Por qué Luis Miguel no deja que sus empleados vean su rostro

El regreso de Luis Miguel a los escenarios es una de las novedades más importantes de este 2023. El Sol de México se emprenderá en una gira mundial que podría transformarse en una de las más exitosas del año, pero en la intimidad de los trabajos que viene haciendo se esconde una estricta regla: no deja que sus empleados lo miren al rostro.

Luis Miguel promete dar una de las giras mundiales más importantes de este año y así quedó demostrado en todos los puntos de preventa de sus entradas, ya que en tan solo un par de horas quedaron agotadas y se vieron obligados a poner más fechas en cada lugar.

Sin embargo, en la cocina e intimidad de los preparativos, recientemente un periodista reveló que el mito sobre que los empleados de El Sol de México no pueden verlo a la cara, es real y que esto está en su contrato.

Sabido es que el intérprete de La incondicional es muy hermético sobre su vida. De hecho su relación con Paloma Cuevas no está blanqueada ni oficializada, a pesar de haber sido vistos en diferentes pero muy contadas ocasiones.

Y lo mismo pasa con la dinámica de trabajo que tiene Luis Miguel para con sus empleados, lo que hizo crecer una serie de especulaciones alrededor de su rutina laboral.

Ya desde hace unos años se dijo que no permitía que las personas que colaboraran con él lo miraran, algo que en su momento se creyó descabellado pero que hoy parecen confirmarlo. Así lo informó el periodista Jorge Rial: "El mito de que no lo pueden mirar a la cara a Luis Miguel es verdad, está por contrato".

Más allá de que está estipulado en un documento, en España una asistente de Luis Miguel confirmó esta misma teoría. "Nadie podía mirarlo, porque no le gustaba. Era llegar y todos se tenían que voltear hacia la pared", explicó, agregando que "todos debían firmar un contrato de confidencialidad".

Como parte de otra de las exigencias que existían dentro del contrato del cantante, es que si alguien lo llegaba a ver en un pasillo se tenía que dar la vuelta e irse en dirección contraria a él. "No lo podías mirar a los ojos", explicaron otros excolaboradores como parte de sus conductas extrañas.