Según tu edad, este es el tiempo que debes caminar a diario

Caminar es una de las actividades físicas más beneficiosas que podemos realizar. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha establecido que se deberían dedicar 150 minutos a la semana a este ejercicio cardiovascular, lo que equivale a una caminata de 30 minutos durante cinco días seguidos. 

Sin embargo, las recomendaciones varían según la edad y las condiciones físicas de cada persona. Para los jóvenes de entre 20 y 30 años, la OMS sugiere que se debe ir más allá de los 30 minutos diarios. A esta edad, el cuerpo tiene una mayor capacidad de adaptación y resistencia, por lo que es recomendable “establecer metas más ambiciosas”. 

Por ejemplo, se puede comenzar caminando 30 minutos al día y, progresivamente, aumentar a 45 o incluso 60 minutos. Además, añadir tramos de caminata rápida o trote ligero puede ser beneficioso para incrementar la resistencia cardiovascular.

Para las personas mayores de 50 años, la recomendación inicial es caminar entre 20 y 30 minutos diarios. A medida que se adapten a esta rutina, pueden incrementar el tiempo y la velocidad de sus caminatas. Es esencial que estas personas ajusten su ritmo a su condición física, prestando atención a cómo responde su cuerpo y evitar una lesión. 

Con el tiempo, una persona mayor puede llegar a caminar 45 minutos o más, siempre y cuando lo haga a un ritmo que le resulte cómodo y seguro. Asi mismo, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos sugiere caminar a una velocidad de 5 a 8 kilómetros por hora para alcanzar una frecuencia cardíaca de entre el 60% y el 70% de la capacidad máxima. Esto permite que el cuerpo entre en la zona de resistencia, además, la recomendación de caminar 7 kilómetros diarios puede parecer ambiciosa, pero es una meta alcanzable.

Caminar beneficia al corazón y los pulmones, y también tiene un impacto positivo en la salud mental. La actividad física regular puede reducir los niveles de estrés, mejorar el estado de ánimo y aumentar la energía. Además, caminar al aire libre permite disfrutar de la naturaleza y recibir la luz del sol, lo que es fundamental para la producción de vitamina D.