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Los descendientes rumanos que desde Mendoza revolucionan el supply industrial con tecnología

Juan Chirca, director de Chirca OVC, es la segunda generación al frente de la compañía mendocina que lleva ya casi 50 años de historia como proveedor industrial.

Juan Chirca es la segunda generación de la empresa mendocina dedicada al aprovisionamiento industrial.

Juan Chirca es la segunda generación de la empresa mendocina dedicada al aprovisionamiento industrial.

Rodrigo D'Angelo / MDZ

Hace más de 50 años, Octavio Chirca abandonó su Rumania natal en búsqueda de oportunidades que florecieron, irónicamente, en la aridez de Mendoza. En el medio se cruzó Silvia, otra descendiente rumana que había llegado a Argentina y quien lo acompañó en la formación de una empresa que lleva 47 años siendo referencia del supply industrial y que hoy comandan sus tres hijos.

En una entrevista con MDZ Online, Juan Chirca, uno de los directores de la empresa que fundó su padre, contó cómo hoy junto con sus hermanas Ana y Alexia están trabajando en llevar la proyección de la compañía y Mendoza a otros 50 años más, con la tecnología como bandera y tres industrias en la mira: la vitivinicultura, la minera y la agroalimentaria.

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chirca entrevista

-Tienen la posibilidad de trabajar con muchas industrias con realidades muy diversas, ¿qué análisis podrían hacer en general?

-De las industrias con las que trabajamos, cada una tiene su coyuntura y su particularidad. Creo que hoy Argentina está recorriendo un camino necesario para volver a la estabilidad macroeconómica y poder ser competitivo. Sin dudas que el país tiene los recursos necesarios y las oportunidades internacionales como para ser un proveedor de no solo de materias primas, sino de productos de valor agregado.

En todo lo que es el recurso minero, energético y los alimentos, Argentina cuenta con capacidades para abastecer a 400, 450 millones de habitantes. Tenemos que ir a fondo en eso y sin duda viene de la mano de generar competitividad, condiciones y poder ser aptos para los mercados. No podés creer que tu precio y tus condiciones van a ser recibidas bien si en el mundo las cosas se hacen de manera más eficiente y económicamente más barato.

-En esa búsqueda de competitividad, ¿qué lugar tiene la renovación de la tecnología?

-Hace un tiempo que venimos transitando el camino de la tecnología, la instrumentación y control en la industria vitivinícola, puntualmente la enológica. Representamos a una compañía italiana que se llama Parsec, que lidera esta revolución tecnológica de control en la industria desde hace varios años. Lo que hicimos fue condensar la idea de que los procesos tecnológicos tenían que avanzar mucho más en la bodega, que estaba muy artesanal, con mucha mano de obra, y no solo eso, sino que sincerando que en ciertos costos que tiene la industria, como la energía, la mano de obra y otros recursos, éramos muy poco competitivos. Para generar las oportunidades de negocio que tiene Argentina y su producto en el mundo, tenemos que ser competitivos.

Empezamos con este camino de incorporar tecnología propiamente dicha. Instalamos en las vasijas existentes de las bodegas, o en una bodega nueva, un traje, por decirlo de algún modo, tecnológico que te ayuda a hacer una fermentación automática. Podés hacer todo el proceso de ingreso a la bodega y la fermentación de manera automática desde un celular, una tablet o una computadora. Adicionalmente bajás mano de obra que no aporta valor agregado, porque lo que nosotros necesitamos es enólogos que hagan enología a través de tecnología. Todo lo que es un remontaje, que es super manual, o llegar a la calidad con el proceso, lo estamos pudiendo poner bajo control con sintonía muy fina con tecnología.

Ahora fuimos un poco más adelante y nos dimos cuenta de que en el camino del desarrollo tecnológico de la bodega, habían más soluciones que el usuario necesitaba, entonces hicimos un acuerdo con una compañía francesa que se llama Bucher Vaslin, que es el líder en todo lo que es el área de recepción, prensado y otras soluciones tecnológicas, y hemos integrado una solución mucho más grande dándole además la capacidad de interconectarse entre sí. Hoy, un software puede hacer que toda la bodega esté puesta bajo control a través de un sistema de datos.

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Juan Chirca hoy dirige la empresa fundada por su padre junto a sus hermanas.

Juan Chirca hoy dirige la empresa fundada por su padre junto a sus hermanas.

-Suena un poco a ciencia ficción, quizás para algunas bodegas, o por lo menos lo que estamos acostumbrados a ver en la mayoría, suena un poco alejado todavía…

-La verdad que a mí no, hace 10 años que lo estoy haciendo. Pero cuando miras para atrás y ves dónde estamos hoy, la verdad que sí, ha sido un camino que inicialmente era ciencia ficción. Te contaba más temprano que las bodegas argentinas y los enólogos argentinos salen al mundo y ven mundo y entienden de tecnología y entienden de contra quién compiten. Entonces entendieron rápidamente que nuestra propuesta podía acercarles ese valor que necesitaban y mejorar la competitividad y nos fueron aceptando en el tiempo.

Hoy en Argentina tenemos más o menos unas 1.000 vasijas automatizadas. Esos, para que te des una idea, fermentaron en 2025 entre 100 y 120 millones de litros. Es más o menos entre un 10% y un 12% del volumen que se fermentó de vino.

-¿Qué bodegas podemos mencionar que trabajan con esto?

-Todo el grupo Peñaflor, las bodegas de Zuccardi, Los Haroldos, Salentein, Urco, Argento, Brescia… Desde bodegas chicas a más grandes, tenemos de todos los tamaños. Tenemos en Cafayate, en San Juan, en todas las zonas vitivinícolas porque la gente abrazó la necesidad de mejorar sus procesos a través de la tecnología y del control.

Hoy tenemos la capacidad de ahorrar entre un 50% y 60% de energía en el proceso de elaboración, entre un 70% y 80% de mano de obra. Es una solución a problemas que cruzan hoy a fondo a la industria vitivinícola.

-¿Qué lugar ocupa la inteligencia artificial?

-Estos sistemas y estos software están apoyados y tienen la capacidad de desarrollar operaciones y mejoras en los procesos a través de machine learning, aprenden el proceso. Por supuesto que están apoyados en inteligencia artificial a la hora de evaluar cuál es la mejor toma de decisión, pero más que inteligencia artificial, creo que es algo más amplio, que es el data analyst o todo lo que tiene que ver con que estas máquinas están generando datos segundo a segundo y ese dato es utilizado estadísticamente. O a través de estos softwares lo que te pueden dar es muchísima más capacidad y potencia para toma de decisiones y precisión enológica. Ahorro energía, precisión enológica, vamos en esa dirección.

-¿Qué costo tiene esto?

-Depende del tipo de traje que te quieras poner, pero, de alguna manera, entendemos la necesidad de cada bodega y al ser modular, lo cual está muy bueno, vos comprás o adquirís un cerebro inicialmente y después empezás a entender las necesidades de cada área de tu bodega.

Hay diferentes trajes y cada traje tiene una diferencia en el costo, pero lo que queremos hablar no es del costo de la tecnología, sino de la velocidad de repago que tiene y ahí es otro tema. Cuando el costo es 100, pero lo reponés en cinco años, tenés una ecuación, pero cuando se repone en un año y medio o dos, el 100 es anecdótico, porque podés conseguir una financiación y se suma la velocidad que lo repagás con las mejoras de proceso, ahorro de energía, mano de obra, aumento de capacidad.

Otra de las cosas que es impactante en la tecnología es que una fermentación de calidad de un vino premium históricamente para dar un buen resultado estabas entre 12 y 20 días, pero hoy estamos sacando calidad premium entre cinco y ocho días. Achicás los tiempos de fermentación porque maximizás la capacidad, la extracción de la uva y la calidad del proceso, lo cual repercute en que en un mes y medio, que hoy las vendimias están más chicas, vos podés darle muchísima más vuelta a la bodega y moler más. Eso baja los costos de tu operación.

No tenemos un cliente que no esté contento con la incorporación. Lo que finalmente pasa es que empiezo con cinco, el año que viene pongo 10 más, el año siguiente 10 más y así estamos desde hace 10 años incorporando modularmente en todas las bodegas.

-Pasando a otras industrias, trabajan con la minería, que está en auge en todo el país y en Mendoza se está haciendo un trabajo importante…

-Es importantísimo, creo que una de las oportunidades más grandes que tiene Argentina hacia adelante es explotar sus capacidades mineras y todos sus recursos, y Mendoza puntualmente. La empresa tiene 47 años, es una empresa familiar que está en segunda generación y desde el año 97 que trabajamos en todos los proyectos de oro y plata que hay en Argentina. Empezamos en Cerro Vanguardia en Santa Cruz. Luego fuimos desarrollando el resto de los proyectos mineros de oro y plata y creo que esos proyectos que son hoy los que están dando actividad minera a la Argentina, son la demostración de que la minería es posible como cualquier industria si se trabaja de manera ordenada, controlada y con niveles de inversión y seguridad industrial.

Apostamos a ese modelo para Mendoza y para el resto de Argentina. Somos mendocinos de ADN, pero trabajamos en Argentina y nos miramos como proveedores de empresas multinacionales que trabajan en todo el mundo. Entonces somos un supply del mundo hacia Argentina para que el país sea a su vez un proveedor del mundo. Tratamos de entender cómo son las dinámicas internacionales de nuestros proveedores, de las necesidades de nuestros clientes y de las necesidades de sus clientes. Y en esa cadena tenés que estar a la altura y creo que la minería es algo que lo requiere. Vamos a tener que ser más profesionales, vamos a tener que ser más ordenados, más competitivos, más previsibles.

-¿Qué insumos prestan en la minería?

-Trabajamos en un área bastante específica que es en la fase de refinación de la fase líquida. La minería de oro y plata se extrae en fase líquida mediante, en la mayoría de los casos, proceso en Merrill Crowe y trabajamos la parte de refinación. No es que seamos mineros per se, sino que lo que tenemos son algunas soluciones en una parte de la industria.

Lo que pasa es que hace muchos años que lo hacemos y tenemos vocación minera, así como tenemos vocación en aceites y grasas, también somos proveedores de todos los grandes del polo oleaginoso para la extracción de aceite comestible y aceite para biodiesel. Trabajamos con Bunge, con AGD, con Cargill… trabajamos con todas compañías multinacionales muy exigentes que en la región necesitan socios que estén a la altura de esa necesidad y la verdad que Argentina cuenta con un potencial enorme. Solo tenemos que mantener la estabilidad macroeconómica un tiempo para que seamos atractivos.

-¿Cómo es la historia de la empresa? ¿Cómo ha sido mantenerse por casi 50 años?

-Somos hijos de inmigrantes. Somos tres hermanos, Ana, que vive en Buenos Aires donde la empresa tiene mucha actividad; Alexia, la más pequeña; y yo, que soy el del medio, y que hoy somos la dirección de la empresa. Pero nuestros padres, Octavio y Silva, son inmigrantes rumanos. Mi padre es ingeniero agrónomo que vino en el ‘69 y en el ‘78 empezó su empresa unipersonal. Como todo sueño de inmigrante, levantándose temprano, acostándose tarde y trabajando mucho llevó la compañía al punto en el cual llamó a la segunda generación a ver si nos interesaba continuar con su actividad.

Una actividad que tiene que ver principalmente con un supply técnico comercial. Representamos compañías del extranjero e importamos y abastecemos a nivel nacional y regional, implementamos soluciones, productos, unión de insumos, máquinas y servicios para dar respuesta a todas estas industrias.

En 2006 volvimos cada uno de donde estábamos trabajando y estudiando, porque en eso nos dieron la oportunidad de estudiar afuera y hacer experiencias para entender si queríamos o no volver a estos lugares, y mi hermana más chica y yo elegimos volver a Mendoza y desarrollarnos acá.

ADN extranjero, pero muchísima vocación mendocina y argentina para desarrollar y hoy lo que pretendemos es tener una compañía que sea atractiva para nuestros hijos los próximos 50 años. Y eso tiene que pasar en una Argentina que tenga actividad, que sea pujante, que tenga oportunidades y pretendemos hacerlo desde Mendoza si fuera posible.

-¿Por qué tus padres desde Rumania eligieron Mendoza?

-La realidad es que mi padre nació en el ‘44 en pleno fin de la guerra, en el régimen comunista posterior y estudió entendiendo de que era la única y mejor forma para poder tener un buen pasar, porque en esas épocas y en esos años los países comunistas sufrían un montón de necesidades. Fue promedio 10 de la facultad, medalla de oro y tomó la oportunidad de hacer una especialización en tierras áridas que le dieron para hacer acá en Mendoza. Cuando salió, él ya un poco tenía la idea de que no iba a volver, que no tenía oportunidades en su Rumania, en donde estaban sus familiares. Tenemos parientes allá, hablamos el rumano, mi padre es cónsul de Rumanía hace 29 años en cinco provincias de Argentina. Así que seguimos siendo muy rumanos.

Y mi madre es otro camino, es Armenia de Rumania, es otra diáspora que después del genocidio armenio de mano de los turcos en 1915, sus padres y familiares se trasladaron a Rumanía y cuando terminó la II Guerra vieron que no había posibilidad ahí y fueron emigrando hasta llegar a Buenos Aires.

Mis padres se conocieron en Corrientes. Dos rumanos que se encontraron por Argentina, pero somos la historia típica de la inmigración que vino y encontró en el país y en Mendoza oportunidades.

-Decías que la empresa se sigue proyectando de acá a otros 50 años, ¿qué es lo que ven?

-Creo que en Mendoza en puntual y en Argentina en general, están a la vista las oportunidades en los agroalimentos, en energía, en recursos necesarios para la transición a carbono neutral. ¿Cómo vamos a hacer para ser carbono neutrales en el mundo si no podemos desarrollar los metales que necesitamos para poder hacer eso?

Realmente queremos bajar la contaminación que hay por el uso de hidrocarburos, lo tenemos que hacer con metales que tenemos de este lado de la montaña, en Mendoza y del resto de la cordillera. Pero además somos potenciales productores de alimentos para 400 millones, ¿por qué no podemos ser para 1000 millones de habitantes?

Hacia el 2050 vamos a hacer 10.000 u 11.000 millones de habitantes. Van a necesitar de Argentina proveyendo energías limpias o proveyendo alimentos o minerales para poder hacer la viabilidad de la industria.

Nos vemos como un actor necesario en la cadena de valor para garantizar que las industrias del mundo puedan tener un referente local para hacer su proximidad, implementación, supply, última milla, llamalo como sea. Viajamos mucho a ferias, he viajado a China o a Europa y la realidad es que la vocación de las empresas de trabajar en la región y en el país es importante, pero necesitan de socios serios que les puedan llevar adelante su estrategia, su visión o su plan de desarrollo. Y es un poco nuestra nuestra actividad, somos representantes, distribuidores. Tratamos de ser un una propuesta técnica, todos los productos que nosotros comercializamos y las soluciones que comercializamos son muy técnicas. Tiene que ver con el equipo que hemos formado y el equipo que tenemos dentro de la compañía que son, en industria vitivinícola, enólogos, ingenieros agrónomos, pero además hay ingenieros químicos, ingenieros industriales, expertos en supply, personas de comercio exterior, contadores… ¿Por qué? Porque tenemos que hacer llegar el mundo a esta parte para implementar esas soluciones y ser competitivos hacia el mundo. Y eso, es un desafío enorme que lo entendemos como nuestro trabajo hacia los próximos 50 años y después seguiremos entendiendo. Porque la velocidad de la información nos hace cambiar muy rápido la forma en la que hacemos las cosas.

Hoy te podés conectar muy rápido con tu proveedor en China, pero para garantizar que el producto lo tengas justo a tiempo y de la manera en la que lo necesitas y que funcione como lo necesitas, por ahí necesitas un partner en el supply o en la parte de implementación. Y ahí tratamos de agregar valor, estamos certificados ISO 9001, estamos implementados y próximos a certificado BRC, que son unas normas bastante exigentes. Tratamos de estar a la altura del tipo de cliente con el que trabajamos y lo queremos llevar hacia adelante.