La película que Kim Basinger rechazó y la llevó a la bancarrota
Kim Basinger estaba en su mejor momento durante principios de los '90, pero una película se convirtió en su maldición y la terminó llevando a la quiebra.
Kim Basinger se consagró como una de las mujeres más sensuales y codiciadas del mundo desde mediados de los '80 y principios de la década de los '90. Sin embargo, cuando estaba en el punto más alto de su carrera, le llegó una propuesta para protagonizar una película, que finalmente rechazó y luego, sin pensarlo, terminó en bancarrota.
Todo sucedió entre 1991 y 1993, después de que 9 semanas y media (1986) la coronara como sex-symbol de la época y Batman (1989) la beneficiara con su primer salario de 3 millones de dólares, según informa el sitio especializado IMDB.
Esa película era Instinto Salvaje (Boxing Helena), el debut cinematográfico de Jennifer Lynch en 1993, que giraba en torno a una mujer sin brazos ni piernas, presa en una caja por un doctor obsesionado.
La idea desde el vamos ya era muy bizarra, retratando la historia de un cirujano obsesivo que buscaba apropiarse de una mujer cortándole todas las extremidades y confinándola en una caja. Al principio a Kim Basinger le intrigó el proyecto, y es que, en ese punto de su carrera y con tanto éxito por detrás, podía arriesgarse a probar.
Leyó el guion y sintió que “tenía que conocer a las mentes detrás de la idea”. Se reunió con Lynch, sin embargo, no terminaba de estar segura. Tenía dudas sobre la desnudez en la historia, sus compañeros de reparto y creía que el personaje necesitaba ser más “simpático”, pero que la directora “tenía argumentos para cada idea que se me ocurría”.
A pesar de algunos cambios, a Kim Basinger no la terminaba de convencer. “Le dije que era como la mala televisión, el peor guion televisivo de la historia”, aseguró haberle dicho a la directora. Luego de varios idas y vueltas, con dudas mediante, la actriz se salió del proyecto semanas antes de arrancar a grabar y eso le trajo consecuencias.
Y es que, Main Line Pictures, la productora detrás de la película, la demandó asegurando que existía un acuerdo verbal. La trama terminó en un juicio, con ella explicando que nunca dio su palabra para hacer la película y la compañía manteniendo su postura de que sí estaba todo hablado.
Finalmente, después de 18 días de testimonios, la Justicia falló a favor de Main Line Films, sentenciando que la actriz debía pagar 8,92 millones de dólares en daños por haber roto un supuesto acuerdo informal (luego lo rebajaron a $7,4 millones, aunque sumando las costas de abogados, la deuda ascendía a los $8,1 millones).
Sin embargo, dos meses más tarde, Kim Basinger declaró la bancarrota porque a pesar del éxito acumulado en Hollywood no contaba con la fortuna necesaria para pagar la deuda. De hecho, el medio Variety había informado en medio del desarrollo del juicio que su fortuna era de 5.3 millones.
¿Cómo puede ser que tenía tan poco dinero luego de haber protagonizado tantos éxitos? Y es que, según advierten, la actriz había comprado antes un pueblo entero en 1989 a cambio de 20 millones, en Braselton (Georgia). Lo que tenía planeado era convertirlo en una atracción turística, con su estudio de cine y hasta celebrando un festival local. Nada resultó tras el caos de Instinto Salvaje.