Cuatro cambios que experimenta el vino al guardarlo en casa
Pablo Ponce, nuestro enólogo columnista de MDZ Divinos, nos explica qué es lo que le pasa al vino una vez que lo hemos comprado en la bodega o una vinoteca y lo guardamos en nuestro hogar, porque es allí donde seguirá evolucionando.
Si bien el vino ha sido creado para tomarse, a veces no es mala decisión guardar una botella para esperar su momento oportuno. "Sabemos que los vinos de gran cuerpo resisten varios años embotellados, generándose una evolución interna que es de la que les voy a contar hoy", dice Ponce.
Muchos factores juegan un rol importantísimo para que el vino evolucione durante su estiba: la botella, el tipo de corcho, la humedad, la temperatura, la luz, la posición en que se guarda, por nombrar algunos.
El correcto manejo de cada uno de ellos es indispensable para que el vino no sufra consecuencias negativas, porque aunque nos cueste creer, esta bebida es un alimento vivo que va cambiando a través del tiempo.
1. Madurez del vino
En la botella el vino culmina su crianza, al terminar de equilibrar sus características en un ambiente reductor (ausencia de aire) alcanzando así su madurez.
2. Perdurabilidad a través del tiempo
Mientras la botella permanezca cerrada y sin incorporar oxígeno, se frena la evolución biológica del vino alargándole la vida, que se prolonga con un ritmo más lento a medida que va pasando el tiempo.
3. Personalidad aromática
Los aromas primarios (que surgen de la variedad de la uva, suelo y clima y se ven reflejados en aromas frutados, florales, vegetales y terrosos) se ven tapados por los aromas secundarios (provenientes de la fermentación alcohólica y maloláctica, representados con aromas a fermentación, lácticos y balsámicos) y terciarios originados en la etapa de crianza en barrica y estiba en botella, dando aromas florales, frutados, confitados, especiados entre otros). De esta forma el vino va perdiendo sus aromas más frescos y frutados característicos de su juventud para desarrollar aromas mas complejos e interesantes que marcan la madurez.
4. Transformación de color y sabor
Los vinos blancos adquieren mayor cuerpo en boca a su vez que el color cambia a tonalidades más amarillas y verdes bien marcadas. En el caso de los vinos tintos, en boca logran equilibrar más sus taninos y astringencia, y en vista vamos a notar tonalidades mas concentradas en las gamas de los pardos y granates.