Presenta:

Aranceles: la "guerra" entre EE.UU. y la UE entra en la cuenta regresiva al 9-J

A días del fin de la tregua entre Washington y Bruselas por los aranceles, los inversores debaten qué hará el presidente Trump y asoman varios escenarios.

Ursula von der Leyen y Donald Trump podrían verse las caras nuevamente cuando venza el plazo de suspensión de aranceles el 9 de julio.

Ursula von der Leyen y Donald Trump podrían verse las caras nuevamente cuando venza el plazo de suspensión de aranceles el 9 de julio.

Foto: Dpa.

El impasse en que entró el conflicto Israel-Irán llevó a los mercados a retomar la atención en la guerra arancelaria lanzada por Estados Unidos. Es porque Donald Trump había aceptado una prórroga del plazo para la entrada en vigor de los aranceles del 50% sobre la Unión Europea(UE) hasta el próximo 9 de julio.

A través de la red social Truth Social, el presidente estadounidense escribió: “Recibí una llamada de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, solicitando una prórroga del plazo del 1 de junio para el arancel del 50% en lo que respecta al comercio y la Unión Europea. Accedí a la prórroga (9 de julio de 2025) fue un privilegio hacerlo”.

Trump había impuesto aranceles del 20% a la UE como parte de los aranceles recíprocos que anunció a principios de abril, en el llamado “Día de la Liberación”. Esto, antes de reducir la tasa al 10% por 90 días el 9 de abril pasado. De hecho, es el 9 de julio cuando vence este período de gracia concedido a todos los socios comerciales respecto a los aranceles recíprocos.

La mirada en Trump

Ahora que bajó la espuma misilística en Medio Oriente, los mercados saben que comenzó la cuenta regresiva hacia el 9-J y todos se preguntan qué decidirá Trump.

Según la visión de los expertos del banco alemán Berenberg creen que el resultado más probable será que EE.UU. llegue a acuerdos en los que retire sus peores amenazas de aranceles represalia muy superiores al 10%, a cambio de que otros países (probablemente con la excepción de China) se abstengan de cualquier represalia seria y hagan algunas concesiones a las demandas estadounidenses en materia de políticas no arancelarias.

Sin embargo, reconocen que el riesgo está ahí, muy presente, y que, aunque al final se puedan reducir los aranceles, hasta llegar a ese punto el camino será accidentado en las próximas semanas y meses. Como contexto más probable, proyectan un acuerdo en el que Washington impondría un arancel base del 10% a la UE más algunos aranceles sectoriales.

Aranceles por las nubes

A cambio, EE.UU. obtendría ciertas concesiones de Bruselas por no imponer aranceles aún más altos y disruptivos. Además, las represalias de la UE contra ese proteccionismo estadounidense seguirían siendo limitadas, más simbólicas (con aranceles a productos icónicos) que de fondo.

De todos modos, advierten que, si bien Trump podría presentar tal resultado como una victoria, las principales víctimas de su proteccionismo serían, por supuesto, los consumidores estadounidenses.

Desde Hamburgo, sede del legendario banco fundado en el siglo XVI, plantean cuatro escenarios: en el mejor de los casos, podría haber un acuerdo marco para el 9 de julio, que congelaría la situación actual hasta que se concreten los detalles durante el verano (boreal); alternativamente, Trump podría ampliar el plazo para las negociaciones.

También podría aumentar la presión subiendo los aranceles a las importaciones de la UE antes de, posiblemente, revertir esa medida tras algunas llamadas con líderes europeos; y cuarto, en el peor escenario, Trump iniciaría una guerra comercial en toda regla imponiendo y manteniendo la totalidad de sus aranceles sobre la UE, lo que provocaría represalias serias e inmediatas por parte del bloque europeo.

Para los expertos de Berenberg, en el caso de los primeros tres escenarios la probabilidad es del 30% para cada uno y del 10% para el peor. Claro que el devenir de los acontecimientos y las negociaciones modificarían estos umbrales de probabilidad, como, por ejemplo, una represalia seria de la UE antes del 9 de julio podría aumentar el riesgo de una escalada significativa de las tensiones comerciales antes de que ambas partes retrocedan y allanen el terreno para un acuerdo.

La Unión Europea responde

Al respecto, recuerdan que EE.UU. es quien está elevando los aranceles a prácticamente todos sus socios comerciales, mientras que la UE y otros países solo enfrentan tensiones con uno de sus principales mercados: Estados Unidos. Por ello sostienen que el resultado de todo esto será que la economía estadounidense sea la que pague el precio más alto por las políticas comerciales de Trump, más que otras regiones.

Explican que los aranceles elevan los precios al consumidor, mientras que las distorsiones comerciales y la incertidumbre frenan el crecimiento. Según sus cálculos, un arancel del 50% sobre las importaciones procedentes de la UE podría elevar el nivel de los precios al consumidor en EE.UU. hasta en 0,5 puntos porcentuales en un plazo de unos seis meses, lo que dejaría a la Fed sin margen para bajar las tasas de interés para amortiguar el impacto.

En contraste, otros bancos centrales (como el BCE o el Banco de Inglaterra) sí podrían responder bajando sus tasas para contrarrestar las consecuencias desinflacionarias de la caída de exportaciones a EE.UU. y la redirección de productos chinos fuera del mercado estadounidense.

Impacto en precios

Por lo pronto, los precios al consumidor en EE.UU. apenas han reaccionado a los aranceles, en parte gracias al aumento de importaciones previo a abril, sin embargo, los analistas de Berenberg prevén que este impacto se haga más evidente a finales del verano, lo que reforzaría los argumentos para que Trump termine por reducir las tensiones comerciales, aunque el proceso no estará exento de ruido y volatilidad.

Para la UE, es clave porque, si las tensiones comerciales se reducen algo durante el verano, el impacto de los recientes recortes de tasas del BCE y el inicio del estímulo fiscal alemán podrían volver a situar a la eurozona en una senda de crecimiento significativo a partir del cuarto trimestre.

Por el contrario, una posible escalada de las tensiones comerciales durante el verano probablemente retrasaría la recuperación de la eurozona un trimestre, desplazando el regreso a un crecimiento significativo hacia principios de 2026.