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Cómo conservar tu planta de romero y que no se muera

El cuidado adecuado de la planta de romero asegura que crezca saludable y en abundancia.
Si observas que el romero comienza a mostrar hojas caídas o tallos delgados, revisa  si hay hongos. Foto: Fuente: Shutterstock
Si observas que el romero comienza a mostrar hojas caídas o tallos delgados, revisa si hay hongos. Foto: Fuente: Shutterstock

El romero puede alcanzar hasta dos metros de altura. Sin embargo, mantenerlo saludable requiere atención a ciertos detalles para que crezca sin parar y no se seque o muera. En principio, esta planta no tolera el exceso de agua. Sus raíces, aunque fuertes, son propensas a pudrirse si permanecen en un suelo constantemente húmedo. Por ello, el riego debe ser moderado, dejando que el sustrato se seque entre una hidratación y otra. Si las hojas empiezan a amarillear o el tallo se torna blando, probablemente las raíces están sufriendo las consecuencias de un exceso de humedad. 

Si decides cultivar la planta de romero en una maceta, asegúrate de que esta tenga buen drenaje. El material ideal es la terracota, que permite una mayor transpiración y evita la acumulación de agua. Una maceta de al menos 30 centímetros de diámetro le dará a las raíces el espacio necesario para crecer. Además, evita usar platos debajo de la maceta, ya que retenen agua.

Necesita un buen drenaje.

La ubicación del romero también es importante. Esta planta necesita recibir luz solar directa durante varias horas al día. Aunque colocarla cerca de una ventana puede parecer suficiente, la luz que atraviesa el vidrio no tiene la misma intensidad que el sol directo. Si el romero no recibe suficiente luz, su crecimiento será débil y sus hojas perderán el tono verde intenso que lo caracteriza.

En regiones donde el invierno trae heladas intensas, es recomendable mover el romero al interior durante esos meses. No obstante, es fundamental que la planta esté en un lugar bien ventilado y cercano a una ventana para que reciba la mayor cantidad de luz posible. Tan pronto como las temperaturas sean más cálidas, lo ideal es volver a sacarlo al exterior.

Puede alcanzar los dos metros de altura.

Si tienes espacio para cultivarlo directamente en el suelo, elige un área elevada o crea una pequeña loma para evitar que el agua se estanque. El romero necesita un terreno con buen drenaje, preferiblemente arenoso, que imite las condiciones de su hábitat natural. Antes de plantarlo, remueve la tierra y asegúrate de que no retenga demasiada humedad.

El romero también requiere atención en cuanto al sustrato. Aunque no es una planta exigente, prefiere suelos pobres en nutrientes. Un exceso de fertilizantes puede perjudicar su crecimiento, afectando el desarrollo de sus aceites esenciales. Una mezcla de tierra para macetas con arena gruesa o perlita crea un ambiente adecuado para su desarrollo.

La poda es otro aspecto importante para mantener un romero vigoroso. Elimina las ramas secas o débiles regularmente y recorta las puntas para fomentar un crecimiento más denso. Sin embargo, evita podarlo en exceso, especialmente si está floreciendo, ya que las flores también contribuyen al ciclo natural de la planta.