Crítica

El recomendado: un restaurante en un resort de Tupungato

Alicia Sisteró almorzó en el restaurante Enrico de la bodega y resort Casa Petrini. En esta nota deja su crítica de una experiencia positiva, con cocina simple en un entorno con arquitectura y paisaje formidables.

sábado, 28 de septiembre de 2019 · 17:02 hs

Por cuarta vez visité el restaurante Enrico, ubicado en el resort y bodega Casa Petrini. Esta vez, la cocina a cargo de una joven chef de Buenos Aires, Agustina Sundblad.

Es fácil de llegar, por la ruta 89, a la altura del km 11 (zona de bodegas, está al lado de La Azul, y casi enfrente de Andeluna, Jean Bousquet y de Domaine Bousquet). La entrada está muy bien señalizada, el acceso es por un camino de tierra entre los viñedos. Al llegar, su arquitectura sorprende. El resort cuenta con habitaciones separadas, al estilo “villas”, rodeadas de un jardín diseñado en gran parte por plantas de la zona. El salón del restaurante tiene una pared completamente vidriada que da a los viñedos, a la Cordillera, y a un espejo de agua que acentúa aún más la belleza del paisaje.

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Hay mesas en el salón principal, en un privado, y también en la galería exterior para los que prefieren un contacto más directo con la naturaleza. El diseño interior es para aplaudir. Cemento, madera y metal en un conjunto que impacta por estética y armonía, con detalles modernos y exclusivos (como las lámparas y las patas de las mesas). Predominan los marrones y beiges, que aportan calidez al ambiente.

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Qué se puede pedir

Se puede pedir “a la carta” (los platos van de $230 a $820*) u optar por un menú armado con opciones de la carta y maridado. Nos enteramos porque lo pregunté, ya que el camarero nunca nos explicó las opciones, simplemente acercó el menú. Tampoco preguntó si teníamos restricciones alimentarias.

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En la carta hay 3 ensaladas, 4 entradas, 5 principales y 4 postres. Escueto, como prefiero, creo que es mejor para facilitar la elección. Los platos son muy simples: empanadas con carne cortada a cuchillo, sopa de calabaza, ojo de bife, spaghetti con pesto, tiramisú… Nada que requiera demasiada explicación. Lo diferencial está en los detalles o agregados. En cuanto a los vinos, tienen un portfolio de 8 etiquetas. Se pueden pedir por botella, o por copa (5 tintos, 1 rosé, 1 blanco y 1 espumante). Desde $180* a $550* la copa, y de $360* a $3.100* la botella. O solicitar un maridaje completo (un vino para cada plato del menú armado de 3 pasos).

Qué comimos y bebimos

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Mientras esperábamos nos acercaron una panera con 3 tipos de panes (muy bien hechos todos, frescos, sabrosos, buena corteza y miga), y un dip con oliva y aceto balsámico. También llegaron un par de amuse bouches de remolacha y lactonesa, sin mucho sabor ni gracia para mi gusto.

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Como en entrada para compartir pedimos una remolacha con queso Patagonzola (similar al Gorgonzola pero de la Patagonia Argentina, de Mauricio Couly). También tenía nueces y algunas hojas verdes.

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Uno de los principales fue un ojo de bife (pedido a punto jugoso, el cual fue respetado), con lactonesa (otra vez), y un “cremoso” de papas (un puré cremoso) con unas ramitas de romero. También unos crocantes de zucchini que sumaban a la presentación del plato, y aportaban ese toque crujiente que tanto nos gusta a todos.

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El otro principal fue una trucha a la plancha, con un puré de papas (otra vez), berenjenas ahumadas, y espinaca salteada, con tomatitos Cherry. No me preguntaron cómo quería el punto de cocción, pero fue óptimo, jugoso pero no crudo. Hace mucho que no comía una trucha tan rica y bien cocida.

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El postre fue una pavlova florida con estilo propio. Con merengue roto, una crema inglesa “alimonada” muy rica, y frutas frescas deliciosas.

Decidimos pedir el espumante de la casa, un Pinot Noir Extra Brut que acompañó muy bien todos los platos.

Pulgar para arriba

. Ingredientes de calidad

. Cocina simple

. El espumante, tremendo.

. El punto de la carne fue respetado

. El sabor y textura del puré de papas

. La vista, el paisaje, la arquitectura.

. La amabilidad del personal

. Los panes

. Porciones abundantes.

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Pulgar para abajo

. El amuse bouche, poco sabor, y con los mismos ingredientes de otros platos que pedimos como la remolacha de la entrada y la lactonesa del ojo de bife (se puede percibir como lo que sobró de otras elaboraciones).

. El camarero no preguntó si teníamos restricciones alimentarias. Tampoco nos explicó el menú, que había uno tipo degustación, y opciones a la carta. No sabía explicar los platos ni nos presentó el vino detalladamente. Fue muy amable, pero a veces no alcanza.

. El camarero llenó la copa de el espumante (el espumante y los vinos que se consumen fríos deben servirse en pocas cantidades para que no se calienten, y más si tienen burbujas)

. La presentación de los platos es rústica, y podría mejorar. Por ejemplo vegetales frescos (como el cherry) sobre preparaciones calientes (el puré) no se ven agradables a la vista, y el calor a veces deteriora la frescura. Entiendo que la formación de la chef ha sido en parte en las cocinas de Mallman, donde la presentación pasa a segundo plano y se centran en la calidad de los ingredientes y las elaboraciones.

Conclusión

Platos muy sencillos, con producto de calidad, porciones abundantes, y con poca sofisticación, Ideal para los que les gusta comer suculentamente (y saber qué están comiendo). El servicio debería mejorar, sobre todo pensando en el lugar en el que está emplazado el restaurante y los precios que tienen (que no son bajos).

. Dirección: Ruta 89, Km 11, Tupungato.

. Teléfono: +54 9 262 230 1600

. Días y horarios: todos los días de 8 a 23 hs

. Forma de pago: efectivo y tarjetas

. Comidas: almuerzos y cenas. Tardes de té consultar.

. Alimentación especial: opciones vegetarianas y para celíacos.

. Menú: 3 pasos con 3 vinos.

. Estacionamiento privado

. Seguridad privada

. Ambiente climatizado

. Espacios: salón, privado, y galería al aire libre

. Wine friendly: cava climatizada, sommelier, vino por copa.

. Facilidades para personas con discapacidad: baño y rampa de acceso.

. Total consumido $ 2.795*.- (total para 2 personas)

*Precio septiembre 2019

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Los restaurantes, bares y demás negocios gastronómicos no pagan por aparecer en la sección “Recomendados” de Food Lovers. Esta crítica gastronómica fue realizada por la periodista Alicia Sisteró, editora de Food Lovers, quien pagó la cuenta por la consumición.

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Te invito a que me sigas en las redes @aliciasistero, que me comentes tu experiencia en este restaurante si lo has visitado, y me recomiendes otros para visitar.