Las claves y sabrosos ingredientes de una dieta mediterránea

Como su nombre lo indica, la dieta mediterránea consiste en un modo de alimentación que se basa en hábitos gastronómicos que son propios de países como Italia, España, Grecia y Portugal, entre otros. La belleza de estos mágicos destinos también se traslada a sus platos exquisitos. Sus posibilidades son tan variadas como numerosas, y aquí compartimos algunas de las claves y sabrosos ingredientes.

Cuando se habla de dieta mediterránea, muchas veces se pone el foco sobre aquellos productos que son los que componen este estilo de alimentación. Sin embargo, también es importante tener en cuenta el factor de la frecuencia, es decir, de cuántas veces por semana se ingiere un determinado ingrediente.

¿Cuáles son las claves de la dieta mediterránea?

Con el transcurso de los años, esta dieta se hizo famosa por una serie de atributos y características. Por ejemplo: las dietas mediterráneas son sanas y bajas en calorías. Muchas personas que quieren bajar de peso podrían incorporarlas a su rutina perfectamente.

Además de ayudar a mantener un peso saludable y un óptimo equilibrio en cuanto a proteínas y vitaminas, la dieta mediterránea reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades neurológicas y cardiovasculares.

También permite llevar adelante un hábito alimentario sano y nutritivo. En cuanto a los alimentos más importantes de esta dieta, como es el caso de las frutas y de las verduras, una de las claves radica, por ejemplo, en lograr una ingesta variada de las mismas. En otras palabras, lo ideal sería ir comiendo distintas variantes, evitando la repetición de unas pocas.

Por último, además de brindar numerosos beneficios para la salud del organismo, la dieta mediterránea cuenta con la ventaja de que es sumamente sabrosa. Dicho de otra manera, prioriza una serie de alimentos que hacen posible la elaboración de distintos platos deliciosos.

Dieta mediterránea: algunos ingredientes para disfrutar

En este tipo de dieta se prioriza el consumo de los siguientes alimentos:

• Frutas y verduras (en general).
• Cebolla, ajo y algunas hierbas aromáticas.
• Cereales (en lo posible integrales).
• Aceite de oliva.
• Nueces.
• Huevos.
• Legumbres (lentejas, garbanzos, frijoles).

• Evitar los embutidos y otros alimentos procesados.
• Tratar de tener un bajo consumo de sodio.
• No ingerir productos que contengan grandes cantidades de azúcar.