Cómo detectar Viajeros del Tiempo

Cuando estaba naciendo el milenio, un tal John Titor se paseó por los foros de una todavía rudimentaria Internet diciendo que venía del futuro. En un inicio, se limitó a describir cómo funcionaba la máquina que le permitió hacer el viaje; pero luego empezó a hacer predicciones. Era otro eslabón más en una cadena de navegantes temporales -reales o ficticios- que se remonta, por lo menos, a La máquina del tiempo, de Herbert George Wells (1895).

Titor afirmó que se aproximaban eventos catastróficos para la Humanidad, como una Tercera Guerra Mundial alrededor de 2015. No dijo nada del coronavirus, por cierto. Pero en aquellos tiempos, hace veinte años, miles le creyeron.

Varios posteos de Titor desaparecieron luego del año 2001, si bien algunos de sus fans habían guardado esos mensajes en sus discos personales. Y el fenómeno que se armó a su alrededor todavía conmueve cada tanto ciertos rincones de la web que permanecen ávidos de este tipo de personajes. 

(Los más curiosos pueden chequear el siguiente video, donde se explica cómo era la máquina del tiempo de Titor).

Por supuesto, si hubiera que enumerar la cantidad de autoproclamados time travellers que aparecieron después, no alcanzaría el espacio de esta nota. Baste con decir que desde entonces se ha intentado denunciar su presencia en fotos y en películas como El circo, de Charlie Chaplin. En ese último caso, los fanáticos subrayan el paso de una anacrónica mujer que va hablando por celular, aunque el film es de 1928. Mirala pasar y sacá tus propias conclusiones:

Incluso se ha denunciado que celebridades como Greta Thunberg son, en realidad, seres que vienen desde otro punto del calendario. Para sostener esa tesis, los crédulos se basan en fotos viejas que parecen mostrarla en otro siglo, fuera de contexto. El parecido entre la Greta actual y la "del pasado" es ciertamente notable.

Una fiesta para viajeros del tiempo

Tal vez la solución más elegante a este misterio haya sido la que dio hace unos años el físico teórico Stephen Hawking. El célebre pensador compró champagne, globos y hasta armó una picadita destinada a entretener a los viajeros del tiempo que anduvieran por nuestro presente.

En criollo: armó una Fiesta para nómades temporales.

Pero para desenmascarar a los impostores, añadió un detalle inteligente: envió la invitación recién al otro día, de modo que fueran los humanos del futuro los que se enteraran de la celebración que Hawking había preparado el día anterior.

¿Se entiende? Hizo la fiesta un día pero mandó la invitación al día siguiente.

La noche del experimento, Hawking y sus amigos pusieron la mesa, esperaron y esperaron, pero nadie tocó la puerta. No apareció ninguno de sus invitados. Para el investigador, eso es prueba de que es imposible viajar desde el futuro hacia nuestro presente.

¡De lo contrario, los navegantes temporales no habrían sido tan descorteses y le habrían aceptado la copita de champagne!