó dar.
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“Los crié sola con mucho esfuerzo. Hice lo que pude”, decía con humildad en una entrevista con Caras, cuando todavía podía contar su historia con voz propia. “A los cuatro años ya sabían cocinar. Se cuidaban entre ellos cuando yo tenía que entrenar o concentrarme”, agregaba. Esas palabras hoy resuenan con fuerza. Porque esos mismos chicos que se cuidaban de chicos, hoy están cuidándola a ella.
Una vida lejos del ruido, pero cerca del corazón
Alejandro tiene 31 años. Vive en Santa Fe y combina varias pasiones: el modelaje, la administración de empresas y el entrenamiento físico. Es técnico superior en administración, emprendedor y además se desempeña como instructor de boxeo y personal trainer. Todo eso lo muestra en sus redes, donde no es influencer, pero sí comparte su rutina y estilo de vida. En varios videos se lo ve entrenando con su mamá, transpirando juntos, compartiendo algo más que una pasión por el deporte.
Alexis, de 27 años, eligió un camino diferente. Está estudiando para ser chef profesional, aunque también da clases en el gimnasio familiar, ese espacio que Alejandra construyó en Santo Tomé como parte de su legado. Él, como su hermano, eligió estar cerca, aunque sin mostrarse demasiado. Ni entrevistas, ni flashes. Solo presencia, acompañamiento y trabajo en silencio.
La maternidad en tiempos de guantes
Alejandra fue clara sobre cómo vivió la maternidad mientras se formaba como deportista de alto nivel. “Me perdí cumpleaños, fiestas, egresos… pero ellos sabían que todo era por un futuro mejor”, recordaba. Y aunque le dolía, nunca dejó de trabajar por ese objetivo. “Si no hubiera sido así, estaríamos los tres en la miseria”, decía con crudeza, sin vueltas.
Esa ausencia física, que muchos podrían juzgar, fue compensada con verdad, esfuerzo y ejemplo. Nunca intentó parecer la madre perfecta, solo una mujer que hizo lo que pudo con lo que tenía. Y sus hijos, en vez de reclamar, parecen haberlo entendido desde siempre.
Hoy, Alejandro y Alexis están donde tienen que estar: al lado de su mamá. No hay declaraciones oficiales ni posteos dramáticos. Solo el acto de acompañar, de estar presentes. Esa es su forma de hablarle al mundo. De devolverle a Alejandra algo de todo lo que ella les dio cuando eran chicos y el futuro todavía estaba por escribirse.
Los tres formaron una familia poco tradicional, marcada por la lucha constante y el amor incondicional. Alejandra nunca se victimizó, ni pidió compasión. Solo siguió adelante, como en cada pelea. Y ahora son sus hijos quienes están haciendo lo mismo, con esa misma determinación que les enseñó sin necesidad de decir mucho.
Una historia que va más allá del boxeo
Alejandra Oliveras es, sin dudas, una figura icónica del deporte argentino. Pero su historia más profunda y conmovedora no se cuenta en títulos ni cinturones, sino en escenas como esta: una madre en una cama de hospital, y dos hijos que, sin aspavientos, sin cámaras, simplemente no se mueven de su lado.
Porque al final, lo que queda no es la gloria deportiva ni los reconocimientos. Es el amor que se construyó en la adversidad, los lazos que resistieron ausencias, y los abrazos que llegan justo cuando más se necesitan. Es ahí donde vive, también, el verdadero triunfo de Alejandra.