Inflación: el BCRA emitió más de $11 billones en el año, el doble del dinero circulante
Cada vez más gente se pregunta cómo es que venimos esquivando la híper con semejante emisión de dinero todos los meses. Primero hay que entender por qué se emite y luego qué hace el Banco Central, para comprender por qué todavía no estalló todo.
Como dirían las abuelas, entre pitos y flautas, el Banco Central (BCRA) ya lleva emitidos en lo que va del año más de $11 billones. Sí, leyó bien, 11.000.000.000.000 de pesos. Para que tenga una mera referencia el total de billetes y monedas en circulación no llega a $5 billones.
¡Cómo para no ver escalar la tasa de inflación a dos dígitos mensuales y a tres dígitos anuales! En realidad, lo curioso, o milagroso, es que aún no haya explotado. Pero ni curioso ni milagroso, sino obra y gracia del BCRA. ¿Por qué?
Antes de contestar este interrogante vale la pena detenerse en las causas y factores que explican semejante tsunami de pesos.
En primer lugar, por orden de importancia, el principal factor que dio lugar a esta avalancha de pesos fue el pago de intereses del BCRA que al cabo de los primeros ocho meses del año roza los $7,66 billones. Si algún memorioso recuerda uno de los lineamientos de campaña de Alberto Fernández en 2019 era mejorar las jubilaciones y pensiones en lugar que el BCRA gaste dinero en pagar intereses.
En aquellos tiempos los intereses que pagaba el BCRA eran entre $50.000 y $60.000 millones por mes. En 2019 sumaron $693.000 millones. Huelgan los comentarios. Está demás hacer triviales cálculos sobre cuántas jubilaciones mínimas equivaldrían esos intereses hoy, lo dejamos para el fragor electoral. A favor, solo el hecho de la pandemia y sus daños colaterales. Pero está claro que se les fue la mano, no todo es culpa del coronavirus.
El lado B de la emisión
Volviendo a las causas de la emisión detrás del pago de intereses se ubican las intervenciones del BCRA en los mercados de cambios y de bonos, y otros conceptos. A través de esta ventanilla, el BCRA emitió $2,19 billones. Nada es gratis. Detrás de este número se esconden las compras y ventas de títulos públicos para intervenir en la cotización de los tipos de cambio financieros (CCL y MEP).
También intervenciones indirectas hacia organismos y entes autárquicos para que participen de las licitaciones de deuda del Tesoro. Y, además, en este último tiempo, el ejercicio de los “puts” vendidos por el BCRA a los bancos para que compraran deuda del Tesoro. Estos puts lo que hacen es ofrecer una garantía de liquidez a los bancos. En caso de querer hacerse de liquidez los bancos van y le venden al precio convenido los bonos al BCRA, y este emite pesos para ello. Por eso nada es gratis.
En tercer lugar, figura el auxilio financiero del BCRA al Tesoro por $1,7 billones, de los cuales $1,3 billones corresponden a Adelantos Transitorios al Tesoro, los famosos ATN y el resto a Transferencia de Utilidades (TU). El stock actual de ATN supera los $4 billones. Un año atrás, no llegaba a $2,8 billones.
Entonces, entre intereses, intervenciones y asistencia al Tesoro el BCRA emitió casi $11,6 billones. Sin embargo, la Base Monetaria creció sólo $1,42 billones, o sea, la expansión monetaria que dejó en circulación el BCRA fue menos del 12% de lo emitido. ¿Cuál fue la gracia del BCRA que evitó la híper?
Recurso anti híper
Ni más ni menos que volver a recoger esos billones de pesos emitidos a cambio de colocar deuda en el sistema financiero. Los pesos que el BCRA emitió por alguna de las ventanillas descriptas fueron en gran medida luego “repatriados” al tesoro del ente monetario bajo la forma de pasivos monetarios remunerados y así evitar el colapso monetario de dejar circulando en la economía esos billones sin control. Pero a diferencia de los pesos que emite el BCRA, estos pasivos pagan intereses.
El BCRA absorbe los excedentes de liquidez por los pesos emitidos bajo la forma de Pases pasivos, que son colocaciones de los bancos en el BCRA a un día de plazo, y vía la colocación de Letras de Liquidez (Leliq) y otras letras y notas. A través de Pases aspiró $3,26 billones y con Leliq $5,51 billones.
O sea, entre ambas fuentes casi $8,8 billones. La gran diferencia con la época de Macri es que las Lebac, antecesoras de las Leliq, estaban en manos de bancos, inversores y ahorristas, locales y extranjeros. De ahí que el economista Carlos Melconian las bautizara, al estilo Jurasic Park, como los velociraptores, porque en la primera de cambio, si percibían problemas eran los primeros en rajar, devolviéndole las Lebac al BCRA, quien emitía y se producía la corrida al mercado cambiario.
Hoy esta masa de deuda remunerada del BCRA está solo en manos de los bancos. Otro problemón a resolver en el próximo gobierno. Porque el stock de deuda de BCRA ya supera los $19,7 billones.
La otra gran fuente de contracción monetaria fueron las ventas netas de reservas. Al Tesoro le vendió por el equivalente a $1,61 billones mientras que con el Sector privado fue expansivo porque le compró más de lo que le vendió, el saldo equivalente a $230.000 millones. En este caso, el Sector público terminó siendo casi neutro en términos monetarios porque le pidió al BCRA unos $1,7 billones vía ATN y TU pero le compró divisas al BCRA por casi el mismo monto.
No fue magia, alguien pagará la cuenta.